Sandy Koufax, un colosal a sus 86 años
Uno siempre puede encontrar, si busca lo suficientemente bien, curiosidades que se entrelazan en el mundo de los deportes y el de las celebridades. Babe Ruth y Elvis Presley fallecieron ambos un 16 de agosto, por ejemplo.
Y luego está una fecha como hoy, 30 de diciembre, el cumpleaños de tres atletas estadounidenses que quizás conocen: Tiger Woods, LeBron James y Sandy Koufax.
Koufax cumple 86 años. Alguna vez fue la versión como lanzador de Babe Ruth. Y quizás también de Elvis. Porque durante cuatro históricas temporadas – las últimas cuatro de su fantástica carrera en los años 60, antes de que los dolores en el codo lo obligaran a retirarse antes de tiempo – Koufax, nacido en Brooklyn, Nueva York, fue el más grande de todos los abridores.
Le pregunté al gran narrador Vin Scully, quien vivió muy cerca toda la carrera de Koufax, desde los días en los que el zurdo no encontraba el camino con los Dodgers de Brooklyn, si era posible para él describir lo que vio de Koufax durante sus mejores años.
Scully respondió en un mensaje de texto, apropiadamente escrito en puras mayúsculas:
“IMPRESIONANTE. ASOMBROSO. EN CONTROL TOTAL”.
Luego añadió esto, sólo para divertirse un poco, con ese clásico humor de Scully:
“BASTANTE BUENO”.
Bastante bueno. Aunque Koufax lanzó durante la época de Bob Gibson, el dominicano Juan Marichal, Warren Spahn y Jim Palmer, con un muchacho muy bueno en Nueva York llamado Tom Seaver a punto de hacer su debut (Koufax se retiró tras la campaña de 1966; Seaver se estrenó en MLB en 1967), Koufax se las arregló para brillar más que todos, exactamente como lo describió Scully.
En 1963, Koufax tuvo marca de 25-5 con efectividad de 1.88. Hizo 40 aperturas y en la mitad de ellas lanzó juego completo, con once blanqueadas. Ponchó a 306 bateadores en 311 entradas.
Debido a lo que en su momento fue descrito como un codo roto, hizo sólo 28 salidas en 1964. Su promedio de carreras limpias fue de 1.74. Tiró 15 juegos completos, siete de ellos blanqueadas, y ponchó a 223 en igual número de episodios.
En 1965, Koufax logró foja de 26-8, con efectividad de 2.04, la única vez en ese trecho de cuatro años en el que su promedio de carreras limpias terminó peor de 2.00. Hizo 43 aperturas, cubrió la ruta en 27 ocasiones (ocho dejando en blanco al rival) y abanicó a 382 bateadores en 335.2 actos.
Finalmente, como despedida en 1966, Koufax puso récord de 27-9, su tope de victorias en una temporada. Su efectividad fue de 1.73. De sus 41 salidas, 27 fueron juegos completos. Y en 323 capítulos, guillotinó a 317 rivales.
Durante ese período, Koufax ganó tres Premios Cy Young (1963, 1965, 1966) y fue JMV de la Nacional (1963) Y, por cierto, él y los Dodgers llegaron a la Serie Mundial en cada una de esas tres campañas. La efectivad de Koufax en el Clásico Otoñal fue de 0.95.
Una vez le pregunté a Hank Aaron cómo era enfrentar a Koufax. Dejó escapar una media sonrisa y me dijo, “Nosotros teníamos un acuerdo. Él unas veces me dominaba. Y otras veces yo le ganaba”. La realidad es que a Aaron le fue mucho mejor que eso. Su promedio de bateo contra Koufax fue de .362 con siete jonrones. Koufax lo ponchó 12 veces y le dio 14 bases por bolas. En total, Aaron le pegó 42 hits a Sandy, más que cualquier otro bateador frente al legendario zurdo.
Koufax, sin embargo, dominó básicamente al resto de los toleteros de su época. Y qué época fue: Un récord de 97-27 en esas últimas cuatro campañas, cuando estaba en su tope. Sus mejores años fueron mejores que los mejores años de cualquier otro serpentinero.
Koufax lanzó cuatro juegos sin hit ni carrera durante su carrera, incluyendo un perfecto contra los Cachorros el 9 de septiembre de 1965.
Éste es el cierre de la narración de Scully aquella noche, una leyenda hablando sobre otra:
“En la pizarra del jardín derecho, el reloj marca las 9:46 p.m. en la ciudad de Los Ángeles, California. Y un público de 29,139 personas viendo al único lanzador en la historia del béisbol (para entonces) en lanzar cuatro juegos sin hit ni carrera. Lo ha hecho en cuatro años seguidos y ahora puso la guinda sobre el pastel. ¡Su cuarto no-hitter es un juego perfecto! Y Sandy Koufax, cuyo nombre siempre te recordará a los ponches, lo hizo a lo grande. Ponchó a los últimos seis bateadores, así que cuando escribió su nombre en letras mayúsculas en los libros de récords, la “K” sobresale todavía más en el K-O-U-F-A-X”.
Koufax tenía 30 años cuando lanzó su último partido por los Dodgers, el Juego 2 de la Serie Mundial de 1966. Palmer fue el lanzador ganador ese día en un triunfo por 6-0 de los Orioles. Pero sólo una de las cuatro carreras que permitió Koufax ese día fue limpia, pues Willie Davis se las arregló para cometer tres errores en los jardines en un día en el que los Dodgers cometieron un total de seis pifias. La siguiente temporada, el béisbol tuvo que seguir adelante sin Koufax.
Pero esos últimos cuatro años fueron maravillosos. Nos recuerdan a esos cuatro años que Woods--quien comparte cumpleaños con Koufax--tuvo entre 1999 y 2002, ganando siete torneos “majors”, entre ellos los cuatro campeonatos más importantes del golf. La mejor forma de describir a Woods en esos años es decir que fue Koufax.
Sandy Koufax. Impresionante. Asombroso. Y en control total.
Feliz cumpleaños para él.