¿DiMaggio con el uniforme de los A’s? ¡Sí!

23 de diciembre de 2021

La imagen no tiene sentido. Parece que estamos esperando que salga un ‘Error 404’ o tal vez, ‘Error 5’, por el número en su camiseta. Aunque el número y su cara sean familiares, no hay nada en esa foto que podamos reconocer.

Sí, es Joe DiMaggio. Tiene el pelo grisáceo y su cara está un poco más desgastada, de aquel que hilvanó una racha de 56 juegos dando de hit. Pero sabemos que es él. El hombre que alguna vez dijo: “Le quiero dar las gracias a Dios por hacerme un Yankee”.

Pero, Santo Dios, ¿qué es ese uniforme que tiene puesto? ¿Por qué tiene una gorra blanca y un uniforme con verde y dorado?

En otras palabras, ¿quién manipuló una foto del “Yankee Clipper” para hacerle un montaje con el uniforme de los Atléticos?

Nadie, la verdad. A finales de la década de 1960, Joe DiMaggio fue un miembro verdadero de los Atléticos de Oakland.

Bueno, no llegó a jugar con ellos. Tal vez por eso esta imagen tomó a muchos por sorpresa. Fotos de Willie Mays con los Mets o Hank Aaron con los Cerveceros son raras, pero al menos sabemos que dichas leyendas terminaron sus carreras en esos uniformes.

La pasantía de DiMaggio con Oakland, por otro lado, fue más un hecho clandestino. Fue vicepresidente durante dos años y coach en uno de esos. Durante esa campaña, en 1968, no quería trabajar en el terreno, razón por la cual pasó la mayor parte del tiempo en el dugout. Por eso hay muy pocos fans – o fotógrafos -- que pudieron verlo con esos colores.

Pero pasó. El breve paso de DiMaggio con los Atléticos, igual que esos uniformes, fue colorido.

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En la primavera de 1968, DiMaggio había estado apartado del juego durante 16 temporadas completas. Había anunciado su retiro a sus 37 años, el 11 de diciembre de 1951, alegando sentir múltiples molestias y dolores.

“Cuando el béisbol deja de ser divertido”, dijo, “ya no es un juego”.

A diferencia de muchos jugadores de su calibre – incluyendo a su contemporáneo Ted Williams, quien pasó de ser jugador a tener un puesto en las oficinas de los Medias Rojas y luego como manager de los Senadores de Washington (otro cambio de uniforme extraño) -- DiMaggio parecía conforme con dejar el deporte en su pasado. Había rechazado una oferta por US$100,000 para jugar en 1952. En vez de eso, prefirió ser parte de la programación radial previa y posterior a los juegos de los Yankees, pero al nunca sentirse cómodo, decidió apartarse de esa labor tras un año. Fue coach en los campamentos entre 1961-1697, pero nunca se quedó para la temporada regular, debido a que el puesto no le pagaría lo que valía.

DiMaggio fue imagen de revista y televisión para Buitoni pasta y estuvo casado brevemente con una mujer llamada Marilyn Monroe. Pero, por la mayor parte del tiempo, estuvo apartado de la atención.

Hasta 1968. Ahí fue cuando el dueño de los Atléticos, Charlie Finley, claramente le hizo una oferta a DiMaggio imposible de rechazar. 

Los Atléticos se acababan de mudar de Kansas City (en donde usualmente terminaban en el foso) a Oakland y estaban cerca de convertirse en una dinastía en la Liga Americana.

Finley – un maestro promotor -- quería que DiMaggio fuera parte del grupo. Aunque DiMaggio era asociado con un equipo bien diferente de la otra costa, el acuerdo tenía un sentido geográfico.

DiMaggio nació, se crio y vivía en el área de la Bahía. Tenía una casa en Beach Street en San Francisco; a unas 18 millas de donde los Atléticos jugarían, en el Oakland-Alameda County Stadium. Igual de importante (sabiendo lo que sabemos sobre DiMaggio), fue el aspecto financiero. El “Yankee Clipper” se había retirado cuando estaba a dos años de calificar por la pensión de Major League Baseball. Esa era la manera de alcanzar el límite.

Sin duda, Finley supo convencerlo con su discurso. DiMaggio terminó firmando un contrato por dos años para ser el vicepresidente ejecutivo y consultor de los Atléticos.

Sin embargo, apenas cinco semanas de asumir sus labores, las responsabilidades de DiMaggio se expandieron. Luego de pasar tiempo junto a los jugadores de los Atléticos en los campamentos, el miembro del Salón de la Fama aceptó la oportunidad de ser coach a tiempo completo. Pero impuso sus reglas: No sería coach de la inicial o antesala y se reservaba el derecho de rechazar invitaciones.

