Diez temporadas individuales con gran potencial... pero truncadas
Kyle Tucker tuvo una gran temporada cuando estuvo en el terreno en el 2024. Pero, ¡oh, cuánto mejor pudo haber sido su año!
En sus primeros 50 juegos, Tucker registró una impresionante línea ofensiva de .286/.417/.626 con 17 jonrones en 182 turnos al bate. Después de terminar quinto en la votación a Jugador Más Valioso de la Liga Americana en el 2023, parecía encaminado a cosas aún más grandes en el 2024. Sin embargo, el 3 de junio su año se descarriló cuando un foul impactó su espinilla derecha, resultando en una pequeña fractura que lo mantuvo fuera de acción por más de tres meses. Esto puso fin a lo que pudo haber sido una campaña de 50 cuadrangulares.
¿Habría sido Tucker JMV de la Liga Americana en el 2024 si se hubiera mantenido saludable? Por lo menos, estaba construyendo argumentos convincentes para ser finalista. Pero nunca lo sabremos con certeza y, lamentablemente, estos años interrumpidos suceden con frecuencia en el béisbol.
La campaña de Tucker nos hizo reflexionar sobre jugadores que estuvieron encaminados a años destacados pero que fueron detenidos por lesiones u otras razones.
Para esta lista de 10 casos, nos limitamos a jugadores de las Ligas Americana y Nacional que disputaron menos de 100 encuentros, o lanzadores abridores que tiraron menos de 100 entradas en una temporada no acortada. Sí, es un criterio subjetivo y deja fuera algunas campañas destacadas —como la de 114 partidos de Mike Trout en el 2017 — pero tuvimos que establecer un límite.
Aquí están 10 de las temporadas de “¿Qué hubiera pasado?” más grandes en la historia de las Ligas Americana y la Liga Nacional.
Jacob deGrom, Mets, 2021
No es una exageración decir que en el 2021, deGrom estaba en camino de tener posiblemente la mejor temporada de cualquier lanzador abridor en la Era de la Bola Viva (desde 1920). La efectividad de 1.12 de Bob Gibson en 1968 es el récord de ese período y uno de los números más reverenciados en la historia del béisbol. Sin embargo, tras 12 aperturas, la efectividad de deGrom era una microscópica 0.50 (cuatro carreras limpias en 72 innings). Había ponchado a 117 bateadores y otorgado sólo 10 boletos. Los rivales estaban completamente indefensos, bateando apenas para .113 con un OPS de .353. Pero había señales preocupantes durante esta racha dominante.
DeGrom lidió con rigidez en el lado derecho en mayo y luego ingresó a la lista de lesionados por dos semanas debido a molestias en el costado derecho. En junio, abandonó un par de salidas temprano por problemas en el antebrazo y el hombro, aunque nunca se perdió una apertura. Su efectividad subió ligeramente por encima de 1.00 en julio, pero todo parecía normal cuando el ganador de dos premios Cy Young ponchó a 14 bateadores de los Bravos el 1 de julio y regresó con 10 ponches en siete innings contra los Cerveceros el 7 de julio. Sin embargo, esa sería su última aparición del año. Fue colocado nuevamente en la lista de lesionados 10 días después por rigidez en el antebrazo y eventualmente fue descartado para el resto de la campaña debido a episodios recurrentes de inflamación en el codo.
DeGrom terminó la temporada con una efectividad de 1.08, 146 ponches y solo 11 boletos en 92 entradas. Su EFE+ fue una astronómica 373, la mejor registrada por cualquier pitcher de la Liga Americana o Nacional con al menos 90 episodios laborados.
Giancarlo Stanton, Marlins, 2015
Un año después de quedar segundo en la carrera por el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Nacional, Stanton parecía ser el principal candidato para ese galardón en el 2015. En 74 juegos, lideraba las Mayores con 27 jonrones, incluyendo uno que superó el pabellón del jardín izquierdo en el Dodger Stadium unas semanas antes. Stanton también ocupaba el quinto lugar en la Liga Nacional con un OPS de .965. Pero el 26 de junio, contra los Dodgers en Miami, su poder fue abruptamente apagado.
Después de fallar un lanzamiento en cuenta de 2-0 del zurdo Brett Anderson, Stanton comenzó a agitar su mano izquierda. Se ponchó en ese turno y terminó el juego, pero la mala noticia no tardaría en llegar. Stanton fue diagnosticado con una fractura en el hueso ganchoso de esa mano y necesitó cirugía. Aunque inicialmente se esperaba que estuviera fuera por seis semanas, un dolor persistente en la mano y la muñeca llevó a que fuera descartado en septiembre. Stanton eventualmente conquistaría el premio al JMV de la L.N. dos años después, gracias a su temporada de 59 jonrones en el 2017.
