Un sólido Stroman hizo feliz a su madre… y a Puerto Rico
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MIAMI – Cuando Marcus Stroman decidió que quería lanzar para Puerto Rico en el Clásico Mundial de Béisbol del 2023, después haberse coronado con Estados Unidos y sido nombrado Jugador Más Valioso de la edición del 2017, siempre indicó que la razón principal para cambiar de escuadra era honrar a su madre, Adlin, nacida en la isla. Stroman nació en el estado de Nueva York.
“Estoy muy emocionado”, le confesó Stroman a MLB.com al inicio de los entrenamientos primaverales. “Mi mamá es mi corazón. Es mi roca. Mi mejor amiga. Es mi sangre. Entonces, cada vez que pueda representarla -- la quiero más que a nadie – haría cualquier cosa por mamá”.
El sábado, a Stroman finalmente le llegó la hora de lanzar para Puerto Rico. Y después de tirar 4.2 innings de dos hits y una sola carrera durante la victoria 9-1 de los boricuas sobre Nicaragua en el primer juego del Grupo D en el loanDepot Park de Miami, uno de los nuevos compañeros del derecho de los Cachorros estaba bien seguro de algo.
“Eso fue grandioso”, aseguró una de las estrellas del _Team Rubio_, el campocorto Francisco Lindor. “Le dije que estaba muy orgulloso de él y que su mamá debería estar muy orgullosa de él”.
Lo estaba. La señora Adlin vio el juego en el estadio, una de las 35,349 personas – mayoritariamente puertorriqueños -- que abarrotaron la casa de los Marlins. Y habló con su hijo apenas terminó el juego.
“Estaba emocionada, emocionada”, contó sonreído el derecho. “Le encanta este ambiente, obviamente, y ponerme este uniforme significa el mundo para ella”.
El anuncio de la presencia de Stroman en la selección que dirige Yadier Molina no fue buen vista por una parte de la fanaticada. No sólo había lanzado para Estados Unidos en el 2017 – habiendo podido hacerlo por Puerto Rico -- sino que los había en la final con una joya de seis innings, un solo hit y cero carreras.
Pero la adaptación en el clubhouse de su nueva selección ha ido sin contratiempos, aseguró Molina. Primero, necesitaban lanzadores abridores en el roster. Segundo, la personalidad de Stroman – efusivo, bullicioso, sin miedo a expresar lo que siente – es muy parecida a la de sus compañeros. Lleva a Puerto Rico en la sangre, después de todo.
Celebrando y aplaudiendo a lo grande el out que completaron el catcher Martín Maldonado y Lindor en un intento de robo, o la sensacional jugada de Javier Báez detrás de la segunda base, Stroman lució como un boricua más. Y la simbiosis entre lo que pasaba en el terreno y la pasión que eso generaba en el público no pasaron por debajo de la mesa.
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“Sí, la energía es definitivamente diferente”, respondió el pitcher de 31 años cuando le preguntaron cómo fue jugar con Puerto Rico en comparación con Estados Unidos. “La pasión es otro nivel, y por eso es que estaba tan emocionado de venir y jugar con mis muchachos, porque yo sabía que la pasión es lo más élite que uno puede encontrar, y así es como soy yo. Así es como lanzo. Yo siempre le digo a mi mamá que esa parte de mí, mi forma de ser, viene de ella. Me encanta estar alrededor de un grupo de muchachos que son similares a mí. Eso saca lo mejor de nosotros”.
“A Marcus obviamente le gusta competir y eso es lo que nos gusta a todos nosotros los puertorriqueños”, apuntó Molina después de la victoria. “Nos gusta enseñarle al mundo la pasión con la que nosotros hacemos las cosas. Los muchachos se han adaptado muy bien a Marcus y él a nosotros. Y eso es algo bien importante”.
Stroman no se llevó la victoria el sábado porque el último bateador que enfrentó, el designado Elián Miranda, le envío su envío número 64 (a uno del máximo permitido de 65 – sobre la cerca del left field en la baja del quinto, empatando la pizarra 1-1. Pero ni eso le quitó el buen sabor de boca. A los pocos minutos, la toletería de Puerto Rico explotó con cinco rayitas en la baja del quinto.
“Yo no pienso que fue agridulce”, dijo. “No había lanzado en nueve días. Estoy un poco fuera de mi cronograma, así que considerando eso pienso que lancé bastante bien”.
Eso fue lo mismo que pensaron sus compañeros, su manager y los miles de fanáticos que lo despidieron con un sonoro aplauso mientras dejaba la lomita. Entre ellos, una orgullosa madre.