El viaje de Venezuela en el Clásico se descarriló en el 8vo
MIAMI – “Frustrante”.
Esa fue la palabra que utilizó Omar López para describir sus sensaciones tras una derrota en la que Venezuela comenzó recibiendo un golpe durísimo en el mismo primer inning, un juego que luego pudo voltear y en el que estuvieron a seis outs de avanzar a las semifinales... hasta que se les atravesó Trea Turner con ese grand slam en el 8vo inning.
“Es frustrante, cuando un equipo está batallando un juego desde principio a fin. Y una u otra cosa que pasa en el juego, porque es béisbol, te hace voltear la situación”, comenzó López, visiblemente golpeado anímicamente, su rueda de prensa tras la victoria 9-7 de Estados Unidos que marcó la eliminación de Venezuela en cuartos de final.
“Lamentablemente, así es esto y tenemos que asumirlo como hombres, levantar la cabeza. No es fácil. Sobre todo, cuando tú tienes que levantarte después de estar abajo. Los muchachos lo hicieron. Lo hicieron durante todo el evento”.
“Así es el béisbol, hermano”, añadiría López más adelante. “Estamos bien, bien golpeados, porque la ilusión era otra”.
“Dura”, calificó Salvador Pérez, casi sin voz, la derrota.
Venezuela había comenzado otra noche a casa llena en el loanDepot Park (35,792 espectadores) de la peor forma posible. Cuando Martín Pérez dejó el montículo en el primer inning, tras recibir cinco hits seguidos, y con un solo out en la pizarra, ya Estados Unidos ganaba 3-0.
Para poner en referencia lo mal que pintaba lo que se venía, consideren lo siguiente: en las Grandes Ligas, desde 1974, los equipos que han permitido cinco hits en fila iniciando un encuentro tienen récord de 23 ganados y 120 perdidos. Y desde 2010, la marca es de 5-40.
Y aún así, Venezuela se levantó.
“Nunca bajamos la cabeza”, resumió Luis Arráez la actitud del equipo.
“Tengo un montón de respeto por todos esos muchachos allá”, dijo Mark DeRosa, el manager de EE.UU.
Otro buen trabajo del bullpen, una vez más con Luis García al frente. Dos jonrones de Luis Arráez, que nunca había dado dos cuadrangulares en un encuentro, y esa reacción de cuatro en el quinto, donde ni el terrible bolazo a José Altuve los detuvo, los llevó hasta el 8vo inning arriba 7-5.
La fatídica octava entrada para Venezuela la comenzó el zurdo José Quijada en la loma. Había entrado en el séptimo con dos hombres en base y los suyos arriba 6-5 para enfrentar a Kyle Tucker. Lo terminaría ponchando. Y como había hecho en todo el Clásico, lo celebró a lo grande.
Los vinotinto cayeron por la vía rápida en la baja del 7mo y a López se le presentó un dilema. Obligado por la regla de los tres bateadores, podía dejar a Quijada como mínimo contra el derecho Tim Anderson y un emergente que seguramente vendría por el zurdo Kyle Schwarber. La otra opción era empezar el inning con otro relevista. Decidió dejarlo.
El zurdo de los Angelinos le dio un boleto a Anderson en cuenta de 3-2. Al emergente Pete Alonso lo dominó con un elevadito… que para mala fortuna de Venezuela cayó en terreno corto del jardín derecho, justo entre el segunda base Luis Arráez y el patrullero Anthony Santander.
Ya con dos en base, López volvió a confiar en Quijada contra Realmuto. El razonamiento era que el careta de los Filis es mejor bateador contra los derechos (.280/.332/.458 de por vida) que contra los zurdos (.261/.332/.449), una tendencia todavía más marcada las últimas dos temporadas. Sólo que Quijada le dio un bolazo que llenó las bases.
López añadió que también se mantuvo con Quijada ante Realmuto tratando de buscar un out, "para ver si me daba chance de que Alvarado estuviese listo para traerlo". Explicó que si usaba mucho a Alvarado corría el riesgo de no poderlo usar para cerrar.
"Tenía que pensar para el noveno quién podía venir a relevar", continuó argumentando López. "El que estaba listo era Silvino. Y fue el que traje en el momento”.
Ante una situación imposible para cualquier pitcher, tres en base sin out, y contra un toletero al que los Filis firmaron este invierno por US$300 millones, Bracho hizo lo que siempre hace. Atacar y atacar.
Empezó el turno con una recta a 93 mph que partió la esquina de adentro. Strike uno. Ante el segundo envío, otra bola rápida pegada a 94 mph, Turner sólo alcanzó a dar un foul hacia atrás. Ahora lo tenía donde quería. Pero el siguiente pitcheo, un cambio a 86 mph, se le quedó alto. Turner lo mandó a 103.3 mph sobre la cerca del jardín izquierdo. Estados Unidos 9, Venezuela 7.
“Se le quedó un poquito alto”, dijo Pérez. "Pero bueno, cosas del juego, cosas que pasan”.
“Desafortunadamente, ese pitcheo se le quedó y Turner pudo conectarlo”, dijo el dirigente López. Y recordó: “He visto cantidad de lanzamientos que se quedan en el mismo medio y hay bateadores que fallan. Ese es el béisbol. Desafortunadamente”.
Bracho mantuvo la compostura, como tantas otras veces, retirando a los tres siguientes, nada menos que Mookie Betts, Mike Trout y Paul Goldschmidt, los últimos dos por la vía del ponche. De los 17 lanzamientos que hizo el sábado, 12 fueron en strike.
“Si se dieron cuenta", acotó Pérez, "después de ese batazo, los cambios que tiró fueron bajitos, y los chamos le hicieron swing".
El daño, no obstante, ya estaba hecho.
López hizo hincapié en que, hace mucho tiempo, aprendió a no criticar a sus pitchers. Fue un día, siendo manager de Clase-A, en el que se montó en la goma de lanzar durante una práctica y vio lo lejos que estaba el home.
"Vi tan distante ese cuadrito, qué me dije, '¿Cómo lo hacen los pitchers para no cometer errores y localizar bien los pitcheos?'. Y me dije, desde ese día, que yo no voy a juzgar a ningún lanzador por ningún pitcheo o por ninguna secuencia que decidan, porque en el momento ellos son los que tienen en el control de la pelota”.
Y esa pelota, lamentablemente para Venezuela, no hizo lo que quería Silvino Bracho.