¿Cómo encajaría Gary Sánchez en los Padres ahora mismo?
Los Padres necesitaban ayuda en la receptoría. El dominicano Gary Sánchez necesitaba un hogar.
La coincidencia parecía obvia desde el momento en el que Sánchez fue designado para asignación por los Mets la semana pasada. El lunes, las partes se juntaron.
Los Padres reclamaron a Sánchez de la lista de waivers de Nueva York, en un intento por mejorar su situación detrás del plato, donde han obtenido un rendimiento ofensivo muy bajo. Para Sánchez, será su tercera organización de la campaña. Comenzó el año con los Gigantes--aunque nunca jugó un encuentro con ellos--antes de unirse a los Mets, donde conectó un hit en seis turnos al bate.
Veterano de nueve temporadas y dos veces convocado al Juego de Estrellas durante sus días en los Yankees, Sánchez, de 30 años, ha tenido muchos problemas en las últimas cuatro campañas. Sin embargo, es un movimiento que tiene sentido para un equipo que ha obtenido la peor producción de sus caretas en el 2023, según fWAR.
“En el puesto de receptor, buscamos más productividad”, dijo el gerente general de los Padres, A.J. Preller. “Gary es dos veces All-Star y jugó en un buen equipo en Nueva York. Tiene cierta habilidad física. Creo que es una oportunidad y una adquisición de bajo costo, para ver si podemos mejorar en la receptoría y cambiar un poco las opciones que tenemos”.
¿Cómo encaja Sánchez?
Se espera que Sánchez se una al equipo en Miami esta semana. Su llegada ya produjo que Brett Sullivan fuese bajado el martes a Triple-A antes del primer juego de la serie contra los Marlins.
A partir de ahí, no está claro cuánto tiempo de juego tendría Sánchez. Al menos, tendrá la oportunidad de ganárselo.
“No vamos a entrar en esto de que alguien jugará 'X' número de días, o que alguien será el segundo cátcher”, dijo Preller. “El juego y los jugadores dictarán eso y dejaremos que [el manager de los Padres, Bob Melvin] tenga la capacidad de tomar algunas de esas decisiones con nuestros receptores”.
En pocas palabras: Si Sánchez rinde, hay espacio para que consiga un rol en San Diego.
¿Qué esperar?
En el pico de su carrera, Sánchez fue uno de los receptores con mejor ofensiva del juego, con un OPS de .876 en el 2017 y una marca de .841 en el 2019, cuando los Yankees hicieron un par de viajes a la SCLA. Esos números ofensivos escondieron algunas deficiencias defensivas. Pero Sánchez contaba con un gran brazo y sus números enmarcando pitcheos eran lo suficientemente útiles.
Pero en las últimas cuatro temporadas, Sánchez no ha sido el mismo jugador ofensivamente. Ha bateado apenas .195 con un OPS de .679 desde inicios del 2020.
Por otra parte, los Padres no están pidiendo necesariamente que Sánchez sea su versión del 2019. Si pueden conseguir algo que esté en un punto medio entre el Sánchez que fue al Juego de Estrellas y la versión de los últimos cuatro años, eso representaría una mejoría para San Diego.
“Todavía estamos viendo la fuerza que tiene en el brazo”, dijo Preller. “Desde el punto de vista del encuadre de lanzamientos, ha avanzado mucho en los últimos tres o cuatro años. La capacidad de ser una amenaza en el plato, creo que todas esas cosas están ahí”.
“Desde nuestro punto de vista, se trata de darle algunas oportunidades y ver hasta dónde llega”.
¿Cómo se aclimatará?
Ésa es la parte complicada. A Sánchez no se le pedirá simplemente entrar al lineup y batear. Es un cátcher. Tendrá que familiarizarse con los lanzadores sobre la marcha, a mitad de campaña.
“Este muchacho ha jugado mucho béisbol”, dijo Preller. “Y tenemos algunos lanzadores veteranos que les han lanzado a un montón de receptores diferentes a lo largo de los años, así que creo que es algo que vamos a ser capaces de manejar”.
No será fácil, y el historial reciente de Sánchez obliga a moderar las expectativas. Pero los Padres necesitaban encontrar producción para la receptoría en alguna parte, especialmente con Luis Campusano probablemente fuera hasta la pausa del Juego de Estrellas debido a una cirugía en el pulgar.
Por todo eso, Sánchez era precisamente el tipo de jugador por el que valía la pena apostar.