Sabor en Números: Urías, Valdez, los hermanos Díaz y mucho más
Cada semana en LasMayores.com, Sabor en Números se enfocará en datos, estadísticas y curiosidades sobre lo hecho por el contingente de jugadores latinoamericanos en las Grandes Ligas durante los últimos siete días. Puedes leer la edición anterior aquí.
MÉXICO
El zurdo que no perdía
Después de dejar récord de 3-6 en sus primeras 12 aperturas de la temporada pese a una efectividad de 2.80, Julio César Urías ha respondido con foja de 6-0 y EFE de 2.58 en sus últimas siete presentaciones para los Dodgers. La última, el sábado contra los Gigantes, marcó el juego 125 de la exitosa carrera del zurdo de 25 años. Desde su debut a los 19 años en el 2016 y pese a una seria cirugía en la cápsula anterior del hombro en el 2017, el de Culiacán tiene EFE de 3.02 y récord de 41-16 en las Grandes Ligas (% de triunfos de .719), números potenciados por un periodo especialmente exitoso desde que se convirtió en abridor a tiempo completo en el 2020 (32-9, EFE de 2.94 en ese lapso).
Pero volvamos a ese porcentaje de victorias de .719. Entre todos los pitchers que habían abierto al menos 80 juegos para el momento al que llegaron a 125 encuentros en MLB, ese porcentaje de triunfos de Urías es el 7mo mejor y apenas uno de 15 por encima de .700. Miren el nivel de los seis lanzadores que lo superan en ese ranking: Ron Guidry (.771), Cy Young (.758), Sal Maglie (.756), Dwight Gooden (.740), Whitey Ford (.735) y Roger Clemens (.727). Y en cuanto a esa efectividad vitalicia de 3.02, un solo pitcher latinoamericano tenía una EFE mejor a esa tras sus primeros 125 juegos (mínimo de 50 aperturas) en las Mayores: el dominicano Juan Marichal (2.96), miembro del Salón de la Fama.
Una más de Statcast: Si los rivales no son capaces de darle con fuerza a sus pitcheos, será difícil que le hagan daño. Y Urías ha sido de los mejores en eso. Apenas el 29.4% de los batazos que le han dado este año han salido del bate a 95 mph o más, las definidas en Statcast como “pelotas conectadas con fuerza”. Es la segunda mejor cifra en las Mayores en el 2022, sólo por detrás del 28.1% de Alek Manoah de los Azulejos.
El lanzafuegos de Los Mochis
Cuando escribimos hace un par de semanas sobre Andrés Muñoz, nos enfocamos en la impresionante cantidad de ponches que estaba acumulando. El derecho de los Marineros ha bajado un poco el ritmo, y ahora suma 13.7 K/9 IP, pero todavía lleva ritmo para romper el récord para un mexicano en poder de Oliver Pérez. Lo que sí logró Muñoz en esta última semana y media fue meterse en una lista bien exclusiva, una que apenas tiene siete integrantes: la de pitchers que han tirado bolas rápidas a 103 mph o más durante la Era Statcast (desde 2015). El primero, a 103.0 mph, lo tiró el 16 de julio contra los Rangers, y lo pueden ver aquí. El segundo viajó a 103.2 mph y lo lanzó el domingo para completar un ponche contra Alex Bregman. Ahora, Muñoz comparte club con el cubano Aroldis Chapman (185 envíos a 103 mph o más desde 2015), Jordan Hicks (68), el dominicano Mauricio Cabrera (10), el colombiano Tayron Guerrero (4), el dominicano Jhoán Durán (3) y Ryan Helsley (2) como los únicos que han tocado ese umbral.
REPÚBLICA DOMINICANA
Un abridor de calidad
Con 6.2 episodios de labor en los que permitió tres carreras limpias, otorgó un boleto y ponchó a ocho bateadores durante el triunfo de los Astros el domingo en Seattle, el zurdo dominicano Framber Valdez sumó su 16ta apertura de calidad consecutiva. Se trata de la racha más larga entre los lanzadores activos desde una de 26 de Jacob deGrom en el 2018 y la segunda más extensa para un pitcher de los Astros (Mike Scott tuvo una de 20 aperturas de calidad consecutivas en 1986).
Entre los nacidos en Latinoamérica, la cadena más larga de aperturas de calidad es una de 21 juegos del venezolano Johan Santana en el 2004. Luego aparecen una de 20 del cubano Luis Tiant en 1968 y dos del venezolano Félix Hernández, una de 18 entre 2009 y 2010 y una de 17 en el 2010.
