Martín Maldonado, un luchador en la vida y en el béisbol
No todo ha sido coser y cantar en la vida de Martín Maldonado, ahora titular con los Angelinos de Los Ángeles/Anaheim, pero el experimentado receptor de la Isla del Encanto agradece cada paso en ruta a las Mayores, al recordar su niñez sentado en una silla del Yankee Stadium.
"Me acuerdo cuando no teníamos carro para llegar a las prácticas y mi madre necesitaba tomar uno prestado para poder llevarme", rememoró con nostalgia el careta, que cuenta con uno de los brazos más fuertes y certeros de las Grandes Ligas en la actualidad.
El receptor puertorriqueño nació y se crió en Naguabo, un pueblo situado al este de la Isla del Encanto, junto a su humilde familia. Su madre era la capitana del barco y la mayor inspiración del aquel joven que hoy día sigue cumpliendo sus metas.
"Mi mamá fue una mujer luchadora, me llevó por el buen camino y siempre estuvo ahí apoyándome", aseguró Maldonado. "Fue la pionera y quien me enseñó a ser un luchador en la vida".
Prácticamente el béisbol siempre estuvo en las venas de Martín, pues su madre jugó sóftbol, su hermano fue colegial y su padre participó en el béisbol aficionado con Río Grande. Su inicio en la pelota caribeña se dio junto a sus vecinos y amigos, hasta seguir avanzando y lograr ser seleccionado por los Angelinos en el Draft amateur para las Grandes Ligas el 2004.
Tras dos campañas en las Ligas Menores con dicha organización, fue dejado en libertad, pero ese momento amargo no le quitó las ganas a Maldonado de seguir luchando y logró ser firmado nuevamente en el béisbol organizado, en esta nueva ocasión por los Cerveceros de Milwaukee. Luego de destacarse por varios años como uno de los mejores receptores defensivos de dicho sistema de sucursales, Martín recibió una de las mejores llamadas de su vida al ser subido a las Mayores.
De ahí en adelante, se consagró como receptor suplente de los Cerveceros por seis años, antes de que su carrera tomase un rumbo diferente y drástico al ser enviado a los Angelinos en la pasada temporada muerta para ser el receptor titular del mismo equipo que varios años atrás le había dado la oportunidad de ser profesional.
"Nunca lo pensé, creía que ese capítulo de mi vida lo había cerrado, pero estoy agradecido de ellos quienes me dieron la oportunidad de ser profesional y ahora de jugar todos los días" expresó Maldonado. "Estoy súper contento por la oportunidad que me dieron cuando estaba en Milwaukee. Pensaba que podía ser titular en cualquier otro equipo, pero estaba siendo suplente de uno de los mejores receptores [Jonathan Lucroy] de las Mayores, algo que me sirvió para prepararme mejor".
Hasta el momento, su primera temporada como receptor titular en la meca de la pelota ha sido por todo lo alto. En sus primeros 76 juegos, sumaba 10 dobles, nueve jonrones y 26 carreras remolcadas, con un promedio de bateo de .251, estando en una alineación compuesta por grandes nombres como Michael Trout y el dominicano Jose Pujols.
"Siempre he tenido el deseo de seguir trabajando y mejorando", expresó el receptor de 30 años de edad. "Para eso trabajé en la temporada muerta con el fin de tener éxito en el 2017".
Esos números ofensivos reflejaban una gran mejoría en su bateo, algo con lo que el boricua no había contado durante los pasados años. "Aprendí a separar las dos partes del juego, y tengo unos compañeros aquí como Trout y Pujols, que han estado encima de mí para que yo siga trabajando fuerte en el bateo".
Su defensa sigue al pie de la letra como de costumbre y en ese lapso de tiempo tenía apenas un error. Ni hablar de su "Machete", que le permite sacar al 38% de los corredores en intento de robo. Precisamente, le conocen muchas personas por ese apodo en Borinquén. ¿Quién le dio ese peculiar apodo? "Me lo puso mi agente, Francis Márquez, durante un juego en Fajardo", explicó Maldonado.
Maldonado no es el único naguabeño en las Mayores, ya que en estos momentos tiene un compueblano destacándose con los Marineros de Seattle, el cerrador Edwin "Sugar" Díaz, a quien le tiene mucho aprecio y respeto.
"Cada vez que uno ve un compañero de pueblo triunfando es un logro para el pueblo, estoy súper orgulloso y somos de casos similares, provenientes de familias de escasos recursos", resaltó Maldonado.
Pese a todos esos logros antes mencionados, "Machete" nunca ha dejado de ir a Puerto Rico en el invierno ni de jugar con los Indios de Mayagüez, equipo con el cual también ha sido clave en varias finales y campeonatos logrados.
"Me ha ayudado muchísimo, muchas experiencias y un estilo de juego más diferente, uno juega para ganar y con mucha pasión", agradeció Maldonado. "Cuando uno llega a Grandes Ligas ya uno tiene ese deseo de ganar todos los días gracias al béisbol invernal. Muchos jugadores de allí aportaron su granito de arena para lograr quien yo soy hoy día".
Los inviernos no eran fáciles ya que tenía que transportarse de este a oeste la mayoría del tiempo para cumplir con sus deberes en Mayagüez, algo a lo que Maldonado no le temía y lo hacía con mucha pasión; "Me encanta jugar en Mayagüez, es mi segundo pueblo y jugar para el equipo con más campeonatos en Puerto Rico es un orgullo".
Ahora, Martín espera su primera hija junto a su esposa, una nueva bendición para su vida en medio del mejor momento de su carrera profesional; "El momento de Dios es perfecto, estoy súper contento y alegre. Es la mejor bendición que he podido tener en el transcurso de mi carrera".