Presencia de ‘Tío Albert’ invaluable para L.A.
ATLANTA – Tras haber conectado par de cuadrangulares en el Juego 5 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional en contra de los Bravos, el patrullero de los Dodgers AJ Pollock se sentó en el podio. El toletero no estaba hablando sobre su gran actuación en el plato. En cambio, Pollock, un ex convocado al Juego de Estrellas, estaba escuchando cuidadosamente cada palabra que el dominicano Albert Pujols, quien estaba sentado a su izquierda, decía.
Pujols, de 41 años, es quizás el mejor bateador derecho de su generación, pero ya no es el jugador que alguna vez fue. Ya no es el cañonero más temido de la liga, aquel que atormentó al pitcheo de la División Central de la Liga Nacional por más de una década como miembro de los Cardenales de San Luis. Sin embargo, el dominicano sabe cómo llamar la atención de todos en la sala de prensa.
En el ocaso de su carrera, Pujols ha encontrado la manera de disfrutar cada momento esta campaña, incluso si sus aportes al equipo no son del tamaño de los que alguna vez llegó a producir. Pujols no ha anunciado sus planes para el futuro, y probablemente no lo hará sino hasta después de la temporada. Su enfoque actual es tratar de ayudar a los Dodgers a ganar otro título y compartir toda su sabiduría con los jóvenes.
“Ves a jugadores que han visto acción en la Gran Carpa por mucho tiempo y que nunca han tenido la oportunidad de estar en la postemporada”, expresó Pujols. “Me siento bendecido de haber participado en bastantes compromisos en octubre, haber ganado la Serie Mundial, y es divertido. Para eso es que juegas. … Estar en esta situación es bien especial. Disfruto cuando juego. También disfruto cuando estoy en la banca ayudando a los muchachos lo mayor posible”.
En un clubhouse lleno de estrellas y futuros miembros del Salón de la Fama, no es común ver a una adquisición de mitad de temporada tener la clase de impacto que Pujols ha generado en este equipo de los Dodgers. Cuando el quisqueyano habla, todo mundo escucha. Cuando entra a un cuarto, se puede sentir la presencia de un ícono del béisbol.
“Desde el primer día ha generado un tremendo impacto en todos nosotros aquí”, aseguró el antesalista de los Dodgers, Justin Turner. “Tan sólo su liderazgo, su experiencia, su ética de trabajo. Y la manera en que se maneja, pone el ejemplo a todos”.
En un período corto de tiempo, Pujols se ha establecido como un líder en el equipo. “Camisetas con la leyenda “Tío Albert” se pueden ver colgando de cada casillero en el clubhouse de los azules. Sus abrazos a sus compañeros después de dar un jonrón se convirtieron en una tradición. Si el equipo, particularmente los bateadores, necesita un consejo, usualmente es Pujols quien lo da con un claro mensaje.
“Seguramente lo he dicho como 100 veces, cuando lo ves al extremo del dugout cuando alguien conecta un jonrón, es como si estuviera más feliz que el que dio el jonrón, esperando para darle un abrazo”, dijo Turner. “Ha sido algo positivo para todos y aporta mucho a este equipo”.
Aunque Pujols ha sido una presencia importante en el clubhouse los Dodgers, sigue siendo capaz de ayudar al equipo con el bate. El quisqueyano ha seguido arrasando contra lanzadores zurdos. Terminó la temporada regular con promedio de .308 con 10 jonrones contra zurdos desde que se integró a los Dodgers el 17 de mayo. Su proeza en ese sentido estuvo a la vista el jueves, cuando se fue de 2-2 con un boleto contra el as de los Bravos, Max Fried.
“Ha sido un gran líder para nosotros toda la temporada y tenemos mucha confianza en él”, dijo el utility de los Dodgers, Chris Taylor. “Obviamente ha estado en momentos grandes, situaciones enormes en su carrera, y es un verdadero profesional que en realidad tiene habilidad para batear”.
Cuando los Angelinos designaron a Pujols para asignación el mayo, parecía que su carrear iba a llegar a un final abrupto. Pero Pujols nunca se dejó llevar por esos pensamientos.
El futuro Salón de la Fama siguió trabajando. Quería demostrar que era capaz de aportar y que estaría listo cuando se presentara otra oportunidad. Uno días después de que pasó por waivers sin ser reclamado, el veterano recibió una llamada. Los Dodgers, que estaban en busca de un bate derecho, estaban interesados.
El manager Dave Roberts y el presidente de operaciones de béisbol fueron directos con Pujols. No iba a jugar todos los días. De hecho, lo más probable era que solamente fuera titular contra bateadores zurdos. Aceptar un rol reducido no siempre es fácil para una estrella como él. Pero Pujols aceptó los términos. Y las cosas salieron mejores de lo que los Dodgers hubiesen esperado.
“No doy nada por sentado”, dijo Pujols. “Tomo mis turnos al bate. Tomo mis turnos al bate como si fuese el último juego de mi carrera, y ese ha sido el caso desde que tuve la oportunidad de ponerme el uniforme de los Cardenales en el 2001.
Solamente Pujols sabe cuándo se pondrá un uniforme de Grandes Ligas otra vez. Quizás sea cuando termine la postemporada de los Dodgers. Quizás no. Ahora mismo, el mejor bateador dominicano de todos los tiempos simplemente está disfrutando el momento y la oportunidad de cerrar su histórica carrera con un tercer título de Serie Mundial.
“Esto es algo que voy a valorar por siempre”, dijo Pujols.