Recordando el doble de Edgar que salvó a Seattle
SEATTLE – Mientras el puertorriqueño Edgar Martínez se prepara para entrar al Salón de la Fama del Béisbol el domingo en Cooperstown, N.Y., el momento que definió su carrera de 18 temporadas con los Marineros será mostrado una y otra vez.
“El doble”, como es simplemente conocido por los fanáticos de los Marineros, hizo más que poner a Martínez en el mapa nacional. Muchos creen que el oportuno batazo del boricua salvó el béisbol en Seattle, pues el equipo estaba lidiando con problemas políticos y de su estadio, y estudiando la posibilidad de una venta que probablemente habría terminado con una mudanza a Florida.
Martínez bateó 514 dobles para los Marineros, pero su palazo de dos bases para doblegar a los Yankees en la 11ma entrada del Juego 5 de la Serie Divisional de la Liga Americana en 1995 ha perdurado como uno de los grandes momentos en la historia de la postemporada.
Lo que sigue es una mirada interna al punto más alto tanto de los Marineros como de Martínez, contado por aquellos que estuvieron directamente envueltos.
LA REMONTADA QUE NUNCA TERMINÓ
En los primeros 18 años de su existencia, los Marineros nunca fueron a los playoffs. Y cuando Ken Griffey Jr. se fracturó la muñeca en mayo de 1995, parecía que la racha se extendería. Pero después de verse 13 juegos detrás de los Angelinos a principios de agosto y a 11.5 juegos el 25 de agosto, la magia comenzó.
Joey Cora: “Es raro, pero nos ayudó que Junior se lesionara, porque nunca nos detuvimos. Seguimos batallando y creyendo en nosotros. Diferentes muchachos dieron la cara y jugaron bien. Así que cuando regresó Junior, estábamos listos para despegar. Seattle nunca había ido a la postemporada. Y cuando nos pusimos cerca de los Angelinos, ellos venían hacia abajo y nosotros hacia arriba. Era así de simple”.
Después de ganar 25 de sus últimos 35 juegos, los Marineros ganaron un duelo de desempate con los Angelinos para ganar por primera vez la División Oeste de la Liga Americana. Luego, tras caer en los dos primeros juegos de la SDLA en Nueva York, regresaron al Kingdome y se sobrepusieron a un déficit de 5-0 en el Juego 4 para igualar 2-2 la serie.
Abajo una vez más 4-2 en la octava entrada del decisivo Juego 5, el manager Lou Piniella llamó a Randy Johnson desde el bullpen con apenas dos días de descanso. La Gran Unidad estuvo brillante una vez más permitiendo una carrera en su tercer inning de relevo para que los Marineros se pusieran abajo 5-4 al llegar a la baja del 11mo.
Y luego…
EL TOQUE
Los Marineros estaban esperando que el manager de los Yankees, Buck Showalter, trajera al cerrador John Wetteland, que ya había calentado y estaba listo en el bullpen. Pero Showalter decidió mantener a su as Jack McDowell, que también había entrado a lanzar en la novena con dos días de descanso.
Toda gran remontada comienza de alguna manera y esta lo hizo con un toque magistral por la raya de primera del puertorriqueño Cora, que de alguna manera logró esquivar el intento de tocarlo de Don Mattingly.
Martínez: “Joey era ese tipo de pelotero que hacía lo que fuera por el equipo. Ese toque les puso mucha presión a ellos porque después de eso venían a batear Junir y el medio de la alineación. El toque fue importantísimo para nosotros”.
Cora: “Nadie me sugirió que tocara. Lo único que me sugirieron fue básicamente, ‘Tienes que embasarte’. No pensé en el toque sino hasta que estaba en 2-1. Yo estaba esperando un strike, pero me abrió con bola uno y bola dos. Después de eso, Mattingly retrocedió. Estaba esperando al toque con los primeros tres pitcheos. Pero se echó para atrás y pensé, ‘Bueno, me está dando una oportunidad aquí”.
