Recordando el juego de 4 HR de Cameron
El 2 de mayo del 2002, Mike Cameron de los Marineros – quien acaba de celebrar su 49no cumpleaños este sábado -- tuvo una jornada histórica, en lo que fue uno de apenas 18 juegos de cuatro jonrones en la historia de Grandes Ligas.
“Hoy fue estupendo”, dijo para entonces. “No estaba pensando en más nada. Fue uno de eso días. Estaba como cuando M.J. [Michael Jordan] encestó todos esos triples [en las finales de la NBA] ante Portland, que se encogió de hombros”.
¿Qué tan grandioso fue? Para entonces, era apenas la 13ra ocasión en la que un jugador empalmaba cuatro vuelacercas en un partido – y la primera vez desde 1993; dos años después del comienzo de la carrera profesional de Cameron.
Preparando el terreno
El camino de Cameron a Seattle fue cualquier cosa menos directo. Los White Sox – equipo al que luego le conectaría cuatro cañonazos -- lo seleccionó en la 18va ronda del Draft amateur de 1991. Su WAR de por vida de 46.7 es la mayor cantidad para un jugador seleccionado en esa ronda en la historia.
Cameron llegó a las Mayores en 1995 y disputó partes de cuatro temporadas con los Medias Blancas. El 11 de noviembre de 1998, Chicago envió al cañonero a los Rojos por un jugador llamado Paul Konerko, quien se convertiría en uno de los íconos de los White Sox.
En el 2015, Cameron recordó aquella jornada de cuatro bambinazos, y habló de la manera única en la que se enteró del canje a Cincinnati.
“Estaba jugado pelota invernal. Nadie me dijo. Me enteré porque lo vi por televisión. Los Medias Blancas no se habían comunicado conmigo aún. No estaba molesto, sino confundido. Un poco dolido, porque pensaba que alguien tenía que haberme dicho algo”, le comentó al fallecido Marty Noble de MLB.com.
Luego de jugar la temporada de 1999 con Cincinnati, Cameron se encontró nuevamente en medio de un canje. En esta ocasión, había sido enviado a Seattle a cambio de Ken Griffey Jr., quien iba rumbo a los Rojos.
Según Tom Verducci, quien hizo un análisis de la transacción en Sports Illustrated en el 2000, las conversaciones de cambio entre Rojos y Marineros se habían prolongado. Cameron era parte inicial del paquete de los Rojos, pero los Marineros no lo querían. El enfoque estaba sobre Pokey Reese – a quien veían como el sucesor de Alex Rodríguez, previendo su salida en la agente libre o en cambio. Al final, los Marineros aceptaron el canje.
Los 610 juegos de Cameron con los Marineros, en los que dejó un WAR de 18.4, representan, fácilmente, el mejor momento en su carrera, en comparación con lo que hizo con los otros ocho equipos. Su única convocatoria al Juego de Estrellas fue en el 2001 con Seattle, año en el que tuvo su mejor WAR (5.9).
El juego
Para el 2002, Cameron ya se había establecido como un jugador de todos los días. Tuvo más de 600 veces al bate en sus tres temporadas previas y haría lo mismo en el 2002 y 2003. Así que, naturalmente, era el patrullero central de los Marineros el 2 de mayo del 2002, pese a tener de 19-2 en sus seis encuentros previos. La alineación era un poco diferente – el manager Lou Piniella había movido a Cameron al tercer puesto en el orden y a Bret Boone al segundo, para intentar ayudara a ambos a que salieran de sus baches.
Rápidamente fue evidente que no sería un día cualquiera en el para entonces llamado Comiskey Park. El abridor de los Medias Blancas Jon Rauch golpeó a Ichiro Suzuki con el primer pitcheo del juego. Boone conectó jonrón con el siguiente lanzamiento, para poner a los Marineros arriba 2-0. Cuatro tiros después, Cameron se unió a la fiesta.
Jim Parque reemplazó a Rauch con un out y los Marineros arriba 6-0 en la pizarra. El zurdo llegó para enfrentar a Suzuki, quien entró a la caja de bateo por segunda vez en el inning, pero falló con un roletazo. Boone la volvió a botar. Cameron también, tras un turno de siete pitcheos. Los Marineros ganaban 10-0 en la primera entrada.