Troy Tulowitzki, Rockies, 2014
Tulowitzki llegó al receso del Juego de Estrellas del 2014 como líder de las Grandes Ligas en promedio (.345), porcentaje de embasado (.435) y OPS (1.048). Estaba listo para jugar en su cuarto Juego de Estrellas y tercero como titular tras recibir la mayor cantidad de votos entre los jugadores de la Liga Nacional. Durante su temporada de 29 años, ya había superado los 5.0 de bWAR, acumulando seis temporadas de este tipo en su carrera. Solo otros cinco campocortos habían logrado esto antes de los 30 años: Arky Vaughan, Alex Rodríguez, Cal Ripken Jr., Ernie Banks y Nomar Garciaparra.
Sin embargo, apenas cuatro días después de ese Juego de Estrellas, Tulowitzki sufrió una distensión en el flexor de la cadera izquierda que eventualmente lo llevó a someterse a una cirugía en agosto, poniendo fin a su temporada. No solo terminó su campaña, sino que este episodio marcó el inicio de un rápido declive en su carrera. Tulowitzki perdió largos periodos por lesiones y acumuló un bWAR de sólo 6.7 entre 2015 y 2019 antes de anunciar su retiro.
Josh Johnson, Marlins, 2011
Johnson fue convocado a su primer Juego de Estrellas en el 2009 y lideró la Liga Nacional en efectividad con 2.30 en 183.2 innings en 2010. Pero parecía que 2011 sería su obra maestra. Con apenas 27 años, permitió solo cuatro carreras limpias en sus primeras seis salidas (41 innings). En cuatro de esas presentaciones, llevó un juego sin hit hasta la quinta entrada, incluyendo una que llegó hasta la octava, hasta que un suave doble de Freddie Freeman – entonces un novato de los Bravos – rompió la hazaña. Al 16 de mayo, la efectividad de Johnson era de apenas 1.64 y había permitido solo dos jonrones en 60.1 innings.
Pero cinco días después, Johnson fue colocado en la lista de lesionados debido a una inflamación en el hombro derecho. No volvió a lanzar hasta el 2012. Aunque tuvo una temporada decente al regresar, su carrera en las Mayores duró solo un año más, registrando una efectividad de 6.20 en 81.1 innings con los Padres en el 2013. Su carrera terminó efectivamente tras someterse a una segunda cirugía Tommy John en el 2014 y una tercera en el 2015.
Justin Morneau, Mellizos, 2010
Morneau fue una estrella para los Mellizos entre 2006 y 2009, promediando 30 jonrones por temporada y registrando un OPS+ de 132. Fue el Jugador Más Valioso de la Liga Americana en el 2006, quedó segundo dos años después y acumuló dos Bates de Plata y tres llamados al Juego de Estrellas durante ese período. En 2010, Morneau logró llevar su nivel aún más alto. En 80 juegos, registró una línea ofensiva de .343/.436/.620, con un OPS de 1.056, el segundo mejor detrás del venezolano Miguel Cabrera. Sus 44 extrabases eran el tercer mayor total en las Grandes Ligas.
Pero el 7 de julio, en el juego número 81, la carrera de Morneau tomó un giro drástico. Mientras se deslizaba en segunda base para evitar un posible doble play, su cabeza chocó con la rodilla derecha del infielder de los Azulejos, John McDonald. La consiguiente conmoción cerebral puso fin a su año y a sus aspiraciones de un segundo premio JMV. Peor aún, los síntomas persistentes afectaron a Morneau durante el 2011. Aunque ganó un título de bateo con los Rockies en el 2014, desde 2010 nunca volvió a superar los 20 jonrones en ninguna de las siete campañas restantes de su carrera en las Mayores.
Iván Rodríguez, Rangers, 2000
En la Era de la Integración (desde 1947), sólo cuatro receptores principales han registrado un OPS de 1.000 o más en una temporada calificada: Roy Campanella, Chris Hoiles, Mike Piazza y Joe Mauer. Ese grupo podría incluir un quinto nombre si la mala fortuna no hubiera afectado al puertorriqueño Rodríguez en el año 2000.
La estrella de los Rangers estaba armando una de las mejores temporadas ofensivas de un receptor, con un promedio de .347 y un OPS de 1.042 en 90 cotejos. Sus 27 jonrones estaban a sólo ocho de su mejor marca personal del año anterior, cuando fue nombrado JMV de la Liga Americana. Pudge también tenía posibilidades de alcanzar el entonces récord de 45 jonrones por un receptor, establecido por Johnny Bench en 1970. Pero todos esos objetivos se desvanecieron en la primera entrada de un juego contra los Angelinos el 24 de julio. Mientras lanzaba a la segunda base para atrapar a un corredor, el pulgar derecho de Rodríguez chocó con el bate de Mo Vaughn. El impacto le fracturó el dedo, poniendo fin a la temporada del eventual miembro del Salón de la Fama.
