Una mirada al megacontrato de J-Rod y cómo se concretó al acuerdo

SEATTLE – Jerry Dipoto estaba en una reunión a principios de julio con su mano derecha, Justin Hollander, cuando decidieron parar por un momento y hacerse una pregunta: ¿Cómo luciría una extensión de contrato para el dominicano Julio Rodríguez?

En vez de ponerse a elucubrar, el presidente del departamento de operaciones de béisbol de los Marineros decidió llamar al agente de Rodríguez, Ulises Cabrera de la agencia Octagon, y preguntarle directamente.

Casi dos meses, docenas de reuniones e incontables llamadas telefónicas después, Rodríguez y los Marineros completaron un masivo acuerdo que le garantiza al novato ingresos por US$210 millones, puede llegar a un récord de US$450 millones y durar desde siete hasta 17 años después del 2022, basado en opciones del jugador y el club.

Si suena complejo, es porque lo es, siendo quizás uno de los contratos más particulares en la historia de las Grandes Ligas.

Es un pacto sin precedentes porque no había precedentes para un jugador como Rodríguez, un novato con menos de un año de servicio y a la misma vez todo el potencial de ser una estrella, algo que ya ha ido demostrando. Pero muchas veces, los jugadores pre-elegibles al proceso de arbitraje que toman extensiones son criticados por aceptar mucho menos de lo que potencialmente conseguirían en la agencia libre, y porque muchas veces, ese tipo de acuerdos son demasiado favorables para los equipos.

Y eso es lo que hace del contrato de Rodríguez uno fascinante: tiene los componentes de un pacto favorable al club, pero a la vez cuenta con seguridad financiera adicional para el jugador y, posiblemente, la paga más grande de todos los tiempos.

A continuación, el proceso de cómo fue dándose todo, contado a partir de la estructura del contrato:

La base de 7 años y $105 millones (2023-2029)

La primera parte del contrato se parece al del venezolano Ronald Acuña Jr. con los Bravos (ocho años, US$100 millones) y la segunda parte más al del dominicano Fernando Tatis Jr. con los Padres (14 años, US$340 millones) dos estrellas jóvenes que firmaron recientemente mucho antes de la agencia libre.

“Nos enfocamos en una variedad de diferentes contratos que se han firmado en la liga”, dijo Dipoto. “Nos robamos partes de esos y luego creamos algo en este espacio, reconociendo que nadie realmente había hecho así antes”.

Rodríguez, quien también recibió un bono de US$15 millones por firmar, está ganando el salario mínimo de US$700,000 este año, habría ganado lo mismo en el 2023 y luego probablemente habría alcanzado el proceso de arbitraje como jugador con estatus de Súper Dos en el 2024. Las proyecciones del sistema ZiPS de FanGraphs, que utiliza actuaciones del pasado y tendencias de la edad de los jugadores, estiman que Rodríguez hubiese obtenido US$52 millones en total durante los procesos de arbitraje antes de la agencia libre, si termina haciendo realidad esas proyecciones. Al tomar la oferta de los Marineros, aseguró el doble de ese total en los años base del acuerdo, pero a la vez sacrificó dos años de agencia libre.

Sin embargo, las proyecciones no siempre son iguales a la producción, algo que entendían las dos partes.

“No puedes pretender que un equipo garantice un montón de dinero si no tiene la producción para validar eso”, reconoció Cabrera. “Y no puedes esperar que un muchacho de 21 años, quien potencialmente podría ser agente libre después del 2026, simplemente empieza a firmar cosas y se limite a sí mismo como han hechos muchachos han hecho en la industria. Si tienes la mente lo suficientemente abierta como para encontrar una solución que tome en cuenta los intereses de todas las partes, más allá del tema de los números, simplemente el concepto, pienso que ya superaste un obstáculo muy, muy grande”.

