Recordando a las figuras del béisbol que perdimos en el 2024

31 de diciembre de 2024

Hoy, en el último día del 2024, hacemos una pausa para reflexionar sobre algunas figuras del béisbol —jugadores, managers y ejecutivos— que nos dejaron este año.

Los fallecidos están listados en orden alfabético por apellido, junto con su año de nacimiento entre paréntesis. La comunidad del béisbol es más pequeña sin ellos, pero sus recuerdos permanecen vivos en nuestras mentes.

Peter Angelos (1929)

Propietario principal de los Orioles durante 31 años, Angelos estuvo presente la noche en que Cal Ripken Jr. rompió el récord de Lou Gehrig de partidos consecutivos jugados. Falleció tres días antes de que se finalizara la venta de los Orioles al grupo Rubenstein este año.

Billy Bean (1964)

Nombrado el primer Embajador de Inclusión de MLB en el 2014, Bean tuvo un gran impacto trabajando en temas como la educación de jugadores, la inclusión LGBTQ y las iniciativas de justicia social. Al momento de su fallecimiento en agosto, era Vicepresidente de Diversidad, Equidad e Inclusión de MLB. En una etapa previa de su vida, Bean jugó seis temporadas en las Mayores como jardinero antes de retirarse a los 31 años, en un momento en que sentía que el béisbol no estaba listo para un jugador abiertamente gay. En 1999, Bean hizo pública su orientación y escribió sobre su carrera y su vida en su autobiografía del 2003, “Going the Other Way: Lessons from a Life In and Out of Major League Baseball” (“En otra dirección: Lecciones de una vida dentro y fuera de las Grandes Ligas”).

Ricardo “Rico” Carty (1939)

Consiguió el primer hit en la historia de los Bravos en Atlanta y bateó para .366 en 1970, año en que fue seleccionado al Juego de Estrellas por votos por escrito. Las lesiones marcaron su carrera — incluido un accidente en el que se apuñaló con un palillo de dientes — pero bateó para .299 en una trayectoria de 15 años y es miembro del Salón de la Fama de los Bravos.

Orlando “Peruchín” Cepeda (1937)

El “Baby Bull” puertorriqueño fue convocado al Juego de Estrellas en 11 ocasiones y ganó el premio a Novato del Año de la Liga Nacional en 1958 con los Gigantes, además de un premio a Jugador Más Valioso y un título de Serie Mundial con los Cardenales en 1967. Su estatua se encuentra fuera del Oracle Park de San Francisco, y Cepeda es recordado tanto por su legado en el béisbol como por su trabajo comunitario y humanitario.

Rocky Colavito (1933)

Nueve veces All-Star, Colavito sigue siendo una de las figuras más icónicas en la historia de Cleveland y uno de los mejores bateadores de poder diestros en la historia de las Mayores. También conectó cuatro cuadrangulares en un juego el 10 de junio de 1959. La Maldición de Rocky Colavito realmente no existe.

Carl Erskine (1926)

Leyenda de los Dodgers de Brooklyn, Erskine ganó una Serie Mundial en 1955 y lanzó dos juegos sin hit en su carrera. Ponchó a 13 bateadores en el Juego 3 de la Serie Mundial de 1953. Fue el último miembro sobreviviente de aquellos “Boys of Summer”, inmortalizados en el famoso libro de Roger Kahn de 1972.

Jerry Grote (1942)

Miembro de los Milagrosos Mets de 1969, Grote fue convocado a dos Juegos de Estrellas, reconocido por su habilidad para manejar a los lanzadores. Jugó 16 temporadas en las Mayores y sigue siendo el líder histórico de los Mets en partidos detrás del plato. Johnny Bench dijo una vez,“Si Grote y yo estuviéramos en el mismo equipo, yo estaría jugando en la tercera base”.

Don Gullett (1951)

Ganador de tres Series Mundiales, fue un fantástico lanzador para los Rojos y los Yankees, además de fungir como coach de pitcheo de los Rojos por más de una década. Fue quien permitió el jonrón número 660 tanto de Hank Aaron como de Willie Mays.

Bud Harrelson (1944)

Un guante excepcional y un querido integrante de los Mets, Harrelson jugó con el equipo durante 13 temporadas y también fue manager y coach, incluyendo la campaña de campeonato de 1986. Harrelson también formó parte del equipo campeón de 1969 como jugador. Fue el primer capataz de los Long Island Ducks y, al igual que Grote, se interpretó a sí mismo en un episodio de “Everybody Loves Raymond”.

Rickey Henderson (1958)

“Si lo dividieras en dos, tendrías a dos miembros del Salón de la Fama”, escribió Bill James. No hubo otro jugador como Rickey, líder histórico en carreras anotadas, bases robadas y referencias a sí mismo en tercera persona. El mejor primer bate de todos los tiempos, ganador de dos Series Mundiales y una fuerza en el terreno incluso en sus 40 años, Henderson inspiró a una generación de jugadores.

