CLEVELAND – El manager Stephen Vogt se mostró emocionado hablando de Kyle Manzardo, al imaginar lo que pasaba por la mente del novato mientras recorría las bases tras conectar un jonrón de dos carreras en la parte baja del octavo episodio, en un momento crucial de la temporada y enfrentando a un rival divisional.

De pronto, el dirigente no pudo contener las lágrimas.

Vogt recreó el gesto que hizo Josh Naylor al momento del cuadrangular, cuando el cañonero estaba parado en la segunda base y alzó sus brazos por la emoción del batazo. En ese instante, vio cómo la cueva de su equipo estallaba de emoción, viendo al dominicano José Ramírez pasar de su sitio habitual en las escaleras hasta el otro lado del dugout, para correr al terreno invadido de alegría.

“Quiero a estos chicos”, expresó Vogt, con lágrimas en los ojos. “Es muy divertido verlos. Se quieren los unos a los otros. Trabajan duro. Fue una noche emocionante. Y ver a dos compañeros reaccionar así es poderoso”.

Esto es lo que significa la unidad. Éste es el equipo que Vogt ha visto crecer y ha supervisado durante los últimos 151 juegos. No importa si es un novato bajo los reflectores. No importa si los dos jugadores que se abrazan alguna vez compitieron por el mismo puesto en el roster de las Grandes Ligas. Este club simplemente quiere ganar. Y esa pasión se mostró por completo después de que el gran swing de Manzardo llevara a los Guardianes a una victoria por 4-3 sobre los Mellizos el lunes por la noche en el Progressive Field.

Los Guardianes pueden asegurar un boleto a la postemporada tan pronto como el miércoles, a pesar de que los Tigres vencieron a los Reales el lunes. El revés de Kansas City los ubica a 5.0 encuentros de Cleveland en la puja por el primer lugar de la División Central de la Liga Americana.

"Mi parte favorita fue ver a Naylor en la segunda base, parado allí, mirando, animando, esperándolo (a Manzardo) en el plato con una sonrisa en su rostro", dijo Vogt con más lágrimas en los ojos. "Ése es el tipo de cosas que hace este equipo".