Mucha gente quedó sorprendida al ver que DiMaggio había aceptado el puesto. Cuando se le preguntó por qué no había aceptado un puesto similar con los Yankees, DiMaggio dijo que jamás se lo habían ofrecido formalmente. Los Yankees dijeron que DiMaggio nunca dio indicios de querer aceptar un trabajo así.

De esa manera, DiMaggio se vistió de verde y dorado.

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DiMaggio expresó su emoción por tener la oportunidad de ayudar a la nueva generación de jugadores.

“Espero apegarme a estos chicos”, le dijo a la prensa poco después del Día Inaugural. “Nunca he estado junto a un grupo tan ansioso por aprender”.

Esos “chicos”, incluían al futuro miembro del Salón de la Fama, Reggie Jackson, Bert Campaneris, Joe Rudi, Sal Bando, Gene Tenace y Rick Monday – el núcleo de jóvenes que estaba por llevar al club a la cima de la liga.

Joe DiMaggio instructs Rick Monday as an Oakland A's coach in 1968.AP

(Casualmente, un infielder, que también era ítalo-americano, se tomó una taza de café con los Atléticos en 1968 y trabajó brevemente junto a DiMaggio. Su nombre era Tony LaRussa).

Se decía que DiMaggio tenía un efecto inmediato -- y duradero – gracias a su poder de observación. Como dice una historia, DiMaggio caminaba por el Oakland Coliseum, antes de la campaña de 1968, cuando notó que la vista desde el plato se obscurecía debido a la sombra del segundo piso. El equipo movió el infield a causa de ello.

Hasta ahora, los Atléticos tienen el territorio de foul más amplio en las Mayores.

DiMaggio también dejó su huella con su enseñanza. Fue quien entrenó a Rudi, un campocorto convertido en jardinero izquierdo, a poder tomar los batazos por encima de su cabeza. Los dos trabajaron durante media hora en cada uno de los juegos de 1968.

“Joe me adoptó”, le dijo en una ocasión Rudi a Baseball Digest. “Es una jugada en la que tienes que darle la espalda a la bola, encontrar la pared y voltearte para encontrar la pelota. Fue difícil aprender”.

Para la Serie Mundial de 1972, Rudi lo había perfeccionado. Luchó contra el sol para hacer una increíble atrapada ante una línea conectada por Denis Menke, para preservar el resultado a favor de Oakland en el Juego 2 ante los Rojos.

“Seguía pensando en DiMaggio y en las miles de bolas con las que practicamos”, confesó Rudi. “Aprendí del mejor”.

DiMaggio también fue importante para Bando, quien bateó .192 en 47 juegos, antes de hacer un cambio que destapó su potencial.

“Me atascaba con todo”, señaló Bando en una ocasión. “Luego Joe D. dijo que me cerrara”.

Bando bateó un respetable .251 con nueve jonrones y 25 dobles en 1968. Después de eso, recibió votos de Jugador Más Valioso en siete de sus próximas ocho temporadas, quedando en el segundo lugar en 1971.

DiMaggio también tuvo una sólida relación con Jackson.

“Reggie sigue tan verde como el césped”, le mencionó DiMaggio a la prensa en 1968. “Tenemos que desarrollar su talento. Está ahí, de eso no hay duda”.

DiMaggio incentivó a Jackson a dejar los bates livianos que utilizaba en Arizona State y le dijo que se decantara por los de mayor peso. Jackson lideró ese año las Mayores con 171 ponches (eso debió haber ofendido a DiMaggio, quien sólo abanicó 369 veces en su carrera), pero conectó 29 jonrones. Si una foto sirve de referencia, DiMaggio no sólo le ofreció consejos a DiMaggio, sino también lasaña.

(Años más tarde, DiMaggio, quien estaba lanzando el primer pitcheo ceremonial, visitó a Jackson en la cueva de los Yankees antes del Juego 6 de la Serie Mundial de 1977 ante los Dodgers, y hablaron sobre el buen jugador en el que se había convertido. Jackson aceptó el cumplido al dar tres jonrones esa noche para asegurar el título de Nueva York y cementar su legado como “Mr. Octubre”).

La temporada de 1968 – en la que los Atléticos ganaron 82 juegos, para su primera campaña con récord ganador desde 1952, cuando aún estaban en Filadelfia – fue la única en la que DiMaggio se uniformó. Se dedicó a sus labores en las oficinas en 1969 y luego, tras conseguir su pensión, regresó a jugar golf y a pescar. Dejó a los Atléticos en buenos términos y usualmente era invitado a lanzar el primer pitcheo. Por un buen precio, claro.

Afortunadamente, tenemos fotos suficientes que documenten este breve paso de DiMaggio en otro uniforme.