Ildemaro Vargas está listo para el siguiente nivel
Este fue un invierno diferente para Ildemaro Vargas. Por primera vez en varios años tuvo vacaciones. Desde el 27 de septiembre, cuando saltó por última vez al terreno con los Diamondbacks de Arizona, no jugó pelota durante tres meses.
Vargas no quería descansar. De hecho, trabajó para mantenerse en forma, esperando el chance para volver a jugar beisbol invernal.
“Cardenales me dio la oportunidad de desarrollarme como pelotero e hizo que me conocieran en Venezuela”, contó el infielder. “Siempre lo digo y lo mantengo: mientras pueda jugar a este nivel, lo voy a hacer”.
El problema con Vargas y decenas de sus compatriotas, jugadores con contrato en el sistema de MLB, fue tener que esperar por el pronunciamiento del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Mientras no llegó la autorización para participar en el circuito profesional venezolano, él y sus colegas debieron abstenerse de saltar a los diamantes.
“Fue lamentable”, recordó el toletero ambidiestro, nacido hace 28 años en Caripito. “Hay muchos que ayudan a sus familiares con lo que hacen en esta liga. Fue bastante triste”.
La diatriba terminó con la Navidad. El gobierno estadounidense dio su visto bueno a la LVBP, la liga fundada en 1946 en la nación suramericana, y una treintena de bigleaguers y ligamenoristas se presentaron para los playoffs. La campaña 2019-2020 estaba por terminar.
Vargas y Willians Astudillo, el colorido utility de los Mellizos de Minnesota, encabezaron el nuevo contingente que entró en acción.
Quiso el destino que ambos quedaran frente a frente en la final de la LVBP, entre Lara y Anzoátegui.
Pero Vargas no se puso el uniforme de los pájaros rojos simplemente para cumplir con una costumbre. Se reportó también con la mirada puesta en Arizona, en los entrenamientos primaverales.
“Estoy buscando defender la camiseta del Cardenales, como siempre hago, y ponerme a tono para el Spring Training”, señaló. “Tengo el objetivo de ganar y llegar listo (al complejo de Scottsdale), para poder darle confianza al manager (Torey Lovullo) y demostrarle que puede contar conmigo en segunda, en el short, en tercera, así como trabajé el año pasado”.
Vargas tomó 201 turnos en las Mayores en 2019. Nunca jugó tanto arriba. Fue un logro para alguien que en 2014 perdió la confianza de los Cardenales de San Luis, después de su primera experiencia por Doble A, y tuvo que recuperar su carrera en una liga independiente. Luego de tres torneos tomándose un café en la gran carpa, destruyó el picheo en Triple A, con promedios de .403/.453/.573 y se abrió paso como utility de los Diamondbacks.
“Fue muy importante para mí”, señaló. “Pude dejarme ver por la lesión de mi compatriota Wilmer Flores. Pude demostrar que podía jugar a ese nivel. Aproveché al máximo. Sabía de la responsabilidad que tenía, es el mejor nivel del mundo y supe aprovecharlo. Me mantuve sano, pude hacer las pequeñas cosas, ganarme la confianza del manager y de todos en Arizona. De verdad que quedé contento”.
La línea ofensiva de Vargas en esos 201 turnos fue aceptable, con registros de .269/.299/.413, pero su gran virtud estuvo al batear a la derecha. Maltrató a los zurdos con .340/.345/.679, sacó ante ellos 5 de sus 6 jonrones y cerró con 1.025 de OPS frente a los serpentineros de esa mano.
Por eso hay planes con él para que forme parte de ese roster que ahora tendrá 26 hombres. Puede defender varias posiciones, y una mudanza definitiva del dominicano Ketel Marté al center le abrirá lugar en la intermedia a tiempo parcial, al menos ante los siniestros.
“Mi agente conversó con ellos cuando iba a empezar a jugar aquí y le dijeron que estaba súper bien”, relató. “Quieren que llegue listo al Spring Training. Este año voy a tener mucho tiempo de juego en segunda base. Como me dijeron David Peralta y Eduardo Escobar: el béisbol te da oportunidades. Arizona me sacó de una liga independiente y estoy aprovechando al máximo”.
Su tiempo de juego como pelotero regular dependerá probablemente de qué puede aportar Jake Lamb, de discreta cosecha en 2019. Si Lamb pudiera afianzarse en la antesala, Escobar pudiera pasar de la tercera a la segunda base. Si no, Esky debería mantenerse en la esquina caliente, con Vargas en la intermedia, al menos contra los zurdos.
Hubo un tiempo en que no castigó tan bien a los pitchers de esa mano. Su evolución, refrendada también por sus numeritos en las Ligas Menores, demuestra otro aspecto de su carácter.
“Uno debe buscar mejorar su punto débil en cualquier profesión”, contó. “El mío era batear a la derecha. Tuve buenos coaches, que me enseñaron mucho. Pude aprender, y la clave es el trabajo. Esa es la mentalidad. Era mi parte débil y fue lo que me dio más tiempo de juego en las Grandes Ligas”.
Ahora tiene nuevas tareas: “Estoy enfocado en robar más bases. Están contentos con mi defensa. Me ponían a defender contra los mejores equipos y allí se veía la confianza que tienen en mis manos. Ahora tengo que correr mejor. Tengo que robar más bases”.