‘Manny siendo Manny’: Ramírez sin lamentos
BOSTON -- Manny Ramírez, uno de los mejores y más controversiales jugadores en la historia de los Medias Rojas, vive actualmente en paz consigo mismo, en parte porque no se esconde de los errores que cometió en el pasado.
Algunos de esos errores, como haber sido suspendido en dos ocasiones tras dar positivo en pruebas de dopaje, amenazan con dejarlo fuera del Salón de la Fama. Entonces Ramírez, quien recibió un reconocimiento por su legado en el béisbol en el evento Tradition en el Boston’s TD Garden esta semana, debe de estar arrepentido de las malas decisiones que tomó en el pasado, ¿cierto?
“Realmente no”, respondió Manny cuando se le preguntó si quisiera tener una segunda oportunidad. “Me digo a mí mismo que fue algo bueno para mí, porque me hizo madurar. Quizás muchos no hayan sido descubiertos y quizás estén haciendo muchas cosas indebidas y no estén aprendiendo de ello. Creo que todo pasa por una razón y todo pasa para bien. Hoy en día estoy en el mejor lugar de mi vida, incluso mejor del que estaba cuando era jugador. No me arrepiento de nada, porque me hizo crecer como persona”.
Durante su carrera, Ramírez mostró su faceta de chico impredecible, irritable y presumido. Pero lo que nunca dejó de ser fue una máquina de bateo, dejando sorprendentes números de por vida de .312/.411/.585 con 555 cuadrangulares. También se hizo famoso por sus hábitos de trabajo, llegando siempre al estadio antes que sus compañeros.
En estos días, Ramírez asegura que su estado de ánimo es tan productivo como sus propios números de por vida en Grandes Ligas.
“Uno continúa madurando y valorando la vida más que cuando era joven. Realmente, (cuando eres joven) no aprecias lo que tienes”.
No es tan descabellado preguntarse por qué Ramírez no llegó a valorar lo que tenía tanto como lo hace hoy en día, particularmente después de que los Medias Rojas lo firmaron por ocho años y US$160 millones en el 2000.
“Sí, pero algo que aprendí es que el dinero no lo es todo”, reconoció el quisqueyano. “El dinero no compra la felicidad. Ahora soy feliz".
Donde una vez Ramírez trató de obtener la mayor alegría de sus majestuosos jonrones y oportunos batazos, el dominicano ahora la obtiene al pasar tiempo junto a su esposa, Julianna, y sus tres hijos.
“¿Ustedes pensaban que vencer a los Yankees era difícil? Criar una familia lo es aun más”, manifestó Manny.
Los años también le han cobrado factura a Ramírez, ya que tras sufrir la caída del cabello se vio obligado a afeitarse la cabeza. De hecho, bromeó que ello es necesario si se vive en Miami. También dijo que se ahorra dinero al no tener que comprar productos para el cabello. La religión se ha convertido en parte fundamental de la vida de Ramírez. El dominicano acude a menudo a hospitales del Sur de la Florida para predicar y leer la Biblia.
En cuanto al Salón de la Fama, Ramírez no le huye al tema. La boleta del 2020, cuyos resultados serán anunciados el 21 de enero, será la cuarta en la que aparece su nombre. En sus primeros tres años en la boleta, el dominicano obtuvo menos del 25% de los votos. Los exjugadores deben aparecer en el 75% de las boletas presentadas para ingresar a Cooperstown. Los candidatos pueden aparecer en la boleta por 10 años. Manny no espera llegar al Salón de la Fama este año, pero sí espera lograrlo algún día.
“Estoy seguro de que, en 15, quizás 20 años, probablemente entremos”, expresó Ramírez.
Cuando alguien bromeó que a sus 47 años Ramírez podría ya estar muy viejo para disfrutar de su exaltación, el ex cañonero dijo, “Mientras esté adentro, todo está bien”. Manny le estará echando porras a su excompañero Curt Schilling para que éste gane su pase a Cooperstown.
“¿Por qué no? Fue uno de los mejores lanzadores de la historia. Creo que se lo merece”, elogió Ramírez.
Y cualquier jugador que haya dado positivo a sustancias prohibidas también merece una oportunidad, asegura Manny.
“Todos cometemos errores”, expresó Ramírez. “Yo cometo errores todos los días. Todo el mundo los comete. Tenemos que seguir para adelante. ¿Qué más puedes hacer?”
El lado alegre y bromista de Manny todavía prevalece. ¿Los recuerdos favoritos de su paso por los Medias Rojas?
“Meterme dentro del Monstruo Verde [durante cambios de lanzadores]”, confesó Ramírez. “Recuerdo que había tres muchachos trabajando ahí adentro y siempre tenían agua o Gatorade. Era genial”.
¿Qué hay del momento más emblemático de ‘Manny siendo Manny’? Hablamos de aquella noche de julio del 2004, cuando decidió cortar un tiro del jardinero central Johnny Damon antes de que éste llegase al guante del cortador original, lo que permitió que David Newhan de los Orioles se apuntara un jonrón dentro del parque.
“Recuerden, Johnny no tenía brazo y yo estaba tratando de ayudarle”, destacó Ramírez.