Mattingly: “En el béisbol de hoy, creo que hubieran dicho que estaba fuera de la línea de carrera. Cada vez que te viras así le van a dar la ventaja (al corredor)”.
Cora: “Fue tremendo toque. No me estoy echando aíre yo mismo, pero nadie me iba a poner out con ese toque”.
AQUÍ VIENEN LOS INMORTALES
Eso preparó la mesa para Griffey y Martínez, dos de los bateadores más destacados de su generación. Y Griffey enseguida pegó un hit por el centro.
Griffey: “Si repasas toda la jugada, Joey fue de primera a tercera. Eso fue tremenda jugada. Ahora Edgar lo único que tiene que hacer es dar un rolling y empatamos el juego”.
Cora: “Pienso que estábamos súper seguros de que íbamos a anotar con Edgar en el plato. Queríamos que Edgar hiciera el trabajo. Yo sé que Alex Rodríguez venía después, pero era un novato y no estaba jugando mucho aquellos días. Lo que esperábamos era que Edgar empatara el juego. Ya después de eso podía pasar cualquier cosa. Edgar estaba teniendo una serie increíble. No estaba fallando muchos pitcheos. Y estábamos sorprendidos, para ser honestos, que dejaron a Jack McDowell”.
Dan Wilson, catcher: “Yo estaba en mi sitio usual en la banca, con mis aperos. Sabíamos que íbamos a ganar ese juego. La pregunta es si iba a ser Edgar o alguien más abajo en el orden”.
EL DOBLE
Martínez dejó pasar el primer pitcheo de McDowell, una recta. Con 57,411 personas en el Kingdome vueltas locas, el siempre paciente bateador designado envió el siguiente lanzamiento por la raya del jardín izquierdo. El resto, como dicen, es historia.
Edgar: “El turno anterior me había ponchado contra McDowell. Era una situación muy similar. Estábamos perdiendo y tuve la oportunidad de al menos empatar el juego. Me ponché y llego al dugout y Norm (Charlton) se me acerca y me dice, ‘Mantente listo. Vas a volver a batear y vas a ganarnos el juego’. Así que pensé en eso y empecé a prepararme otra vez. Se presenta la misma situación y recordé que me había ponchado con una recta de dedos separados. Así que me tiró el primer strikes y después de eso pensé, Ok, me va a tirar una buena ración de splitters. Eso fue lo que pensé. Empecé a buscar la splitter y resulta que me la tiró casi en el mismo sitio y la pude conectar”.
Rick Rizzs, narrador de los Marineros: “Cuando Edgar da el batazo, vi a Junior corriendo por segunda y supe que tendría una tremenda oportunidad de anotar. Me quité los audífonos y empecé a dar saltos, tan alto como podía. Estaba corriendo con Junior, va por tercera, Sammy Perlozzo (el coach de tercera) lo está mandando al home y yo sigo brincando como loco”.
Perlozzo: “Yo no estaba necesariamente pensando en qué pasaría con una bola por la raya o por un callejón, estaba enfocado en que Joey anotara y empatar el juego. Cuando batea la bola, va hacia la raya, pero no sobre la raya. Y vi al left fielder de ellos moverse un poquito hacia el centro. Y en lo que vi eso pensé, ‘Hay Dios, voy a tener que tomar una decisión aquí, tenemos que hacer algo’. Me enfoqué en Junior y tenía los ojos abiertos de par en par. Nunca he visto a alguien correr tan rápido”.
Griffey: “Tú lo que quieres ahí es poner a pensar al coach de tercera y a todo el mundo. Si hubiese trotado hacia segunda, ¿quién sabe qué hubiese pasado? Lo más fácil es correr y hacer que te detenga. Si te para, te paró. Si no, sigues para adelante. Pero la decisión la tomé en el primer salto. Si la batea, anoto”.
Perlozzo: “Ellos pusieron a Gerald Williams en el jardín izquierdo por su defensiva en los innings finales y el hombre podía lanzar. Y la bola no estaba en la esquina, estaba como a 12-14 pies de la raya. Pero a Gerald le tomó un tiempito llegarle y hay veces en las que ni con el mejor relevo te pueden sacar. Edgar bateó esa bola perfectamente y Junior corrió tan duro como podía. No le ha podido pasar a dos mejores personas en el mundo del béisbol que al tipo que la bateó y al tipo que anotó”.
