Los 4 motivos por los que Félix Hernández pertenece al Salón de la Fama

5 de enero de 2025

El nombre del venezolano Félix Hernández está en la boleta del Salón de la Fama por primera vez este año, lo que crea uno de los debates más candentes en la historia reciente.

Hernández, quien lanzó por los Marineros durante su carrera de 15 años del 2005 al 2019, es visto por varios como uno de los mejores pitchers de su era. Debutando en las Mayores como un adolescente, no tardó para convertirse en una leyenda de Seattle y se ganó el apodo de “El Rey Félix” por lo dominante que fue en la lomita. Pero debido a las lesiones, los mejores años de Hernández quedaron atrás a los 30 años. Después de eso, no pasó mucho tiempo para que su carrera llegara a su final.

Por eso, el debate sobre Hernández se enfoca en un dilema muy conocido: La producción en el apogeo contra la longevidad. Los exaltados al Salón de la Fama en su primer año en la boleta normalmente han demostrado ambas cosas; Hernández cuenta con el primero y no el segundo.

Pero el derecho tiene un mejor argumento para estar en Cooperstown de lo que parece a primera vista. Aquí los motivos por el que El Rey se merece un lugar en el Salón de la Fama.

Tuvo un impresionante apogeo

Cualquier argumento a favor de jugadores como Hernández comienza con su “apogeo” -- en su mayor nivel, ¿qué tan buenos fueron? En el caso del venezolano, su apogeo fue más alto que la Montaña Rainier, para emplear un ejemplo que los oriundos de la región de Seattle entienden muy bien.

Sería difícil señalar las campañas de apogeo para algunas figuras, pero es algo fácil para Hernández: Del 2009 al 20215. Ese fue un trecho de siete años en el que fue convocado al Juego de Estrellas seis veces. El único año en el que no estuvo fue en el 2010, cuando ganó el Premio Cy Young de la Liga Americana. A lo largo de MLB, su WAR de 37.9 entre los serpentineros del 2009 al 2015 lo colocó de segundo por debajo de apenas Clayton Kershaw (46.6).

Promedios de Hernández por temporada, 2009-2015
EFE: 2.83
WHIP: 1.10
bWAR: 5.4
EL: 228
K: 221

Según Baseball-Reference, el WAR7 de Hernández, ósea “el WAR en el apogeo de siete años” la suma del WAR de sus mejores siete campañas (2008 al 2010, 2012 al 2015) -- es de 38.5. aunque está por debajo del promedio para un abridor en el Salón de la fama (49.9), es mejor que el WAR7 de varios inmortalizados en Cooperstown: Jim Kaat (38.1), Herb Pennock (37.0), Catfish Hunter (34.9), Whitey Ford (34.6) y Jack Morris (32.6), entre otros.

Prácticamente, Hernández en su mayor nivel fue mejor que varios abridores en el Salón de la Fama en sus mejores momentos y eso es algo que pocos pitchers pueden decir.

Tuvo una campaña histórica

Para los que no lo vieron o no recuerdan lo bueno que fue Hernández, repasemos su brillante temporada del 2010 -- uno de los mejores años de un abridor en el juego moderno y un gran punto a favor de su candidatura al Salón de la Fama.

La profundidad en los partidos fue el reino de Félix, lanzando ocho o más entradas en DIECISEIS de sus 34 aperturas del 2010. Lanzó nueve episodios en tres presentaciones consecutivas para cerrar el mes de junio, concediendo dos imparables con 11 ponches en el Yankee Stadium el 30 de junio para concluir el mes.

Y su segunda mitad fue mucho mejor.

Aunque no fue convocado al Juego de Estrellas pese a registrar efectividad de 2.88 en la pausa, Hernández fue dominante en la mejor campaña de su carrera. En sus 15 salidas de la segunda mitad, tuvo promedio de carreras limpias de 1.53 con 101 abanicados -- Hernández incluso regresó al Bronx el 20 de agosto y volvió a dominar a los Bombarderos, ponchando otros 11 en ocho entradas en blanco.

Encabezando las Mayores con efectividad de 2.27 y 232 ponches, Hernández superó a David Price de los Rays para ameritarse el Premio Cy Young del Joven Circuito. El diestro enfrentó 1,001 bateadores en el 2010, una marca superada por apenas un lanzador desde entonces (Price en el 2014). Nada mal para un serpentinero que había cumplido 24 años el 8 de abril, tres días después de su primera apertura de la campaña.

Solamente Justin Verlander, quien lanzó 251 innings en el 2011, ha pasado desde entonces a los 249.2 capítulos lanzados por Hernández en dicha temporada (Roy Halladay lideró la Liga Nacional y MLB en el 2010 con 250.2 EL). El Rey terminó el año con seis juegos completos, cuatro más que cualquier abridor en el 2024.

