Sammy Sosa sigue lejos del Salón de la Fama
CHICAGO – El ex cañonero de los Cachorros, el dominicano Sammy Sosa, debutó en la boleta para el Salón de la Fama de Grandes Ligas hace siete años, entrando en la discusión para ser inmortalizado al mismo tiempo que figuras como Barry Bonds y Roger Clemens. Los números sólo han sido un aspecto del debate acerca de sus controversiales carreras y lista de hazañas.
Conforme ha trascurrido el tiempo, Bonds y Clemens han ganado más apoyo de los votantes de la Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica (BBWAA, por sus siglas en ingles). Sosa, por otro lado, ha permanecido relativamente estancado en lo que se refiere a ganar porcentaje de votos en la boleta. Eso volvió a suceder el martes, cuando Sosa se quedó lejos de llegar a Cooperstown, pero ganó los votos suficientes para permanecer en la papeleta en 2021.
Los nuevos inmortales del béisbol son el emblemático capitán de los Yankees Derek Jeter, quien apareció en 396 de las 397 boletas depositadas, y el ex jardinero de los Rockies Larry Walker (76.6%). Ambos serán exaltados al Templo de los Inmortales, junto a la leyenda de los Cardenales Ted Simmons, este verano en Cooperstown, Nueva York.
El nombre de Sosa apareció en 55 boletas, que representan el 13.9%, un ligero incremento en comparación con sus resultados del 2019 (8.5%). Ni Bonds (60.7%) ni Clemens (61%) obtuvieron los votos suficientes para entrar al Salón de la Fama, pero ambos han estado recibiendo más votos en los últimos años.
La ex estrella de los Cachorros, el también dominicano Alfonso Soriano, quedó fuera de la papeleta tras recibir apenas el 1.5% de los votos. Los jugadores necesitan recibir el 75% de los votos para ser exaltados a Cooperstown, y un mínimo del 5% para permanecer en la papeleta (10 años como máximo).
Sosa, quien junto a Mark McGwire se convirtió en el centro de atención del béisbol tras competir por el récord de más cuadrangulares en una temporada en 1998, ha permanecido casi en el anonimato desde que se retiró como jugador. Sin embargo, el ex jardinero de los Cachorros sí habló con Marc Carig de The Athletic en una extraña entrevista la semana pasada.
"Lo que más me duele es ver a otros jugadores, ellos no tienen la clase de números que yo tengo", le dijo Sosa a The Athletic. "Y las grandes cosas que Mark y yo logramos, haber revivido el béisbol de Grandes Ligas cuando éste había perdido popularidad ... revivimos la pasión por el juego".
Durante aquella inolvidable campaña de 1998, Sosa finalizó con 66 jonrones y 158 carreras empujadas, números que le valieron ser nombrado el JMV de la Liga Nacional. McGwire disparó 70 vuelacercas ese verano, rompiendo el récord de Roger Maris de 61 en 1961. La marca de McGwire de más cuadrangulares en una temporada se mantuvo hasta 2001, cuando Bonds sacudió 73 bambinazos por los Gigantes.
Sosa se convirtió en el único pelotero en la historia de la Gran Carpa en volarse la cerca por lo menos 60 veces en tres temporada distintas. También remolcó 100 o más carreras en nueve campañas y conectó al menos 30 jonrones en 11 ocasiones. El oriundo de San Pedro de Macorís se adjudicó seis Bates de Plata y fue convocado al Juego de Estrellas en siete ocasiones. Sosa también mantiene la marca de más cuadrangulares para un jugador de los Cachorros con 545, y finalizó con 609 batazos de vuelta en entera en una carrera de 18 años en las Mayores.
Sin embargo, la era en la que Sosa brilló ha sido opacada por sospechas, acusaciones y evidencia sobre el consumo de sustancias prohibidas. Mientras que el dominicano nunca ha admitido el uso de sustancias prohibidas, la validez de su repentina y sensacional explosión de poder ha sido cuestionada por la mayoría de los votantes de la BBWAA. El hecho de que muchos tachan a Sosa de haber sido un jugador unidimensional no le ha ayudado nada en sus aspiraciones de llegar a Cooperstown.
Fuera de un exitoso trecho de cinco años como cañonero, Sosa fue un bateador impaciente en el plato quien raramente recibía una base por bolas. De 1998 al 2002, sin embargo, promedió 58 jonrones, 92 bases por bolas, 124 carreras anotadas y 141 empujadas por los Cachorros. El dominicano conectó 30 jonrones y se estafó 30 bases en dos ocasiones, y también se caracterizó por tener un potente brazo en el jardín derecho por la mayor parte de su carrera.
Sosa se hizo famoso por el saltito que daba fuera del plato mientras veía sus jonrones salir del parque, y a menudo se daba palmaditas en el pecho y le mandaba besos a su madre ante la cámara. Días después de los ataques terroristas del 9/11 en 2001, la imagen de Sosa corriendo por los jardines del Wrigley Field con una pequeña bandera de los Estados Unidos de América quedó plasmada como uno de los momentos más emblemáticos del béisbol.
Nada de eso ha sido suficiente para ganar los votos suficientes para ser exaltado al llamado Recinto de los Inmortales. Sosa apenas fue nombrado en el 12.5% de las boletas cuando debutó en 2013 y ha rondado entre el 6.6% y 8.6% en los últimos seis años previo a esta votación. Sosa tiene ahora dos oportunidades más antes de que su vigencia en las papeletas expire.