Una más de Statcast: Para complementar una sinker que promedia 94 mph, Valdez utiliza también cambio, recta cortada y curva. Esta última es su principal arma cuando de ponchar a los rivales se trata. Hasta ahora, 69 de sus 110 ponches en el 2022 han terminado con curvas, la mayor cantidad de guillotinas con ese pitcheo en la Gran Carpa en el 2022, seguido por Charlie Morton (63) de los Bravos.
Liderando la felpa
El dominicano Raimel Tapia encabezó la histórica paliza de 28-5 que le propinaron los Azulejos a los Medias Rojas el viernes en el Fenway Park al irse de 7-3 con dos carreras anotadas, seis empujadas, un doble y un jonrón dentro del campo con las bases llenas (con mucha ayuda del jardinero central Jarren Duran). Tapia no jugó el sábado, pero el domingo regresó al lineup y volvió a barrer las almohadillas, esta vez con un triple. En resumen, en dos juegos seguidos para su cuenta personal, el veloz patrullero de San Pedro de Macorís se fue de 12-6 con un doble, un triple, un jonrón y 10 carreras empujadas. Tapia es ahora uno de tres jugadores nacidos fuera de Estados Unidos que suma al menos un doble, un triple, un jonrón y 10 remolcadas en un lapso de dos juegos consecutivos. Los otros son sus compatriotas Robinson Canó (2005) y Maikel Franco (2018). En la citada paliza de 28-5, además, hasta seis jugadores latinoamericanos (Tapia, los también dominicanos Santiago Espinal, Vladimir Guerrero Jr y Teóscar Hernández, el mexicano Alejandro Kirk, y el cubano Lourdes Gurriel Jr.) anotaron cada uno dos o más carreras, algo que jamás había ocurrido en un juego de Grandes Ligas.
CUBA
En esa misma fiesta…
… de los bateadores de los Azulejos el viernes en Toronto, Lourdes Gurriel Jr. se fue de 7-6 e igualó el récord de más hits en un juego para un pelotero nacido en Cuba. La marca estuvo en poder de José Cardenal por 46 años, dos meses y 20 días, desde que el 2 de mayo de 1976, jugando para los Cachorros, se fue también de 7-6 contra los Gigantes. Pero hay un detalle. Aquel encuentro entre Chicago y San Francisco se extendió a 14 innings, y Cardenales dio sus últimos hits en el 12do y 14to episodio. El de Azulejos y Medias Rojas duró nueve entradas.
Así que Gurriel es apenas el 11mo jugador nacido en Latinoamérica que, desde 1901, da seis o más imparables en un juego de 9 innings. También lo hicieron los venezolanos Wilmer Flores (2016), Omar Vizquel (2004), Edgardo Alfonzo (1999) y Andrés Galarraga (1995); los dominicanos Carlos Peña (2004), Sammy Sosa (1993) y Jesús Rojas Alou; el puertorriqueño Félix Millán (1970) y el mexicano Jorge Orta (1980), todos con seis. El récord absoluto de más hits en un juego de nueve entradas, sin importar el país de nacimiento, pertenece al panameño Rennie Stennett, con siete incogibles para los Piratas el 16 de septiembre de 1975 durante una paliza de 22-0 vs los Cachorros.
VENEZUELA
Pegando temprano
El domingo, el venezolano José Altuve conectó su 9no jonrón abriendo juego en esta temporada ante Robbie Ray de los Marineros. El segunda base de los Astros tiene ahora la mayor cantidad de cuadrangulares abriendo juego esta campaña en las Mayores (le sigue George Springer con 8) y una posibilidad real de romper la marca de todos los tiempos para una temporada, en poder del dominicano Alfonso Soriano con 13 para los Yankees en el 2003. En la historia de los Astros, los 30 HR de Altuve iniciando las acciones lo ubican de tercero, sólo por detrás de Craig Biggio (53) y Springer (39). Altuve, con 19 jonrones ya en el 2022, también tiene la mirada puesta en su marca personal de bambinazos, 31 (2019, 2021).
“Pasaron años”
El venezolano Miguel Cabrera le puso fin el lunes a la racha de más juegos seguidos sin conectar jonrones en su carrera, una travesía de 51 encuentros y 204 visitas al plato que comenzó a mediados de mayo y terminó con ese batazo solitario por el jardín izquierdo que le conectó a Steven Wilson en el 6to inning.
“Estoy cansado”, dijo entre risas Cabrera después del juego entre los Padres y los Tigres el lunes. “Primera vez que tengo que recorrer las bases en años”.
