¿Cómo luce el futuro para Vladimir Guerrero Jr. y los Azulejos?

26 de diciembre de 2024

TORONTO -- Hasta que los Azulejos realicen un movimiento importante que vuelva a centrar la atención en el 2025, es difícil no pensar en lo que está por venir.

¿Cómo se ve la próxima era del béisbol en Toronto?

Las eras en el béisbol no tienen una duración definida. Aún se puede considerar ésta como la era del dominicano y , con los Azulejos intentando cumplir los planes trazados hace casi una década para construir en torno a un núcleo joven. Antes de ésta, estuvo la era del quisqueyano José Bautista y el “grupo de renegados” que logró que Toronto regresara a la postemporada.

Entonces, ¿qué sigue? Los Azulejos podrían extender este buen momento renovando a Guerrero Jr., pero a estas alturas, tendrían que ofrecerle prácticamente todo para evitar que pruebe la agencia libre el próximo invierno, cuando apenas tendrá 26 años. Otra firma de alto perfil también podría extender esta ventana, algo que el club ha intentado con Shohei Ohtani, el astro dominicano Juan Soto y otros, pero aún no ha concretado. El contrato más grande en la historia de la franquicia sigue siendo el de George Springer, de seis años y US$150 millones en enero del 2021.

Esta pregunta podría marcar la temporada del 2025, especialmente si Toronto luce similar a la escuadra del 2024.

A medida que cada temporada muerta avanza y los entrenamientos primaverales comienzan a acercarse, siempre pienso en cuál será mi primera pregunta o mi primera nota cuando empiecen los campamentos. Este año, siento que la respuesta es el futuro de Vladdy con la organización. Ése no es un lugar ideal para los Azulejos.

Un vistazo al futuro: El dinero importa

Junto con Guerrero y Bichette, entrará en el último año de su contrato de US$22 millones. Chad Green también finalizará su contrato, con un valor de US$10.5 millones. Si la historia reciente sirve de indicador, Toronto hará algunas adiciones de veteranos con acuerdos de un año.

El contrato de terminará después de 2026, y el puertorriqueño tiene una cláusula de salida que podría ser atractiva en este mercado si sigue lanzando bien. Springer, el mexicano y serán agentes libres tras el 2026 también. Claramente hay un camino que los Azulejos podrían tomar en un año si lo desean. Una adición importante cambiaría completamente esta ecuación, pero no lo hemos visto aún.

El club ha llevado sus nóminas a niveles récord en años recientes. Además, la directiva ha invertido US$400 millones en renovaciones del Rogers Centre y más de US$100 millones en el complejo de desarrollo de jugadores y su sede primaveral, el TD Ballpark. Nada de esto se alinea lógicamente con una reconstrucción tradicional tan pronto después, pero como hemos visto en estos últimos dos inviernos, el dinero no es el único factor.

La próxima ola: Los jugadores

El sistema de ligas menores de Toronto ha producido jugadores de Grandes Ligas, pero necesita volver a producir una estrella. Ésa es la clave.

Si los Azulejos hubieran desarrollado a uno o dos jugadores por encima del promedio en esta era competitiva, eso podría haber liberado US$10 o US$20 millones para gastar en otras áreas. Parece que este sistema se ha quedado cerca de lograr ese impacto, pero no lo suficiente.

El prospecto número 4 del equipo, Ricky Tiedemann, quien llegó a ser el mejor lanzador en sus fincas, es un talento impresionante cuando está en salud, pero pasará gran parte del 2025 recuperándose de una cirugía Tommy John. El prospecto número 2, el dominicano Orelvis Martínez, es un bateador de poder capaz de marcar la diferencia, pero se perdió la segunda mitad del 2024 debido a una suspensión de 80 juegos por uso de sustancias para mejorar el rendimiento. Cuando llueve, cae un aguacero.

Actualmente, el sistema de los Azulejos no cuenta con su próximo Guerrero o Bichette. Esto puede cambiar rápidamente, especialmente con talentos jóvenes como Martínez, el prospecto número 5 Arjun Nimmala o quien Toronto elija con la octava selección en el Draft amateur de MLB en el 2025, pero es difícil apostar por ello.

La finca de Toronto está creciendo en cantidades. La Fecha Límite de Cambios ayudó con un flujo de talento, y hemos visto nombres como Davis Schneider, el panameño Leo Jiménez, Addison Barger, Spencer Horwitz, Will Wagner, el dominicano Jonatan Clase y Joey Loperfido llegar al roster de Grandes Ligas recientemente. La próxima ola pone el foco en el derecho Jake Bloss (prospecto número 3), el jardinero Alan Roden (número 12) y el infielder Josh Kasevich (número 9), entre otros que tendrán la tarea de elevar el techo del equipo, no solamente su piso.

Éste es un año crucial para el sistema de ligas menores de los Azulejos, incluso si parece que ya se ha dicho lo mismo por cuarta temporada consecutiva.

Apréndete bien el nombre: Alan Roden

Los fanáticos de los Azulejos dieron un vistazo a Roden la primavera pasada. Este febrero y marzo, apostaría a que Roden será uno de los nombres más populares en los entrenamientos.

Roden, de 25 años, es una máquina de embasarse, muy al estilo de Spencer Horwitz. Al igual que Horwitz, ha estado tratando de agregar suficiente poder para convertirse en una amenaza ofensiva más completa, y esa parte de su juego avanzó con 16 jonrones entre Doble-A New Hampshire y Triple-A Buffalo la campaña pasada.

Roden no es el típico jardinero pequeño y veloz que se imagina como un bateador de alto porcentaje de embasarse. Posee un físico bien construido y es capaz de conectar la pelota con más fuerza, por lo que éste debe de ser un proyecto interesante para el coach de bateo de Toronto, David Popkins. Roden mostró buenos números tras su ascenso a Triple-A a mediados del 2024, bateando para .314 con un porcentaje de embasarse de .406 en 71 partidos para los Bisons.

Éste es exactamente el tipo de bateador que los Azulejos han demostrado ser hábiles en seleccionar y desarrollar, y dadas las veces que los directivos y coaches han mencionado su nombre, merece atención. Los jardines de Toronto tiene oportunidades para Roden y aunque apostaría a que comenzará en Triple-A el 2025, podría ser una pieza legítima en los planes de la organización.