Elly de la Cruz, ¿el prospecto más electrizante del béisbol?

20 de mayo de 2023

LOUISVILLE, Kentucky -- Todo el mundo tiene un cuento sobre Elly de la Cruz.

Para su compañero de equipo en Louisville, Andrew Abbott, fue un jonrón en julio del año pasado con Doble-A Chattanooga que tuvo una trayectoria calculada de 512 pies, más largo que cualquier otro bambinazo en la era de Statcast (desde el 2015).

“Recuerdo que le dio a la bola y nuestro dugout y el de ellos todos fueron al Trackman en la esquina, a ver cuán lejos había ido la bola”, dijo el zurdo, “porque cuando le dio, todo el mundo dijo, ‘Ay Dios’”.

Para Chuckie Robinson, fue la ocasión en que De la Cruz conectó un triple al jardín central-izquierdo el 27 de abril en Iowa y llegó a la esquina caliente en 11.19 segundos, la segunda velocidad más rápido del plato a tercera en Triple-A esta temporada.

“Estoy casi seguro de que estaba trotando todo el tiempo”, dijo Robinson.

Pat Kelly recuerda el primer hit del quisqueyano en Triple-A--el 20 de abril – una bola que rebotó fuera del alcance del segunda base que de alguna manera De la Cruz convirtió en un doble.

“Ningún ser humano corre tan rápido”, dijo Kelly, el manager de los Bates. “Digo, yo dirigí a Billy Hamilton y no creo que Billy corra tan rápido”.

Todos estos cuentos se basan en una verdad sencilla: El prospecto número 1 de los Rojos es el jugador más electrizante en ligas menores ahora mismo. 

Entonces, quizás ésta sea la historia más importante que debemos contar: El ojo de De la Cruz como bateador y su enfoque al bate están mejorando, justo a tiempo para poner sus argumentos para Grandes Ligas.

El poder excepcional, la velocidad y la habilidad para hacer tiros del dominicano -- ¿hemos mencionado que ha tenido varios tiros de 99 millas por hora o más esta temporada? – siempre han venido con el aviso de que el bateador ambidiestro se va a ponchar. Abanicó en el 30.8% de sus visitas al plato en Chattanooga y Clase-A Alta Dayton en el 2022 (el séptimo índice de ponches más alto en el sistema de los Rojos), generando la preocupación de que no haría suficiente contacto contra lanzadores más avanzados para aprovechar al máximo sus herramientas.

Los Rojos ascendieron a De la Cruz a Triple-A para poner a prueba su habilidad para hacer contacto contra los brazos más experimentados en las menores, y al parecer el infielder de 21 años está convirtiendo lo que quizá sea su única debilidad en un punto fuerte. 

Desde el 9 de mayo, De la Cruz ha negociado 13 boletos en 10 juegos y se ha ponchado apenas 10 veces en 49 visitas al plato. Batea .314/.510/.714 en esos 10 compromisos, agregando paciencia a su gran poder.

Para De la Cruz, el motivo del giro es sencillo.

Bueno, va un poco más allá de eso.

“Realmente se trata de los pitcheos rompientes por el suelo”, señaló De la Cruz. “Ahora, sabemos que me van a tirar esos tipos de pitcheos, pero ya no le voy a hacer swing”.

Los números respaldan al cuarto mejor prospecto del béisbol.

Desde su debut de la temporada el 20 de abril hasta el 8 de mayo, De la Cruz ha hecho swing al 32.4% de los pitcheos que ha visto fuera de zona, de acuerdo con los datos calculados por BrooksBaseball.net (el promedio de Grandes Ligas de swings a pitcheos fuera de la zona es del 28.3%, hasta la jornada del jueves). 

Desde el 9 de mayo hasta el jueves, cuando negoció dos pasaportes, bajó su tasa ante ese tipo de lanzamientos al 25.2%. Con los envíos que cayeron abajo en la zona, su tasa de swings cayó del 38.8% antes del 9 de mayo al 30% después – una diferencia considerable como para explicar la diferencia entre los porcentajes como tal.

Solamente el jueves, vio 16 pitcheos fuera de la zona y les hizo swing a sólo dos (12.5%).

De la Cruz exhibe ahora una línea de promedios de .276/.372/.571 tras 25 juegos con Louisville, mientras que su tasa de ponches del 2023 se ubica en 28.1%, la más baja que ha tenido con un club de temporada completa.

“Creo que está adaptándose a la forma en la que le lanzan los equipos”, explicó Kelly. “Están tirándole a los alrededores la mayor parte del tiempo, especialmente si no hay gente en base. Le hacen pitcheos de baja velocidad. Está aprendiendo a dejarlos pasar, especialmente las bolas fuera de la zona. Ha sido impresionante”.

En su trabajo como careta, Robinson, quien debutó en las Mayores el año pasado, ha sido capaz de leer a los bateadores, pero reconoce que no sabría qué hacer como receptor si De la Cruz dejara pasar pitcheos malos, como está haciendo ahora.

“Puede batear hacia su banda contraria y puede halar la pelota”, dijo el receptor de 28 años. “Tiene buen ojo. Está aguantando, así que tienes que ir a buscarlo. Si fallas por el medio, te la va a llevar lejos”.

De la Cruz demostró lo que puede hacer con ese tipo de pitcheos por el medio el 9 de mayo (cuando inició su buena racha actual), cuando empalmó dos jonrones y un doble – y los tres batazos salieron a más de 116 mph. Ningún equipo de Grandes Ligas – ni hablar de un jugador como tal – en la era de Statcast ha superado esos números tres veces en un mismo partido.

Ése fue un capítulo más en el largo libro de Elly de la Cruz. El próximo podría ser escrito en Cincinnati.

“Estamos cerca, definitivamente lo estamos”, expresó De la Cruz. “Seguimos saliendo al terreno a hacer nuestro trabajo. Pero no es que estoy forzándome ni nada. Sólo sé que estoy cerca de ser subido”.

Y ahora más, que parece haber desarrollado la herramienta que le faltaba: La confianza.

“Todo está listo”, dijo. “Estamos esperando esa última llamada que nos lleve allá”.