Tras los logros individuales, Arráez quiere triunfos colectivos en S.D.

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LOS ÁNGELES -- Luis Arráez participa en su cuarta postemporada de por vida, pero el 2024 representa la primera vez que celebra con champán en octubre. De hecho, la barrida propinada por sus Padres a los Bravos la semana pasada representó las primeras victorias de los equipos del venezolano en los playoffs, ya que sus Mellizos fueron despachados sin triunfos tanto en el 2019 como el 2020. Esa historia se repitió el año pasado, cuando sus Marlins fueron barridos por los Filis en la ronda del Comodín.

Sección Especial: Postemporada 2024

Ahora, integrando un club de San Diego que se encuentra entre los favoritos para llegar lejos en esta postemporada, Arráez aspira a agregar los éxitos colectivos a los individuales que han marcado su carrera.

“La anhelo bastante, ya que Dios me puso aquí”, dijo Arráez sobre la corona que buscan los Padres, que cayeron por 7-5 en el Juego 1 de su Serie Divisional de la Liga Nacional al mejor de cinco el sábado. “Me dio la oportunidad de uniformarme con San Diego, ya que comencé con Miami este año. Gracias a Dios, estoy cumpliendo uno de mis sueños, que es estar aquí en la postseason. Y más con este equipo, que muchas personas lo siguen”.

Arráez ha hecho historia ya en el 2024. Con otro título de bateo (promedio de .318 este año), el oriundo de San Felipe es el primer jugador en los anales de Grandes Ligas con tres coronas de bateo seguidas con tres equipos diferentes (Mellizos, Marlins y Padres). Su llegada a los Frailes el 4 de mayo fue de bombos y platillos, ya que el fino bateador de contacto se convirtió en el primer jugador en la historia de los Padres en conectar cuatro hits en su primer partido con el conjunto, ante los Diamondbacks en Arizona.

Al final, tuvo otra temporada de sumo contacto, con tasa de ponches de apenas 3.6%, en el percentil 100 de las Mayores tanto en esa categoría como en tasa de swings en blanco.

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Cuando los Marlins canjearon a Arráez a los Padres, el entonces dirigente de Miami, Skip Schumacher – quien conoce al manager de los Padres, Mike Schildt, desde hace muchos años remontando a sus tiempos en la organización de los Cardenales – le envió un texto al actual capataz de San Diego para elogiar al sudamericano. Y Arráez no defraudó en el equipo californiano.

“(Shumacher) dijo, ‘Este muchacho te va a impresionar, con la forma en que agota sus turnos, cómo se prepara y cómo ve el juego’”, reveló Schildt. “Y luego, la clase de persona que es, el ser humano. Es un muchacho sólido. Nos ha elevado dentro y fuera del terreno”.

Precisamente, los Padres fueron un equipo bastante temible en la segunda mitad de la campaña, con récord de 43-20 después del Juego de Estrellas, antes de su victoria sobre los Bravos en la Serie del Comodín.

“La química, la unión”, dijo acerca de los Padres Arráez, quien se convirtió en el tercer jugador de la franquicia en ganar un título de bateo, después del Salón de la Fama Tony Gwynn (ocho veces) y Gary Sheffield (una). “Aquí, todos somos hermanos. Desde el primer día en que ellos me recibieron con los brazos abiertos, las puertas abiertas, creo que vi un equipo ganador. San Diego tiene un buen equipo y creo que podemos llegar lejos.

“Desde el primer día en que llegué a Arizona (para aquel primer choque con el club contra los Diamondbacks), yo vi un equipo unido, vi un equipo que de verdad lucha por ganar el juego, ya que son 27 outs. Salen a ganar desde el primer inning; creo que ésa es parte de mi juego también, de venir aquí a aportar mi granito de arena para ganar. Y ahora estamos en la postseason, creo que tenemos mucho por recorrer y creo que vamos a llegar lejos”.

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