Arozarena traslada su magia de vuelta a los Rays ahora
ST. PETERSBURG, Florida – Randy Arozarena tuvo momentos memorables durante el Clásico Mundial del Béisbol. Se robó el show con su bate, guante, asomándose por el dugout e incluso durante las prácticas de bateo.
Pero hubo una jugada en particular que supera a todas las demás, en la lista personal del cubano nacionalizado mexicano: La atrapada que salvó el juego contra Puerto Rico y que ayudó a México a avanzar a la semifinal, en la que la escuadra de Arozarena terminó perdiendo ante los eventuales campeones de Japón.
Arozarena regresó el viernes a los entrenamientos de los Rays, luego de un emocionante torneo con México. No importa lo que haga de aquí al inicio de la temporada regular: Está claro que el cañonero está listo.
“Diría que no hay un momento demasiado grande”, comentó Arozarena. “Yo sólo salgo a jugar el deporte que conozco y sé cómo jugar. Me disfruté mucho el torneo. Me divertí mucho. Me hubiese gustado haberlo ganado. No pudimos, pero representamos muy bien a México”.
Arozarena puso de su parte. Se fue de 20-9 con seis dobles, un jonrón y nueve empujadas en seis partidos del Clásico. Además de su impresionante atrapada ante Puerto Rico, el cubano también le robó un cuadrangular a Japón en el sexto inning del partido de la semifinal, que hizo estallar el loanDepot park de emoción, mientras el cañonero se quedaba paralizado en su posición.
Arozarena mencionó, con una sonrisa, que su calmada reacción ante el robo de jonrón fue “para que la gente pueda ver que tengo una cara de malo”.
Además de eso, Arozarena fue una inyección de energía contagiosa al torneo, capturando la atención de los aficionados del parque y los de su país adoptivo, haciendo “las cosas que hace Randy”.
“El disfrute que aporta, el estilo con el que juega – somos afortunados de haberlo visto en primera persona durante los últimos tres años”, señaló el manager de los Rays, Kevin Cash. “Ahora el mundo pudo verlo”.
Arozarena firmó autógrafos en el jardín izquierdo de Miami. Utilizó una máscara de luchador durante un juego y un sombrero mexicano antes de otro. Sus famosas botas de vaquero aparecieron (volverán en la postemporada, de acuerdo con Arozarena). Y su celebración de brazos cruzados cautivó a su equipo y a todo México.
“Se sintió bien ver a todo el mundo haciéndolo. Fue divertido, pero todos lo adoptaron”, comentó el cañonero. “El fútbol es muy importante en México y ahora incluso jugadores profesionales están haciéndolo cuando anotan. Ese tipo de cosas”.
Todo eso no sólo sirvió para impulsar la imagen del cubano – sus seguidores en Instagram tuvieron un crecimiento del 299% y del 109% en Twitter durante el torneo, según MLB – sino también ayudó a resaltar el béisbol en México, país del cual se hizo ciudadano Arozarena el año pasado.
“Me divertí mucho. Me sentí orgulloso de representar a México”, dijo. “Obviamente, nací en Cuba y tu sueño siempre es representar a tu país. Pero mi caso es especial y México me dio la oportunidad de hacerme ciudadano y representarlos, así que aproveché eso”.