Hora de apreciar a cuatro leyendas en sus (quizás) últimos juegos
Hace 20 años, nada era igual que ahora. Prácticamente no había redes sociales, ni iPhones ni inteligencia artificial.
Este fin de semana, cuatro leyendas del béisbol podrían estar vistiendo un uniforme de Grandes Ligas por vez última. En los casos del venezolano Miguel Cabrera y Adam Wainwright, es algo seguro, con sus intenciones oficiales de retirarse. Con Zack Greinke y Joey Votto, no hay anuncios oficiales, pero es posible que sean sus últimos juegos.
Miguel Cabrera
En un principio, era torpedero, pero se convirtió en tercera base. Cuando subió en el 2003, los Marlins ya contaban con un antesalista establecido, el puertorriqueño Mike Lowell. Cuando Cabrera debutó el 20 de junio del 2003, dio un jonrón de oro para derrotar a Tampa Bay.
Fue el primer cuadrangular de 511 de por vida (hasta ahora) y su primer hit de 3,168. Dos premios a Jugador Más Valioso, una Triple Corona de bateo y un título de Serie Mundial (en aquel 2003) fueron parte de sus 21 temporadas como puro bateador, la mayoría de ellas con los Tigres. Y claro, selló su trayectoria con una última participación en el Clásico Mundial de Béisbol del 2023 con la selección venezolana. Será un Salón de la Fama en su primera oportunidad.
Adam Wainwright
Los fans de los Cardenales se preocuparon cuando San Luis cambió a J.D. Drew y a Eli Marrero por él, Ray King y Jason Marquis en diciembre del 2003.
De ahí en adelante, Wainwright y su curva fueron toda una institución en los Cardenales. Fue relevista en el 2006, cuando se había lesionado el cerrador Jason Isringhausen. En octubre de ese año, Wainwright realizó dos de los pitcheos más famosos en la historia de la franquicia: La curva que ponchó al boricua Carlos Beltrán en el Juego 7 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional para avanzar a la Serie Mundial, más el lanzamiento que fulminó a Brandon Inge para ponerle fin al Clásico de Otoño.
Wainwright siempre iba a ser abridor y en ese sentido, coincidió con el receptor puertorriqueño Yadier Molina en los Cardenales. El dúo puso un récord con un total de 328 aperturas como batería. Wainwright ganó justamente 200 juegos a nivel de Grandes Ligas por San Luis y ahora, quiere batear una vez más en las Mayores.
Zack Greinke
Para que quede claro: Zack Greinke no ha anunciado su retiro. Pero hay muchos rumores, especialmente luego de que pidiera la bola luego de salir de su apertura el martes, quizás pensando que se apuntaría la victoria número 225 de su excelente carrera. (El bullpen de los Reales tenía otros planes.) Con las lesiones que ha padecido este año, así como también la peor efectividad de su carrera, esa apertura quizás haya sido la última su carrera en las Mayores.
¡Y qué carrera ha sido! Greinke siempre ha sido un personaje impredecible y singular, lo que quizás nos haya distraído de lo increíble que ha sido como lanzar. En el 2009, ganó el Premio Cy Young como integrante de los Reales, pero quizás haya tenido sus mejores temporadas con los Dodgers, incluyendo una en la que tuvo marca de 19-3 con efectividad de 1.66. Nunca fue de ponchar a muchos bateadores, y se mantuvo notablemente consistente y sano. Sus 540 aperturas desde que debutó en el 2004 son la mayor cantidad en ese tramo, y por mucho; solamente Justin Verlander está a 75 de él. Sin embargo, pese a que participó en la postemporada con cuatro equipos distintos, incluyendo los Dodgers y Astros durante algunas de sus mejores campañas, Greinke nunca ganó una Serie Mundial. Pero Greinke siempre ha dado la impresión de ser alguien ajeno, como que llegó de otro planeta para jugar béisbol y ahora es su momento de regresar.
Joey Votto
Al igual que Greinke, Votto no ha anunciado su retiro y existe una posibilidad de que juegue el próximo año. Pero, por si acaso …
Votto era la superestrella más desapercibida del béisbol. Sé que eso suena imposible de creer, dadas sus proezas en las redes sociales, pero es la verdad. Hubo un tiempo en que Votto fue un punto crítico en el debate sobre la analítica, porque gran parte de su valor radicaba en su ojo al bate y su habilidad para negociar bases por bolas; había debates en plena transmisión sobre si le estaba haciendo suficientes swings o no a pitcheos fuera de la zona con corredores en base. Votto simplemente duró más que sus detractores, en parte porque estaba avanzado para su época. Simplemente nos tomó un tiempo ponernos al día con él.
Votto encabezó la Liga Nacional en porcentaje de embasarse siete veces y se ha embasado en más ocasiones en su carrera que el dominicano Vladimir Guerrero padre, quien fue su contemporáneo en un momento y hace unos años fue exaltado al Salón de la Fama. Votto también aportaba poder y hace apenas dos años, empalmó 36 cuadrangulares. Su producción se perdió en Cincinnati, en un equipo que no tuvo mucho éxito durante su carrera allí, pero eso no es su culpa. Solamente ha disputado cuatro series de postemporada en Cincinnati (aunque eso podría cambiar este año) y aún no ha ganado ninguna.
El contrato de Votto incluye una opción del club para el 2024 valorada en US$20 millones que el equipo probablemente no ejerza, pero cabe la posibilidad de que renueve con los Rojos (o que firme con otro equipo) por menos dinero. De igual manera, el contrato de 10 años y US$225 millones que firmó con los Rojos en el 2012 debe ser recordado como un pacto que benefició a ambas partes. Votto se ha convertido en toda una personalidad, y su estatus como el jugador más amigable y cómico de las Mayores es merecido, como lo es su condición de ícono de Cincinnati. También va a tener buenos argumentos para el Salón de la Fama, cuando decida presentarlos.