Recordemos el primer hogar de los Yankees
Conocido como la “Catedral del Beisbol”, el Yankee Stadium fue y es, sin dudas, uno de los más icónicos terrenos de bésbol del planeta. Muchos de los mejores momentos de la historia del “Rey de los Deportes”, han pasado dentro de él. Sin embargo, existió otro estadio al que los Yankees llamaron casa cuando por primera vez llegaron a las Grandes Ligas, les voy a hablar del “Hilltop Park”.
Como les contaba en mi columna anterior, la creación de los Yankees no fue nada fácil. El presidente de la Liga Americana, Ban Johnson, enfrentó todo tipo de obstáculos de sus rivales de negocio en la Liga Nacional, para no poder implementar una nueva franquicia en la “Gran Manzana”.
Andrew Freedman, dueño de los Gigantes y John McGraw, su manager, intentaron interferir en cada negocio que Johnson hacia para buscar un pedazo de tierra donde edificar la primera casa de los Yankees.
Cada vez que aparecía un terreno en Manhattan, Freedman usaba sus influencias políticas para que Ban Johnson no recibiera los permisos de construcción. Ya con el equipo formándose, apareció un área en Lenox Avenue que a Ban le pareció fantástica, pero nuevamente, el entonces propietario de los Gigantes consiguió que le bloquearan el acuerdo para usar ese territorio.
La guerra entre ambos fue tan severa, que los periódicos de la época le llamaron “La Isla de Freedman”, en alusión a que parecía que este magnate, controlaba cada rincón de Nueva York.
Sin embargo, el tesón de Johnson era demasiado fuerte y al final, haciéndole su mismo juego, buscó dentro de los políticos de la ciudad algunos que estaban desesperados por dinero y a espaldas de Freedman, finalmente consiguió que le dieran permiso para construir un terreno en Washington Heights, en un área que abarcaba entre la 165 y la 168 calle, entre las avenidas Fort Washington al oeste y la 11na avenida y Broadway al este.
El sitio era propiedad del “Instituto para la Ceguera”, pero el sindicato consiguió rentarlo a pesar de ser un terreno muy malo y desnivelado en lo más alto de Manhattan.
Finalmente, el 11 de marzo de 1903, Johnson completó el acuerdo y consiguió que Bill Devery y Frank Ferrell, compraran la nueva franquicia, pagando la suma de $18,000 dólares, muy baja para la época. Ferrel, había creado una fortuna en el negocio de los casinos, las licorerías y las apuestas, mientras que Devery era un policía retirado y luego político de la ciudad.
A diferencia del precio de adquisición, el costo de construir el estadio si fue muy alto, $200,000 solamente por nivelar la tierra y otros $75,000 adicionales, fueron pagados por el resto de la construcción.
El 18 de marzo, empezaron las primeras explosiones, usando dinamitas en 12,000 yardas cubicas de piedras, convirtiéndolas en polvo. Por otro lado, el equipo empezó sus entrenamientos de primavera en Atlanta, donde el manager Clark Griffith comenzaba a conformar lo que sería el primer lineup de los Yankees.
Increíblemente, el estadio fue terminado en solo dos meses, portando capacidad para 16,000 personas sentadas y otras 10,000 de pie. Para la época, sus medidas eran enormes: 365 pies por el jardín izquierdo, 542 por el central y 400 por el derecho.
Los entonces Americanos de Nueva York o Highlanders, saltaron al terreno del Hilltop Park el 30 de abril de 1903, para disputar el primer partido en casa de la historia de la franquicia y el estreno del tan ansiado parque. Para satisfacción de las 16,243 personas que asistieron al encuentro, los Highlanders consiguieron el triunfo 6-2 frente a los Senadores de Washington, mandando a casa a todas esas almas felices, que no imaginaban habían sido parte de la historia de uno de los equipos más grandes de todos los tiempos en el deporte.