Edgar: “En un primer momento yo no pensé que iba a poder anotar. Yo sé que la bateé bien, pero cuando llegué a primera y volteé, me di cuenta que debió haber tomado tremendo salto. Sólo Junior podía anticipar y correr así”.
Griffey: “(Si Perlozzo lo hubiese mandado a parar) probablemente hubiese seguido corriendo igual”
LA SECUELA
Edgar: “Volteé hacia el home y vi la pila de gente. Y veo a Joey corriendo hacia mí en segunda base. Después de eso se prendió la celebración”.
Wilson: “Era como, ¿vas al home a caerle encima a Junior? ¿O a segunda a brincarle a Edgar? Era como mitad y mitad. Yo me fui hacia segunda base porque la cosa en el home era una locura. Algo increíble. Esa es una memoria que la gente tendrá en su mente por mucho tiempo. Tanto que hasta tuvo su propio nombre: ‘El doble’. Ver a Junior debajo de la pila humana y a Edgar, el que dio ese gran hit. Y que Randy era el pitcher en ese momento del juego. ¿Qué más se puede pedir?”.
Griffey: “Fue una sensación demasiado buena. Era como David y Goliath. Era el pequeño equipo del Noroeste contra los poderosos Yankees y tumbarlos”.
Rizzs: “Cuando Joey tocó aquella bola y Junior dio el hit, el momento iba subiendo y subiendo. Así que cuando Edgar pegó el doble, yo pensé que el sonido iba a hacer reventar el techo del Kingdome. Era un domo de concreto y yo pensé esto va e explotar. La emoción y el ruido, los podías sentir. Fue algo muy, muy bonito”.
¿DÓNDE ESTARÍAN DE NO SER POR ESO?
Aunque unos Marineros agotados emocionalmente terminarían cayendo en la SCLA contra los Indios, la Legislatura del Estado de Washington se reunió en una sesión especial y aprobaron un acuerdo para financiar un nuevo estadio, poco tiempo después de una decisión negativa sobre el mismo tema.
Las secuelas de aquella inolvidable temporada de los Marineros y su primera serie ganada en postemporada, coronada por el doble de oro de Martínez, claramente cambiaron la dinámica política en la región. En vez de verse forzados venderle el equipo a un grupo de inversores de fuera de la ciudad, los Marineros se mantuvieron en Seattle y ahora tienen uno de los estadios más bonitos de las Mayores.
Wilson: “Yo creo que salvó el béisbol en Seattle”.
Edgar: “Esa jugada significó mucho para el béisbol en Seattle. ¿Quién sabe? Quizás ahora estarían jugando en otra ciudad”.
Cora: “Edgar bateó esa bola al sitio indicado, en el momento indicado, en el juego indicado y salvó el béisbol en Seattle. Si perdemos ese juego, no habría béisbol en Seattle. No hay manera”.
Chuch Armstrong, ex presidente de los Marineros: “Bud Selig me dijo unos años después de aquello que él pensaba que Cal Ripken y los Marineros fueron las dos cosas más importantes para que el béisbol se recuperara (después de la huelga que canceló la Serie Mundial de 1994). Bud dijo que el béisbol se trata de fe y esperanza. En el 95, la gente no tenía mucho cuando empezamos, pero terminaron teniendo fe y esperanza. Quién sabe qué hubiese pasado si no lo ganamos a los Yankees. Fue una cosa de cuentos”.
Rizzs: “En ese momento, fue una de las más increíbles remontadas en la historia del béisbol. Pero creo que no fue sino hasta después que nos dimos cuenta del impacto que aquel hit, aquel juego, aquella temporada y aquel equipo tuvieron en la ciudad de Seattle y en Major League Baseball. Eso salvó al béisbol de Grandes Ligas en Seattle, sin ninguna duda. Gracias, Edgar Martínez”.