Experiencia en Venezuela, vital para Molina como manager de P.R.
No han pasado aún seis meses desde que Yadier Molina decidió colgar los ganchos en octubre del 2022, luego de que los Cardenales cayeran ante los Filis en la Serie del Comodín de la Liga Nacional. Sin embargo, el puertorriqueño ya tiene más experiencia como manager que muchos jugadores que han intentado recorrer ese camino.
A los días de terminar una carrera que podría llevarlo hacia el Salón de la Fama, Molina tomó el mando de los Navegantes del Magallanes, equipo de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, para comenzar un nuevo capítulo en su trayectoria de béisbol, ahora como manager.
Si bien su paso por Venezuela tuvo algunos altibajos, incluyendo una suspensión por un par de juegos por la liga y varias expulsiones por protestas, sus Navegantes lograron clasificar a la postemporada luego de sumar récord de 29-27 en la temporada regular. Luego, se quedó corto de alcanzar el pase a la final, cayendo en los últimos tres encuentros del Round Robin.
Obviamente, Molina quería terminar su primera experiencia como piloto alcanzando el título con el Magallanes, pero al final, su propósito en Venezuela iba mucho más allá de los resultados. Ese siempre fue el plan.
“Fue sumamente importante”, dijo Molina, sobre el haber dirigido en Venezuela antes del Clásico. “No tenía idea de lo que me iba a encontrar, pero sólo hubo cosas buenas. Mucha calidad de béisbol. Mucha gente que me ayudó mucho. Fue algo que me sumó en mi vida. Aprendí mucho. Obviamente, pienso que fue una muy buena decisión para mi vida”.
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Aunque esta es su primera experiencia como manager en un Clásico, la trayectoria de Molina con la selección de Puerto Rico en este evento no es corta. Como receptor, el oriundo de Bayamón participó en las versiones del 2006, 2009, 2013 y 2017, convirtiéndose en el único jugador de posición en la historia del evento en ser nombrado al Equipo Todo WBC, alcanzando además las finales de los últimas dos versiones, que Puerto Rico perdió ante la República Dominicana y Estados Unidos, respectivamente.
Pero ahora, como el tercer timonel en la historia de Puerto Rico – José Oquendo dirigió en las ediciones del 2006 y 2009, y Edwin Rodríguez hizo lo propio en el 2013 y 2017 – Molina sabe que el escenario es diferente, con él al mando ahora.
Ahí es cuando entra lo hecho en Venezuela.
“Es totalmente diferente”, dijo Molina. “Son dos preparaciones diferentes. Tuve la experiencia allá en Venezuela y tengo la ayuda de unos tremendos coaches aquí a mi lado. Los escucho mucho y uno sigue aprendiendo día a día”.
Esa es la misma actitud de humildad que llevó a Molina a ser uno de los mejores receptores de su generación, y probablemente de la historia del juego.
A pesar de que su carrera de manager a comenzado con todo, el boricua aún tiene mucho por delante, para lograr acercarse a los nueve Guantes de Oro, cuatro Guantes de Platino, 10 convocatorias al Juego de Estrellas, un Bate de Plata, dos títulos de Serie Mundial e innumerables hitos que logró a lo largo de 19 campañas resguardando el plato de los Cardenales.
Pero, al menos por ahora, Molina parece ir por buen camino.