Siguen siendo la única dupla en dar jonrones consecutivos en dos ocasiones en un mismo inning. Pero Cameron apenas estaba comenzando. Volvió al plato en la tercera entrada, para enfrentar de nuevo a Parque, y conectó un tablazo solitario para ampliar la ventaja a 11-0. En la quinta, repitió la dosis, empalmando otro vuelacerca con las bases despejadas, también ante Parque. Seattle ganaba 13-1.
Había pasado mucho tiempo. Su juego de cuatro bambinazos era el primero en las Mayores desde que Mark Whiten lo hizo el 7 de septiembre de 1993. Además de ser parte de una historia curiosa con Boone, Cameron también se convirtió en el único jugador en Grandes Ligas en dar cuatro jonrones en los primeros cinco innings de un juego.
El partido de cuatro cañonazos de Cameron es uno de apenas dos que incluyen un inning de varios jonrones. Bobby Lowe empalmó dos en el tercer inning del juego del 30 de mayo de 1894, como parte del primer juego de cuatro bambinazos en la historia.
Claro, eso genera una interrogante -- ¿qué posibilidades tenía Cameron de imponer un récord con cinco? Su próximo turno fue en la séptima entrada, cuando fue golpeado con el tercer pitcheo del turno. Volvió al plato en la novena, pero falló con un elevado al derecho.
“Intenté ir por ello, porque no creo que los chicos hubiesen estado contentos conmigo de no haberlo intentado”, dijo Cameron al momento. “Le di bien pero no lo suficientemente alto, como para superar la cerca. [El jardinero derecho Jeff] Liefer hizo una buena jugada. Realmente lo quería, pero no quise hacerle swing a un pitcheo en 3-0, porque no quería que mi equipo luciera mal. Pero creo que si le hubiese hecho swing, la hubiese botado. Lo sé”.
Como si empatar el récord no fuera suficiente, el vigente Guante de Oro de la Liga Americana también hizo una gran jugada en las praderas, al robarle al venezolano Magglio Ordóñez lo que hubiese sido un grand slam en el tercer inning.
“Fue bien especial. Todavía estoy viviendo el momento. Me siento el rey del mundo hoy... y no pudo hacer ocurrido en un mejor lugar”, mencionó Cameron tras el juego, reconociendo el significado de hacerlo en la casa del equipo que lo cambió en 1998.
No fue la única vez que reconoció uno de los dos canjes de los que había sido parte hasta entonces. “Supongo que hay otro asterisco junto a mi nombre. Ser cambiado por Junior [Ken Griffey] y ahora esto”.
¿Qué vino después?
“Lo más loco es que intenté hacer lo mismo al día siguiente en Nueva York, y no funcionó”, dijo Cameron años después, entre risas.
Cameron se fue de 4-0 en su siguiente partido, en el Yankee Stadium. No conectó otro jonrón hasta el 16 de mayo de ese año, y no tuvo otro juego de más de un bambinazo en el 2002. Pasó otra temporada con los Marineros, con quienes ganó un Guante de Oro en el 2003.
Después de esa campaña, Cameron firmó como agente libre con los Mets y disputó ocho temporadas más, uniformándose también con los Padres, Cerveceros, Medias Rojas y Marlins.
Cameron siempre supo que su vínculo con Griffey estaría con él, incluso desarrollaron una amistad. En el 2010, cuando Griffey anunció su retiro, Cameron, para entonces con los Medias Rojas, le dijo al Boston Herald que le pediría al futuro miembro del Salón de la Fama que le firmara su tarjeta de los cuatro jonrones.
“Pensé que sería bueno que me la firmara, debido a que siempre he dicho que seré recordado como el chico por el que cambiaron a Ken Griffey. Sabía el impacto que había tenido en la ciudad. No sabes cuánto un jugador puede impactar una ciudad hasta que ves lo que hizo Griffey allí. Fue un regalo para el juego de béisbol”. Mencionó. “Estoy orgulloso por ser parte de esa historia”.
Cameron terminó su carrera con un WAR respetable de 46.7, que lo ubica entre los mejores 250 jugadores de posición en la historia de Grandes Ligas. Estuvo en la boleta del Salón de la Fama del 2017, pero no recibió voto alguno.
Tuvo 11 juegos de múltiples jonrones tras aquel de cuatro, pero nunca llegó a dar tres bambinazos en un partido, y mucho menos cuatro. El 2 de mayo del 2002 quedó en el registro como una de las mejores jornadas en la historia del deporte.