Cuando tienes 19 años, es fácil ser impaciente. Pero el dominicano Julio Rodríguez ha aprendido a su temprana edad que las cosas no siempre salen como se planearon, y no luce bien lamentarse sobre los inconvenientes. 

Es por eso que el talentoso prospecto jardinero de los Marineros vuelve a ser el adolescente de una sonrisa constante en el rostro, iluminando todos los lugares a donde va, luego de recuperarse de una fractura en una muñeca. Rodríguez está jugando en la Liga de Desarrollo Otoñal de Arizona. 

“Estaba frustrado [luego de la lesión]”, confesó Rodríguez en una videollamada hace unos días desde el complejo de los Marineros en Peoria, Arizona. “Pero Dios tiene un plan para todos. Lo vi como parte del béisbol. Es algo que no puedes controlar. Pasó porque estaba jugando fuerte; así lo asimilé al comienzo. Pero los muchachos me dijeron: ‘No es tu personalidad estar triste’. 

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“Estoy emocionado por poder jugar de nuevo. Sólo el estar en el terreno, corriendo, es divertido. Es el mismo juego de siempre y amo este deporte”. 

Lo único que no ama el dominicano es lesionarse, como le pasó al lanzarse intentando atrapar una pelota durante el campamento de verano de los Marineros en el T-Mobile Park en julio. La lesión provocó que tuvieran que inmovilizarle la muñeca, poniendo una temporada acortada en riesgo para él. En vez de jugar ante otros prospectos del equipo en el campamento de entrenamiento alterno, en Tacoma, Washington, Rodríguez pasó ese tiempo rehabilitándose y haciendo los ejercicios de acondicionamiento permitidos con una mano.

Pero ahora está de regreso a toda capacidad. Rodríguez continuará compitiendo con el equipo de desarrollo hasta que vaya en noviembre a la República Dominicana, para jugar entre 40 y 50 partidos en la liga invernal de su país. 

Para Rodríguez, valorado como el segundo mejor prospecto de los Marineros y 15to de las Mayores, según MLB Pipeline, es la oportunidad para compensar una temporada perdida. 

“Es mi primera vez disputando una gran cantidad de juegos y enfrentando a diferentes rivales en el año, además del comienzo de los Entrenamientos Primaverales”, dijo Rodríguez. “Es importante para mí, porque puedo poner en práctica lo que aprendí mientras no estaba lesionado, y de lo que hablé con los otros muchachos sobre el aspecto mental. Ahora tengo la oportunidad de ponerlo en juego”.

El entrenamiento de Rodríguez alcanzará otro nivel cuando se incorpore a los Leones del Escogido, luego de que los Marineros le otorgaran permiso para jugar en su tierra durante el receso de temporada. 

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Es una experiencia única para un talentoso adolescente, quien será uno de los jugadores más jóvenes en la liga. Como coincidencia, hay otro Julio Rodríguez --un receptor de 23 años de la organización de los Cardenales—que también espera jugar con el Escogido. 

El Rodríguez de los Marineros dijo que espera inventar algún apodo u otra manera para diferenciar a los dos Julios. Y claro, no habrá público en LIDOM en el 2020-21.

“Es una locura”, dijo sobre los tiempos anteriores al COVID en la República Dominicana. “Es un ambiente diferente. En Dominicana, la gente se emociona con esos juegos. El béisbol lo es todo allá y todos apoyan a sus equipos. Lo es todo”. 

Para Rodríguez, ése es exactamente el escenario en el que se imagina jugar algún día en las Mayores. Incluso con 19 años, no tiene miedo de soñar con ayudar algún día a los Marineros a alcanzar la postemporada e ir en búsqueda de una Serie Mundial, junto a núcleo de jóvenes talentosos que van ascendiendo desde las ligas menores. 

“Estaba viendo el juego de los Dodgers [el otro día]”, dijo. “Esos juegos son buenos. Quiero estar en ellos. Pero no quiero perder, ésa es la cosa. Le estaba diciendo a los muchachos ayer que ‘cuando tenga la oportunidad de llegar [a la postemporada], quiero ganar’. 

“Cuando tenga la oportunidad, voy a dar todo lo que tenga para ganar. No quiero estar en la otra cueva viendo a los demás celebrar. Vi la cara de los que perdieron; no quiero estar en ese puesto”.