WASHINGTON -- “Todo lo bueno tiene un final”, dijo el receptor de los Nacionales, Alex Ávila, con una sonrisa el domingo. Después de 13 temporadas en las Grandes Ligas, el veterano ha decidido que este año será su último como jugador activo.

Ávila quiere disfrutar su retiro, pasando más tiempo con su familia y dándole a su cuerpo el descanso tras estar detrás del plato por más de 100 partidos por campaña. Pero tampoco tiene previsto mantenerse lejos del béisbol por tanto tiempo. No se lo imagina -- el juego está en su sangre.

Su padre, Al Ávila, es el gerente general y vicepresidente ejecutivo de los Tigres, donde Alex fue receptor por ocho años de su carrera. El padrino de Alex, el fallecido Tommy Lasorda, fue buen amigo de su abuelo, quien fue contratado como evaluador de la organización en 1970.

“No sé cuál será mi siguiente etapa”, declaró Ávila. “Estoy emocionado por ver qué oportunidades se presentan. Sea con mi padre o en otra parte. Solamente estaré contento de seguir involucrado en algo que ha sido parte de toda mi vida”.