Ok, Miggy, no exageres, no pasaron años desde el último bambinazo, pero hay dos cosas obvias. La primera, que los cuadrangulares han dejado de ser parte del juego ofensivo de Cabrera (ha dado solo cuatro este año). Aunque el maracayero no mencione el tema, es evidente que las lesiones en la parte baja del cuerpo siguen haciendo mella y no puede apoyarse bien sobre su pierna derecha. Lo dijo el manager A.J. Hinch el lunes: “Creo que el cuadrangular la banda contraria emocionó a todos. Especialmente cuando está un poco golpeado. No lo va a decir, pero creo que no estaba sintiéndose muy bien físicamente”. Por eso mismo, el hecho de que aún en esas condiciones Cabrera esté bateando sobre .280 y produciendo mejor que un bateador promedio esta temporada (OPS plus de 104, o 4% mejor que la media de la liga) dice muchísimo del bateador que es.
Hablando de la racha ahora. Con la ayuda de Andrew Simon del equipo de investigaciones de MLB.com, buscamos si hubo algún otro jugador que, tras llegar a 500 jonrones en las Mayores (un club de 28 miembros), tuvo una cadena de duelos sin bambinazos más larga que esta de Miguel. Bingo, hubo otro: Jimmie Foxx, quien pasó 62 juegos sin sacar la pelota entre 1942 y 1945. El miembro del Salón de la Fama y tres veces Jugador Más Valioso no dio cuadrangulares en sus últimos 34 encuentros con los Cachorros en 1942 y, tras no jugar en 1943, regresó por un puñado de partidos otra vez con Chicago en 1944 (15 compromisos, cero cuadrangulares).
En 1945, Foxx disputó su última temporada en la ciudad donde comenzó todo para él: Filadelfia. Vistiendo ahora los colores de los Filis, no de sus queridos Atléticos, se ganó un puesto en el roster como bateador emergente durante el Spring Training gracias a varios batazos kilométricos, de acuerdo con su biografía en la SABR (Society For Américan Baseball Research). Foxx no tuvo suerte en sus primeros 16 juegos en el 45, pero finalmente terminó con su sequía de 62 cotejos y 147 veces al bate sin vuelacercas el 18 de mayo ante los Cardenales, el primero de los siete que pegó ese año para retirarse con 534 de por vida.
PUERTO RICO
Hermanos salvadores
Edwin Díaz está teniendo una de las mejores temporadas para un cerrador (EFE de 1.60, 21 SV, 17.6 K/1P) y podría lograr algo que ha pasado sólo dos veces en la historia de la Gran Carpa. ¿Pero han visto lo que está haciendo su hermano Alexis Díaz en Cincinnati? El también relevista derecho -- y también pitcher de recta y slider – tuvo un camino más largo hacia las Grandes Ligas que su hermano Edwin, pero tras recibir su primera oportunidad esta temporada a los 25 años se ha convertido rápidamente en la pieza en la que más confía el manager David Bell. Sin ser cerrador designado, Alexis ya ha salvado tres juegos en 35.1 innings, incluido uno el mismo día en el que su hermano Edwin también salvó para los Mets, el 17 de mayo, apenas la tercera vez que sucede tal cosa en las Grandes Ligas. Y el éxito no ha parado. Después de no permitir carreras en 10 de sus 11 presentaciones más recientes, el pitcher de los Rojos ha puesto su efectividad en 2.04.
Si se están preguntando si alguna vez dos hermanos dejaron efectividad por debajo de 2.00 en la misma temporada, la respuesta es no. Jamás ha pasado. Inclusive, de acuerdo con el Elias Sports Bureau, apenas cuatro parejas de hermanos finalizaron una misma campaña con efectividad por debajo de 3.00 (mínimo de 30 innings) en los últimos 50 años. Son los dominicanos Pedro y Ramón Martínez en 1998, Greg y Mike Maddux en 1992, Bob y Ken Forsch en 1974 y Gaylord y Jim Perry en 1974. ¿Y saben qué también muy curioso? Que Daniel (EFE de 1.91 en 37.2 IP para los Rockies) y Luke Bard (EFE de 2.25 en 12 IP para los Angelinos) tienen la posibilidad de hacer lo mismo este año.
Una más de Statcast: Mientras que Edwin es capaz de tirar en ocasiones su recta sobre las 100 mph y slider sobre las 90 mph, Alexis no necesita de tanta velocidad para sacar outs. La recta del diestro de los Rojos promedia 95.7 mph y la slider 86.6 mph. ¿El secreto de esa bola rápida? Como tantos otros pitchers hoy día, y pueden revisar lo escrito aquí sobre el dominicano Cristian Javier, Alexis es capaz de hacer rotar muchísimo la pelota sobre su eje, logrando que resista más la fuerza de gravedad y le da al bateador la impresión de que el pitcheo viene “subiendo”. ¿Resultado? Los rivales le batean .111 ante la recta con un jonrón.