1969, 1986… ¿y 2024? Batazo de Alonso hace soñar a los Mets

4 de octubre de 2024

Ha habido dos equipos ganadores de la Serie Mundial para los Mets. Claro, está el de 1969, conocido como los "Milagrosos Mets", porque en su primera campaña, en 1962, perdieron casi tantos juegos como los que sumaron los Medias Blancas este año. Luego está el conjunto de 1986, que le regaló a sus fanáticos uno de los juegos más recordados, el Juego 6 del Clásico de Otoño de ese año.

Con dos outs y nadie en circulación ante los Medias Rojas en la parte baja de la décima entrada, los Mets estaban a punto de perder la final y despedirse de la temporada, hasta que todo cambió.

El jueves en Milwaukee, se trataba de la Serie del Comodín y no de una Serie Mundial, pero los Mets del 2024 mostraron algo de ese espíritu. Le dieron a sus seguidores un milagro de béisbol. Y ofrecieron el mejor momento en octubre que el equipo haya tenido desde 1986.

En esta ocasión, era la parte baja de la novena entrada ante los Cerveceros, no la décima, cuando Pete Alonso convirtió un marcador desfavorable de 2-0 en un 3-2 a favor de los Mets con un jonrón que será tan famoso como cualquier otro en la historia del equipo, incluso más que el de Francisco Lindor el lunes ante los Bravos, que metió al club en la postemporada.

Lindor llevó al club a Milwaukee. Alonso los llevó a Filadelfia. No a una Serie Mundial, sino a una Serie Divisional. Pero ahora mismo se siente como mucho más que eso. Después de todo, esta ha sido una semana inolvidable para los Mets, evocando aquellos tiempos de 1969.

“Es un momento realmente especial”, comentó Alonso sobre lo que pudo haber sido su último turno con el uniforme de los Mets, de haber fallado —será agente libre al finalizar esta campaña.

Lo fue para Alonso, y también para Lindor, quien estaba en base luego de que el equipo había comenzado el noveno inning habiendo conectado solo dos imparables. También lo fue para el venezolano Carlos Mendoza, quien podría ser el ganador del Premio al Manager del Año de la Liga Nacional. Mendoza trajo a su cerrador, el boricua Edwin Díaz, para mantener la pizarra 2-0 en la séptima y octava entrada, y luego llamó a David Peterson, quien había abierto y ganado el juego del pasado domingo en ese mismo estadio ante los Cerveceros, para cerrar el duelo. Lindor negoció un boleto en un turno clave para iniciar el noveno. Con un out, Brandon Nimmo dio sencillo.

Y ahora, todo amante del béisbol sabe lo que ocurrió después.

“Esta noche me tocó a mí”, indicó Alonso. “Mañana será el turno de otro”.

Los Mets no han ganado una Serie Mundial desde 1986, aunque han participado en dos desde entonces. Pero lo que comenzó el lunes en Atlanta, cuando remontaron ante los Bravos, y lo que ocurrió el jueves por la noche, se siente tan importante como lo sucedido hace casi 40 años en la parte baja del décimo inning contra los Medias Rojas.

Todo comienza con sus dos principales estrellas: Lindor y Alonso. Lindor ha estado haciendo este tipo de cosas últimamente, aun recuperándose de una lesión en la espalda. Alonso, el estelar jonronero de los Mets, quien empalmó 53 cuadrangulares en su año de novato, no había estado en su mejor forma en los últimos días. Pero con un solo swing ante el cerrador de los Cerveceros, Devin Williams, lo cambió todo. Uno de esos swings de octubre.

Ahora los Mets van a Filadelfia. Tiene lógica que el juego del jueves terminara con Lindor recogiendo un roletazo y corriendo a toda velocidad hacia la segunda base antes de lanzar un láser hacia Alonso en la inicial.

A pesar de verse 11 juegos por debajo de .500 el 29 de mayo, el equipo resurgió cuando llegó junio. Se levantaron el lunes contra los Bravos, cuando perdían 3-0 en el octavo inning, anotaron seis carreras, vieron a los Bravos remontar y tomar la ventaja nuevamente, para luego recuperarla con un jonrón de Lindor al jardín derecho (similar al de Alonso la noche del jueves) antes de que Díaz cerrara el juego. Mendoza no dudó en enviarlo de vuelta al montículo, a pesar de que había desperdiciado la ventaja en el octavo.

Durante toda la temporada, los Mets han sido un equipo que pelea hasta el último de los 27 outs, y más cuando es necesario. Lo fueron otra vez anoche, abajo por dos carreras y con la mirada puesta en la próxima serie. Casi 40 años atrás, fueron todos esos sencillos con dos outs en la parte baja del décimo inning del Juego 6: Gary Carter, Kevin Mitchell y Ray Knight, antes de que Mookie Wilson conectara ese roletazo que pasó entre las piernas de Bill Buckner. Esta vez, fue un boleto y un sencillo antes de que el Oso Polar, dos veces campeón del Derby de Jonrones, desapareciera la bola en el American Family Field.

Ha habido otras noches de postemporada para los Mets desde que ganaron su última Serie Mundial. Pero ninguna ha sido mejor que la vivida en Milwaukee. Todo este tiempo después, una parte baja del noveno inning que hace eco a la parte baja del décimo de octubre del 86. Los fanáticos de los Mets no ganaron otra Serie Mundial el jueves, pero por una noche, definitivamente se sintió como si lo hubieran hecho.