Mickey Mantle, Yankees, 1963
Mantle se perdió más de 30 juegos en 1962 debido a lesiones, pero aun así hizo lo suficiente para llevarse a casa su tercer premio JMV. Un cuarto galardón parecía una posibilidad real en las primeras etapas de la temporada de 1963. La leyenda de los Yankees había conectado 11 jonrones y registrado un OPS de 1.061 en sus primeros 35 juegos. En su encuentro número 36, el 5 de junio en el Memorial Stadium de Baltimore, conectó dos imparables más.
Sin embargo, el día de Mantle terminó en la sexta entrada, cuando su intento de atrapar un jonrón de Brooks Robinson terminó con su pie izquierdo atrapado en una cerca de alambre del estadio, resultando en una fractura que necesitó dos meses para sanar. Tras perderse 61 desafíos, Mantle regresó el 4 de agosto y bateó un jonrón como emergente en una victoria sobre Baltimore en el Yankee Stadium. Pero estuvo entrando y saliendo de la alineación de los Yankees durante las últimas siete semanas de la temporada.
Willie McCovey, Gigantes, 1959
Esta es, posiblemente, la temporada más exitosa de esta lista. McCovey fue elegido de manera unánime como el Novato del Año de la Liga Nacional en 1959 tras acumular 13 jonrones, 27 extrabases, un promedio de .354 y un OPS de 1.085. Entonces, ¿cuál es el problema? McCovey logró todo eso en solo 52 juegos porque los Gigantes no lo subieron sino hasta el 30 de julio.
Después de una campaña productiva en Triple-A Phoenix en 1958 —donde bateó para .319 con 61 extrabases—, McCovey, de 21 años, merecía una oportunidad en las Grandes Ligas desde el inicio de 1959. Pero con el Novato del Año reinante, el puertorriqueño Orlando Cepeda, ya ocupando la primera base, el camino de McCovey estaba bloqueado, y permaneció en las Menores por otros cuatro meses. Sin embargo, su ascenso fue inevitable tras registrar una línea ofensiva de .373/.459/.759 en 405 apariciones al plato ese año en Triple-A. Finalmente fue promovido antes del juego 101 de San Francisco. McCovey debutó bateando de 4-4 contra el futuro miembro del Salón de la Fama Robin Roberts, y el resto es historia. Solo queda preguntarse qué podría haber hecho McCovey si hubiera estado en el roster de los Gigantes desde el inicio de los Entrenamientos Primaverales.
Dick Wakefield, T**igres, 1944**
Leyendas del béisbol como Ted Williams, Bob Feller y Joe DiMaggio, entre otros, sirvieron en las fuerzas armadas de los Estados Unidos durante sus carreras en las Grandes Ligas. Aunque esos tres pasaron varios años fuera del béisbol profesional, aquí nos enfocamos en escenarios de “qué hubiera pasado” en temporadas individuales. Este caso es un claro ejemplo.
Con apenas 22 años, Wakefield lideró la Liga Americana con 200 hits y 38 dobles en 1943. Fue el jardinero izquierdo titular del Joven Circuito en el Juego de Estrellas. Sin embargo, al finalizar esa campaña, la joven estrella de los Tigres se unió a la Marina como cadete de aviación. Permaneció en entrenamiento hasta julio de 1944, cuando optó por recibir un alta honorable. Debutó esa temporada el 13 de julio, solo cinco días después de volver a la vida civil, en el juego número 79 de Detroit.
Lo que siguió fue una racha espectacular, ya que Wakefield registró un promedio de .355 en 78 juegos. Su porcentaje de embasado de .464 y su slugging de .576 habrían sido los mejores de cualquiera de las dos ligas si hubiera tenido suficientes apariciones al plato para calificar. Wakefield terminó con un OPS+ de 190, empatado como el cuarto mejor entre jugadores de la L.A./L.N. que disputaron menos de 100 cotejos (mínimo 300 visitas al plato).
Red Faber, Medias Blancas, 1918
Mientras que Wakefield regresó a su equipo a mitad de temporada, Faber dejó a los Medias Blancas a mediados de 1918. La estrella de la Serie Mundial del año anterior comenzó la siguiente campaña con una efectividad de 1.23 (EFE+ de 225) en 80.2 innings. Completó cinco de sus nueve aperturas, incluyendo una actuación de 13 entradas contra los Nacionales de Washington el 18 de mayo.
Con la Primera Guerra Mundial en curso, Faber se enlistó en la Marina esa primavera. Su última salida fue el 15 de junio en otro juego completo —y su única derrota de la temporada— contra los Nacionales. Faber sirvió en territorio estadounidense el resto del año antes de reincorporarse a los Medias Blancas en 1919. Con el tiempo, se consolidaría como miembro del Salón de la Fama y uno de los mejores lanzadores en la historia de la franquicia durante las siguientes 15 temporadas.