“Peruchín” está orgulloso de la calidad latina
COOPERSTOWN, Nueva York – Cuando el puertorriqueño Orlando “Peruchín” Cepeda fue exaltado al Salón de la Fama en 1999, era apenas el quinto latinoamericano con placa en Cooperstown en la era después de la integración racial de Grandes Ligas (desde 1947).
Sin embargo, tras la entrada al Salón del cubano Atanasio “Tany” Pérez un año después, llegó una ola de latinoamericanos con placas en Cooperstown desde el 2011. El boricua Roberto Alomar, el dominicano Pedro Martínez, el puertorriqueño Iván Rodríguez, el quisqueyano Vladimir Guerrero padre, el boricua Edgar Martínez y el panameño Mariano Rivera han sido exaltados en la última década.
Para Cepeda, de 83 años, ver esa presencia latinoamericana en Cooperstown es motivo de felicidad.
“Cada día me siento más orgulloso de ser latino”, dijo Cepeda en la Main Street de Cooperstown, previo a la ceremonia de exaltación al Salón este miércoles de Derek Jeter, Larry Walker, Ted Simmons y Marvin Miller (de manera póstuma). “Un orgullo venir a Cooperstown, porque yo me siento agradecido y bendecido”.
Sentado al lado de John Smoltz y algunos otros miembros del Salón de la Fama para firmar autógrafos, Cepeda se tomó un tiempo para reflexionar sobre su camino hacia Cooperstown, desde su niñez en Puerto Rico, su paso por la liga profesional de la isla con Cangrejeros y su trayectoria de Grandes Ligas desde 1958, cuando fue Novato del Año de la Liga Nacional vistiendo el uniforme de los Gigantes de San Francisco.
Para Cepeda y otros jugadores latinoamericanos de su generación, no fue fácil navegar las aguas de una cultura diferente a la de ellos. Las leyes racistas que restringían los movimientos y los derechos de las personas de color en ciertas partes de los Estados Unidos pesaban mucho. Aprender y dominar el idioma inglés, sin el apoyo que tienen los jugadores latinoamericanos hoy en día, también era difícil. Y muy diferente a la actualidad, en la que los ligamayoristas latinos tienen un protagonismo masivo en las Mayores, eran relativamente pocos los que se hacían un nombre en aquella época: Cepeda, el también puertorriqueño Roberto Clemente, el dominicano Juan Marichal, los hermanos Alou (Felipe, Mateo y Jesús) y el cubano Tony Oliva—por nombrar a algunos.
Además, el camino a nivel personal para Cepeda no ha sido fácil, con ciertas complicaciones fuera del terreno tras su retiro y algunos percances de salud en los últimos años. Pero “Peruchín”, hijo del destacado pelotero puertorriqueño Pedro “Perucho” Cepeda, lo ha sabido superar todo para gozar de su condición de Salón de la Fama y brindarles una alegría a los fans que llegaron a Cooperstown para un autógrafo y una foto.
Y no deja de reconocer sus raíces.
“Yo heredé la habilidad de mi padre”, dijo Cepeda, quien además de ser Novato del Año en 1958 con San Francisco, fue Jugador Más Valioso de la Liga Nacional con los campeones Cardenales de San Luis en 1967. “Estoy agradecido con (mis padres), porque fui pelotero, estoy en el Salón de la Fama y estoy disfrutando de todo lo que yo hice por el béisbol”.
Fue mucho lo que hizo. Once veces convocado al Juego de Estrellas, Cepeda conectó un total de 379 jonrones, empujó 1,365 carreras y terminó una carrera de 17 años con OPS+ de 133. Produjo un WAR cumulativo de 50.12, superado entre los nacidos en Puerto Rico sólo por Clemente, Carlos Beltrán, Rodríguez, Alomar y José “Cheo” Cruz. En cuadrangulares es superado solamente por Carlos Delgado, Beltrán y Juan “Igor” González, y en empujadas por Beltrán, Delgado y González.
Ahora, Cepeda disfruta ver los éxitos de los latinoamericanos de la actualidad.
“Me siento bien contento, porque hay muchos latinos hoy en día jugando en Grandes Ligas, que son tremendo peloteros”.
Y con esa calidad, en un futuro cercano vendrán más latinoamericanos a Cooperstown, como exaltados al Salón.
“Tremendo orgullo”, dijo Cepeda al respecto. “Los felicito a todos, porque ser pelotero no es una cosa fácil. Hay que nacer con esa habilidad y desarrollarla y cada día ser más agradecido de que nacimos con esa habilidad”.