La opción del equipo: 8-10 años, US$200-US$350 millones (2030-2037 o 2030-2039)

Rodríguez estaba dispuesto a sacrificar la agencia libre hasta potencialmente, en el más temprano de los casos, después de terminada la temporada en la que tendría 38 años, comprometiéndose a entregarle a los Marineros los mejores años de su carrera. Pero sólo si los Marineros estaban dispuestos a pagar valor de mercado o cerca del mismo si se convertía en el jugador en el que ambas partes esperan que termine convirtiéndose. Por eso, fue su idea atar lo que termine pasando en la votación del JMV a una cláusula de incentivos

Si gana el JMV dos veces en sus primeras ocho temporadas – algo que solamente han hecho Mike Trout y el dominicano Albert Pujols – entonces la opción del equipo alcanzaría su tope, y de ser ejercida, convertiría al contrato en el más grande en la historia de las Grandes Ligas.

La opción del equipo serviría como una clásica forma de protección para los Marineros un año antes de que termine la parte base del contrato, en el 2028 en vez del 2029. Es otra medida donde cada parte cedió, en la que el equipo tiene la decisión en sus manos, pero el jugador recibe una temporada adicional de claridad – y la posibilidad de impresionar a los otros 29 conjuntos – antes de decidir si ejerce la opción del jugador.

La opción del jugador: 5 años, US$90 millones, con US$35 millones en posibles incentivos (2030-2034)

Aquí es donde el contrato de Rodríguez difiere drásticamente de los acuerdos pre-arbitraje, muy favorables para los conjuntos, que tomaron algunos jugadores. La opción del jugador le da a Rodríguez seguridad financiera en caso de una lesión o de que produzca por debajo de lo esperado.

“Están apostando a mí, y yo estoy invirtiendo en la ciudad de Seattle”, dijo Rodríguez. “Yo definitivamente me voy a poner en la mejor posición posible para que pueda seguir produciendo para el equipo, la ciudad y para todos”.

El contrato también incluye incentivos basados en viajes al Juego de Estrellas y premios Bate de Plata.

“Yo pienso que así soy yo, y siento que por eso estoy feliz de que conseguí un contrato así, porque definitivamente me va a mantener motivado”, añadió Rodríguez. “Y definitivamente voy a seguir fajándome cada temporada”.

La opción mutua: US$168 millones (2030-2036)

Si tanto los Marineros y Rodríguez deciden no ejercer sus opciones, hay otra posibilidad para que el contrato continue, gracias a una opción mutua por US$168 millones que fue incluida para ofrecer flexibilidad a ambas partes y que puede activarse después de la campaña del 2029. Es un componente emblemático de las negociaciones.

“La primera conversación marcó la pauta”, dijo Cabrera. “Fue como reconocer que, si veíamos esto de la forma tradicional, no iba a funcionar”.

La habilidad para tomar otro camino

Este contrato fue firmado con la intención de que Rodríguez pase el resto de su carrera. ¿Pero quién sabe cómo va a lucir el mundo en siete, 12, 15 o 17 años? Los mismos Marineros, hoy comprometidos con ganar año tras año, podrían cambiar de rumbo.

Cuando se considera lo largo y complejo del contrato, la posibilidad de que tanto jugador como club puedan declinar sus opciones y tampoco ejerzan la opción mutua tiene que tomarse en cuenta como una opción real. En ese escenario, Rodríguez sería agente libre después de su campaña de 28 años y todavía en medio de sus mejores años. Y esa es otra de las razones para que esta extensión, en el papel, pareciera ser una victoria para ambos lados.

Pero dentro del mismo documento, hay esperanza, ambición y deseos de que esta reunión sea permanente.

“Yo me siento comprometido con ustedes”, le dijo Rodríguez a Dipoto durante la rueda de prensa. “Y como dijo Ulises, esto no se trata del contrato, de lo largo que es. Me gustaría ser un Marinero por el resto de mi carrera. De verdad siento eso. Adoro estar aquí”.