Un Devers más maduro causa un gran impacto
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BOSTON – En el corazón de un lineup que incluye a Mookie Betts, J.D. Martínez y Xander Bogaerts, el joven dominicano Rafael Devers ha causado tanto impacto como cualquier otro en los campeones defensores de la Serie Mundial, los Medias Rojas de Boston.
El domingo ante los Astros, el tercera base de los Patirrojos bateó en el tercer puesto de la alineación por primera vez desde principios de abril. Y aunque ha dejado claro que va a batear donde sea que lo coloquen, el tercer turno no es su lugar favorito en el orden.
“No me encanta, pero voy a batear donde me pongan. Octavo, séptimo, primero, no importa dónde”, dijo el toletero de 24 años. “Voy a batear donde sea y hacer mi trabajo. No importa dónde me pongan”.
“Lo bueno es que se está responsabilizando por su trabajo y entiende lo que significa para nuestra alineación”, aseguró el puertorriqueño Alex Cora, piloto de Boston. “Y va a seguir mejorando”.
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Después de irse de 4-2 el domingo durante una victoria en Houston, incluyendo un jonrón ante Justin Verlander que salió de su bate a 108.9 millas por hora y viajó 423 pies según Statcast, Devers amaneció el lunes bateando .330/.393/.508 con 14 dobles, siete jonrones y 30 carreras empujadas.
“Sólo estaba tratando de mantenerme por arriba de su recta”, explicó Devers sobre el bambinazo ante Verlander. “Tiene una buena recta. Lo que estaba buscando era un buen pitcheo que pudiera jalar. Él es bien duro”.
El sábado, Devers le pegó a una bola con tal autoridad que fue penalizado por el esfuerzo. La pelota golpeó el techo del Minute Maid Park y regresó al terreno para un doble por regla, en vez de un jonrón. La conexión salió a 105.8 mph de su bate.
En caso de que no lo hayan notado, el bateador zurdo ha estado castigando a las esféricas este año. Sus 89 “batazos duros” son el tope en las Mayores.
Pero quizás más interesante sea todo lo que ha mejorado defensivamente en la antesala. Aunque Devers está empatado en el cuarto lugar en la Gran Carpa con nueve errores, no ha cometido marfiladas desde el 2 de mayo.
“Simplemente estoy tratando de eliminar los errores”, resumió Devers. “La clave ha sido el trabajo. El trabajo extra ha estado dando resultados”.
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Y es difícil no darse cuenta de la confianza con la que está jugando Devers en la tercera almohadilla. La jugada que hizo el domingo contra el puertorriqueño Carlos Correa en el tercer inning fue en una situación de vida o muerte. Con corredor en tercera y un out, Devers manejó un rodado a mano limpia y tiró en plena carrera para completar el out. Si algo hubiera salido mal, Alex Bregman seguramente habría anotado desde segunda.
“Fue una tremenda jugada”, dijo el lanzador venezolano Eduardo Rodríguez, principal beneficiado del tiro de Devers. “Agarró la bola y el disparo fue perfecto. Fue tremendo tiro y tremenda jugada. Me salvó”.
Devers hizo un par de jugadas tan impresionantes el sábado que Cora las mencionó sin que nadie le preguntara un día después.
“Wow, fue divertido ver eso ayer (el sábado)”, contó Cora.
¿Y qué le ha permitido a Devers elevar tanto su nivel?
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“No tenemos tiempo para hablar de eso. Necesitaríamos horas para hablar de eso, pero creo que es la confianza, la estructura. No lo sé, hombre”, respondió Cora. “Honestamente, y sé que suena raro, pero quizás fue porque se cortó el pelo”.
Aunque Devers claramente ha madurado, Cora sigue viendo esa personalidad divertida que ha convertido al tercera base en uno de los jugadores más queridos en el clubhouse.
“Tiene 22 años y está siempre metido en el juego”, dijo Cora. “En un momento durante el juego de ayer (el sábado), con un montón de cosas pasando, no sé si fue en el último inning, se me acercó y me pidió chicle. Está gozando”.