Miguel Cabrera: “Todavía no me lo creo”
DETROIT -- Miguel Cabrera recibió su pase al club de los 3.000 hits este sábado en el primer juego de una doble cartelera ante los Rockies de Colorado.
El venezolano no quiso esperar más. Tuvo que pasar un día completo y “un turno” para que la difícil marca de imparables sucumbiera, y fueron los dioses del béisbol y, quizás la mano del “Tío Simón” los que intervinieron para que la tarde de este sábado fuera perfecta.
Después de aquella base por bolas intencional de parte del mánager de los Yankees, Aaron Boone, en el último turno del jueves, mas el aplazamiento del juego por lluvia del viernes, pues este sábado tenía que ser.
EL QUE ESPERA, DESESPERA
Llegó el 23 de abril, un sábado cualquiera, pero que tenía un sabor a arepa y pabellón. En este caso, pocos recordaban (incluyendo Miguel) que ese día, en 1.939, Alejandro “El Patón” Carrasquel había debutado en las grandes ligas con los Senadores de Washington ante los Yankees de Nueva York
Cabrera llegó temprano al estadio, su ánimo estaba tranquilo, muy relajado, tanto que previo al juego sus compañeros de equipo Eduardo Rodríguez y Harold Castro se dedicaron a burlarse de él y Miguel apenas asomaba una sonrisa mientras veía videos en su teléfono celular.
“Miguel se pasó por todo el dugout el jueves antes del primer turno preguntando cuál iba a ser el primer pitcheo que le iban a lanzar, todo el mundo le dijo que recta, y entonces Miguel se para en el home, le vienen con recta y él le hace swing ya cuando la pelota la tenía el cátcher… ¡no puede ser!”, soltó el lanzador zurdo en tono burlón.
En la parte baja de la primera entrada los Tigres empezaron aprovechando al lanzador de los Rockies, el también venezolano Antonio Senzatela: Robbie Grossman abrió con sencillo a la derecha, Austin Meadows se embasó por jugada de selección tras rodado a la segunda y, pues, la mesa estaba servida.
Apenas se confirmó el primer out del inning, los pasillos internos del estadio se vaciaron. Las filas de personas para comprar alguna bebida o algún perro caliente desaparecieron. La tribuna principal de Comerica Park estaba abarrotada de gente aplaudiendo, y es que el grande de Venezuela venía a tomar turno. Las banderas de Venezuela, visibles en cantidad se multiplicaron y dejaron ver el amarillo, azul y rojo en gran cantidad de secciones del estadio.
El locutor interno del estadio, Chris Butzlaff, le puso el alma para anunciar a Cabrera intentando opacar la estruendosa ovación que el público le estaba dando a “Miggy”, pero no hubo forma. Los 37.566 fanáticos presentes en el estadio inundaron el audio entre vítores y aplausos, pues el consentido de la ciudad se acercaba al plato.
El Umpire principal, Tripp Gibson, recibió las pelotas con doble marca de certificación que serían utilizadas exclusivamente en los turnos de Miguel.
Senzatela confiaba en el poder de su brazo: recta a 94.7 millas por hora, foul. Recta a 95.5, bola. Recta a 94.7, historia…
No hubo que esperar más.
Un rodado por la segunda base, que Miguel aprovechó que la defensa le estaba jugando con el camarero en la grama exterior, le permitió al bateador designado de los Tigres unirse a Roberto Clemente en el puesto 32 de la lista de imparables de todos los tiempos.
En su recorrido a la inicial, Cabrera alzó el puño derecho, con el dedo índice apuntando al cielo mientras corriendo veía que la pelota era inalcanzable para el segunda base Brendan Rodgers. Su sonrisa, esa sonrisa de felicidad, alivio y picardía se iba dibujando en su rostro mientras pisaba por vez 3.000 la primera base tras uno de sus batazos imparables.
José Iglesias, excompañero de los Tigres y campocorto de los Rockies fue el primero en acercarse a darle un abrazo, mientras en camino el resto de la tropa de los Tigres que estaba en el dugout y en el bullpen se acercó para felicitar a uno de los líderes del clubhouse de Detroit.
