Ozzie, Endy y Zambrano, al frente del ‘trabuco’ técnico de Venezuela
MIAMI – Por diferentes motivos y circunstancias, los Tiburones de La Guaira llegaron al loanDepot park de Miami con un cuerpo técnico estelar.
La Guaira logró su primera corona en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional en 38 años para convertirse en la representación de su país en la Serie del Caribe del 2024. Eso, no sin antes pasar varios altibajos durante la temporada 2023-24.
Luego de algunas inconsistencias, la directiva de la organización realizó ajustes en varios de sus niveles, desde el grupo de jugadores, pasando por el cuerpo técnico y llegando hasta la gerencia general. Pero a lo largo del camino, los Tiburones lograron hallar la fórmula del éxito.
Entre medios de esos cambios, llegó Oswaldo Guillén al puesto de manager, para eventualmente convertirse en el primer dirigente latinmoamericano en la historia en ganar una Serie Mundial y un campeonato de liga invernal.
Pero debajo de él, hay otras figuras de mucho renombre, como Carlos Zambrano, quien ejerce el puesto de coach de pitcheo y Endy Chávez, que estuvo desde el primer día como coach de la primera base.
Chávez está en su primera temporada completa como instructor en el béisbol de su país, luego de ser coach en distintos niveles de liga menor durante las últimas cuatro campañas, entre los Mets y Nacionales.
“Ha sido increíble. Fue muy grato trabajar durante todo el año con todos los muchachos de los Tiburones de La Guaira”, expresó Chávez. “Ver esa hambre, ese deseo, ese nivel de competencia que tuvieron dentro del terreno para lograr el propósito, que era el quedar campeones. La verdad que lo disfruté bastante”.
Chávez continuará sus labores de coach en el verano, siendo instructor de bateo de los Tecos de los Dos Laredos en la Liga Mexicana de Béisbol.
En esta Serie del Caribe – tercera para Chávez en su carrera, pero primera como coach – el expatrullero de 45 años se ha reencontrado con varios de sus antiguos compañeros, incluyendo ‘El Toro’ Zambrano.
“Ha sido una bonita experiencia, especialmente cuando te encuentras con excompañeros”, dijo. “[Con quienes] compartiste muchos años en diferentes países. Es bien bonito. Lo llena de muchos recuerdos a uno”.
El caso de Zambrano es similar al de Chávez, aunque con menos experiencia como instructor. Sin embargo, su llegada a La Guaira parece haber tenido un efecto inmediato con sus dirigidos.
Es algo que han podido experimentar ahora los refuerzos de otros equipos que se incorporaron a la representación de Venezuela para la Serie del Caribe, contagiándose de inmediato de la química que hay dentro del clubhouse de Venezuela.
“Carlos es un tipo de admirar”, señaló el derecho Silvino Bracho. “Nos brinda su confianza y su apoyo, y nos habla de la experiencia que ha tenido. Asumimos el rol que nos da con mucha responsabilidad”.
“Es imposible, no admirar a Carlos Zambrano”, continuó Bracho. “Es alguien al que estuve viendo desde pequeño y tenerlo a un lado ahora, con la oportunidad de que nos brinde la confianza... De verdad que es algo maravilloso”.
Y como por si fuera poco contar con la experiencia que hay en el cuerpo técnico de La Guaira, hay un jugador que cuando decida colgar los ganchos en un futuro, podría unirse a la nueva generación de instructores del país.
Wilson Ramos – veterano de 12 temporadas en las Mayores y ganador de un Bate de Plata, convocado dos veces al Juego de Estrellas y receptor de tres juegos sin hits ni carreras – admitió que le gustaría ser coach cuando decida terminar con su carrera como jugador activo.
“Es algo que me encantaría”, admitió. “Porque sé muy bien cómo jugar la pelota. He aprendido mucho y sé que puedo ayudar bastante a los jóvenes, a levantarse y a seguir adelante en este negocio”.
Pero por lo pronto, Ramos, como el resto de la plantilla de los Tiburones, se está beneficiando de un estelar cuerpo técnico de Venezuela, que está buscando ganar la primera Serie del Caribe para el país desde el 2009 – cuando los Tigres de Aragua se alzaron con aquel campeonato caribeño, con Ramos como uno de los protagonistas de esa escuadra.
“Mucha, mucha sangre de pelota es lo que se vive en este clubhouse de Venezuela”, culminó Ramos. “Se pueden aprender muchas cosas de cada uno de ellos, porque han vivido y han jugado bastante pelota. Siempre hay que estar con los oídos abiertos para escucharlos y aprender más del béisbol”.