Especialmente en una era en la que los relevistas se encargan de más y más entradas que los abridores, la campaña especial de Hernández en el 2010 debería ser celebrada. Por al menos algunos meses, el diestro pudo haber sido el mejor pitcher del mundo -- y eso debería ser digno del Salón de la Fama.

Los números de su carrera son mejores de lo que piensas

Pese a que hay gran enfoque en los años de apogeo de Hernández -- y con mucha razón -- las estadísticas a lo largo de su carrera lo hacen digno de ser considerado para el Salón de la Fama.

Hernández es uno de apenas 64 lanzadores con seis o más convocatorias al Juego de Estrellas desde que dicho evento comenzó a realizarse en 1933. Nueve serpentineros inmortalizados, incluyendo Jim Palmer, Hal Newhouser y Lefty Grove, igualan las seis selecciones de Hernández, acompañado por Gerrit Cole, Zack Greinke y el también candidato en la boleta del 2025, CC Sabathia. Hernández también tiene en su expediente el Cy Young del 2010, junto a dos títulos de efectividad en la Liga Americana.

Hablando de la efectividad de Hernández, está en un buen lugar en cuanto a brazos en Cooperstown. Pese a registrar promedio de carreras limpias de 5.42 en más de 300 innings al final de su carrera que estuvo plagada por lesiones, Hernández terminó con efectividad de 3.42 de por vida. Definitivamente entre los últimos que están en el Salón de la Fama, pero todavía se pueden ver una docena de abridores inmortalizados con cifras peores.

Lo mismo se puede decir del WAR de por vida, que el de Hernández está por encima de figuras como Sandy Koufax (48.9), Bob Lemon (48.2), Dizzy Dean (46.2), Addie Joss (45.3) y otros -- Koufax también notablemente tuvo un apogeo bien breve, pero “el tener un WAR mejor que Sandy Koufax” debe contar por algo.

Es justo decir que es menos digno de ser exaltado que el lanzador promedio ya en el Salón de la Fama, pero tiene mayores logros que otros de los abridores en Cooperstown con menos hazañas. Incluso con los ajustes por eras (los requisitos para entrar al Salón de la Fama antes eran menores), la producción de Hernández en su carrera -- en un tiempo relativamente corto -- debería ser suficiente para que sea elegido.

Se convirtió en una leyenda de los Marineros (y de MLB)

Obviamente, se trata más que de las estadísticas: Los miembros del Salón de la Fama se convierten en leyendas por más que sus asombrosos números. Especialmente en Seattle, Hernández tiene una estatura legendaria -- y eso debería ser uno de sus argumentos para ser exaltado.

Ningún seguidor de los Marineros que fue testigo olvidará del 15 de agosto del 2012, el momento de coronación para el hombre conocido como El Rey por una afición que lo adoraba. Los fanáticos en el hogar de la escuadra de Seattle estaban de pie para ver a Hernández dominar a los Rays en el 23er juego perfecto en la historia de las Mayores y el primero por parte de un lanzador de los Marineros.

Fue la mayor hazaña en la carrera de un serpentinero que firmó con Seattle a los 16 años como agente libre internacional y jamás lanzó por otro club en la campaña regular. Aunque Hernández fue parte de las organizaciones de los Bravos y Orioles al final de su carrera; siempre será recordado como un miembro de los Marineros. Pocos jugadores han sido parte de un solo equipo durante toda su carrera en las Grandes Ligas, y es de admirarse la lealtad de Hernández a una franquicia (incluso entre una histórica sequía de postemporada).

Desafortunadamente, el poco éxito que su equipo vio le costará a Hernández. Debido a que Seattle jamás clasificó a la postemporada durante su carrera, el derecho no tuvo un historial en los playoffs como el también candidato a Cooperstown, Andy Pettitte -- algo que podría marcar la diferencia entre los votantes al Salón de la Fama.

Por supuesto que eso no debería ser un factor en contra de Hernández. Los seguidores de los Marineros definitivamente no lo culparon por eso -- simplemente recordarán los buenos momentos, antes de que las lesiones le robaran su mejor nivel después de los 30 años. Los aficionados recordarán su debut con apenas 19 años, el abridor más joven en las Mayores desde 1984. Sus 10 salidas consecutivas en el Día Inaugural (y sus deslumbrantes presentaciones en dichos partidos). Su entrada inmaculada y grand slam, con sólo seis días de por medio en el 2008.

Y no fue solamente en Seattle. Durante su apogeo, Hernández fue un ícono de MLB: Uno de los mejores pitchers de su generación que ofreció momentos increíbles. Un apogeo élite, una fuerte producción en general, su lealtad a los Marineros, más su importancia a la franquicia y al deporte deberían ser grandes factores a su candidatura.