Whitey Herzog (1931)

Apodado “The White Rat” (“La Rata Blanca”), Herzog comenzó como scout y director del sistema de ligas menores de los Mets de 1969. Sin embargo, su verdadero legado es como manager, primero con Kansas City, donde dirigió a los Reales en múltiples derrotas en la Serie de Campeonato ante los Yankees, y luego con San Luis, donde su estilo “Whiteyball” llevó a los Cardenales a tres presentaciones en la Serie Mundial y un campeonato en 1982. Sus equipos, con figuras como Ozzie Smith, Willie McGee y Vince Coleman, siguen siendo de los más queridos por los fanáticos del béisbol.

Ken Holtzman (1945)

Miembro de los Atléticos que ganaron tres títulos consecutivos en los años 70, Holtzman lanzó dos juegos sin hit ni carrera en su carrera. Como un joven lanzador zurdo que también era judío, al principio fue conocido como “el próximo Sandy Koufax”. Terminó con más victorias en su carrera que Koufax.

Ed Kranepool (1944)

Otro Met de 1969 en esta lista, Kranepool pasó toda su carrera con esa franquicia y aún encabeza el equipo en partidos disputados. Fue una leyenda de los Mets en todos los sentidos — sí, también apareció en ese episodio de “Everybody Loves Raymond” — y fue tan popular en Nueva York que Bill Murray lo entrevistó en un sketch de “Saturday Night Live”.

Larry Lucchino (1945)

Un ejecutivo de equipo de larga trayectoria, Lucchino fue presidente de los Orioles, Padres y Medias Rojas. Como presidente de los Medias Rojas, contrató a Theo Epstein como gerente general y celebró el famoso título de la Serie Mundial del 2004. Al morir Lucchino, el dueño de los Medias Rojas, John Henry, lo calificó “el mejor hombre de béisbol que he conocido”.

Willie Mays (1931)

Uno de los verdaderos colosales del béisbol, “Say Hey Willie” fue el jugador de las cinco herramientas por excelencia, mejor que todos en todo. Fue convocado a 24 Juegos de Estrellas (se decía que el Juego de Estrellas existía principalmente para Willie Mays), ganó 12 Guantes de Oro, dos premios a JMV y la Serie Mundial de 1954. El juego de MLB entre los Cardenales y los Gigantes de Mays en junio pasado en el Rickwood Field, donde Mays jugó para los Barones Negros de Birmingham de las Ligas Negras, se convirtió en un homenaje aun mayor tras su muerte dos días antes. Mays recibió la Medalla Presidencial de la Libertad en el 2015.

Pete Rose (1941)

El Rey de los Hits en Grandes Ligas construyó un legado en el terreno, pero lo manchó irreparablemente con un escándalo de apuestas que resultó en su veto permanente del béisbol en 1989.

Luis Tiant (1940)

“El Tiante” fue uno de los primeros grandes lanzadores cubanos en las Mayores, maestro de los ponches con Cleveland y, especialmente, con los Medias Rojas. Después de unirse a Cleveland a los 20 años en 1961, no pudo regresar a Cuba y no vio a sus padres durante 14 años; ellos lo vieron lanzar en la Serie Mundial de 1975. Su mejor año fue 1968, cuando los oponentes le batearon para apenas .168. Apareció en un episodio de “Cheers” y fue el tema del excelente documental de ESPN “The Last Son of Havana” (“El Último Hijo de La Habana”).

Fernando Valenzuela (1960)

El zurdo mexicano es más famoso por la “Fernandomanía”, que el entonces joven de 20 años desató en 1981 al ganar sus primeras ocho aperturas (incluyendo cinco blanqueadas), siendo Novato del Año y ganador del Premio Cy Young de la Liga Nacional, además de un título de Serie Mundial. Valenzuela lanzó durante 17 temporadas en las Mayores, sigue siendo un ícono en México y fue embajador especial del Presidente Obama para la ciudadanía y naturalización.

Osvaldo “Ozzie” Virgil (1932)

En 1956, se convirtió en el primer jugador nacido en la República Dominicana en ver acción en Grandes Ligas y eventualmente jugó nueve campañas, en todas las posiciones excepto lanzador y jardinero central. Más adelante fue instructor durante 19 campañas, incluyendo como coach de tercera de los Padres que ganaron el banderín de la Liga Nacional en 1984.

Jimy Williams (1943)

Williams jugó un solo partido con los Cardenales campeones de 1967, pero su carrera la hizo como manager al frente de los Azulejos, Medias Rojas y Astros. También fue instructor ganador de la Serie Mundial en dos ocasiones y coach de la tercera base de los Bravos, famoso por mandar al corredor Sid Bream hacia el plato en el Juego 7 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional de 1992.