CINCINNATI – Enfrentando el martes a los Piratas, Hunter Greene realizó un pitcheo ante el segundo bateador del encuentro, Bryan Reynolds. Después de eso, el abridor de los Rojos se volteó y vomitó en el montículo.

Algo similar había ocurrido durante la apertura anterior de Greene, el miércoles pasado en Pittsburgh. Y aunque en aquella ocasión no fue tan evidente, el derecho afirmó que había sido causa de sobrehidratación.

Pero, ¿qué pasó el martes?

“No sé qué decir, porque esta vez hice lo contrario”, explicó Greene. “Traté de no tener el mismo problema que la otra vez. Pero no me voy a sentar aquí a crear un gran problema con esto, porque no es nada importante. Me voy a tomar algunas pastillas que ayuden a calmarme el estómago”.

Unos pitcheos después del incidente, Reynolds conectó un jonrón de dos carreras que encaminó el triunfo de los Piratas por 9-5 sobre los Rojos en el Great American Ball Park.

Greene, quien se presentó al juego con una efectividad vitalicia de 1.55 frente a los Piratas, empató su mínima cantidad de innings completados en una apertura en esta temporada, con cuatro. Permitió un máximo en su campaña de seis carreras con siete hits, dos bases por bolas y cinco ponches.

"Esto no forma parte de una rutina, no es parte de nada, así que te va a descontrolar," explicó Greene sobre el extraño incidente. "Mentalmente, vas a estar pensando en eso un poco más que en hacer tus pitcheos. Simplemente tratas de hacer lo mejor que puedes en esa situación, en ese estado mental, y enfocarte en lo que necesitas hacer. No es fácil, pero no iba a salir del juego. Tenía que tratar de arreglármelas con eso".