Entretanto, su familia, encabezada por su mamá, Gregoria Torres, su esposa Rosángel y dos de sus hijos lo esperaban en el terreno, cerca del dugout para abrazar a Miguelito.
Fuegos artificiales y un video de celebración adornaron el momento.
Todo esto con Comerica Park viniéndose abajo en ovación al venezolano sin bajar los decibeles ni un segundo.
El episodio continuó con fiesta de hits, incluyendo un cuadrangular de Spencer Torkelson, quien impulsó tres, uno de ellos Miguel Cabrera.
EL TÍO SIMÓN
Para los venezolanos, Simón Díaz es uno de los máximos exponentes de la música folklórica de su país. Conocido mundialmente es su tema “Caballo Viejo”, entre otros muchos, y el “Tío Simón”, como también se le conoció, tuvo un programa de televisión en su país en el que promocionó la cultura venezolana y los valores de una sociedad cálida, respetuosa, educada, amorosa y trabajadora.
Miguel Cabrera veía el programa de Simón Díaz cuando era niño y creció con los valores que allí se inculcaron.
Por ello, desde el pasado miércoles empezó a pedir que se colocara la versión de Díaz del tema “Alma Llanera”, compuesto originalmente por Pedro Elías Gutiérrez.
La hija de Simón Díaz, Bettsimar, se enteró de la petición y tomó acción: “escucharlo a él pedir esa versión de mi papá fue como una orden para mí, más que una petición, porque cuando lo pide un venezolano de semejante autoridad, pues había que hacerlo”, dijo.
Por ello, los derechos de esa versión fueron cedidos para que al caer el hit tres mil de Miguel Cabrera, se entonara el llamado “segundo himno nacional de Venezuela” en la casa de los Tigres.
Y así fue.
Pero la fiesta no terminó allí. Otro imparable, este impulsor de dos más, le dio la exclusividad del peldaño 32 en la lista de hits de todos los tiempos.
Ya finalizado el juego con victoria 13-0 de los Tigres sobre los Rockies, mientras Miguel daba una entrevista en el terreno, un grupo de venezolanos entonaron el “Gloria al Bravo Pueblo”. Miguel lo notó y dijo minutos después que “fue muy emocionante ver que canten tu himno nacional y ver a todos esos venezolanos que vinieron a apoyarte, uno siempre los lleva en el corazón“.
"NO ME LO CREO"
La celebración puertas adentro contó con unas palabras del mánager A.J .Hinch, quien señaló que “es difícil poner en palabras lo que fuimos testigos hoy, fuimos testigos de historia y lo sabemos, eres el miembro número 33 de una lista llena de leyendas… eres una leyenda viviente y somos mejores teniéndote con nosotros en nuestras carreras”, indicó el mandamás de los Tigres.
Cabrera, siempre ávido de ganar reenfocó sus palabras sobre la labor colectiva que significó el triunfo del equipo tras el primer juego del día. No se centró en él mismo. Dijo “si ganamos sé que los resultados van a ser buenos… la fanaticada vino a vernos y nosotros respondimos… tenemos un equipo para ganar esta división”.
Ya con el estadio vacío, Miguel salió al terreno a cumplir con uno de los múltiples deberes con los medios de comunicación, y al caminar al dugout, volvió a ver el muro del bosque izquierdo con los números actualizados en jonrones y hits y le comentó a unos periodistas de su país “veo ese número y no me lo creo”.
Cabrera también confesó que estaba muy nervioso antes de ese primer turno del juego, algo había en el ambiente… “¡no sentía las piernas!”, dijo.
De la Pedrera, en Maracay, Venezuela, Miguel Cabrera alcanzó este sábado lo que sólo un selecto grupo de jugadores en toda la historia de las grandes ligas ha logrado.
Con su hazaña, no sólo le dio una gran alegría a su país, sino que logró que millones de personas se unieran en una sola voz de celebración.
Miguel Cabrera alcanzó y rebasó los 3.000.