Detroit celebró a Miggy: “Fue algo increíble”

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DETROIT – Los lentes de sol que Miguel Cabrera utiliza durante los juegos diurnos le permiten protegerse de los rayos del sol, no sólo para ver con claridad los envíos del pitcher, sino también para observar mejor el diamante en el que ha dado más de 3,000 hits y 500 jonrones. Pero hay otro beneficio para el venezolano: la gente no puede ver sus ojos.

A Cabrera siempre se le recordará por esa alegría que siempre ha mostrado en el terreno. No es alguien conocido por ser sentimental. Así que no fue por coincidencia que, cuando saltó al campo el domingo antes de la derrota 6-0 de los Tigres ante los Azulejos para la ceremonia que preparó al equipo como celebración por su jonrón 500 y su hit 3,000, Cabrera estaba usando los lentes.

“Cada vez que Miggy piensa que se va a emocionar, se pone esos Oakleys bien grandes para poder esconder los ojos un poco más”, dijo el manager de Detroit, A.J. Hinch.

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El domingo, mientras Cabrera veía el conmovedor y elocuente tributo en la pantalla gigante del Comerica Park narrado por si hija, Brisel, esos lentes oscuros fueron más útiles que nunca.

“Para ser honesto con ustedes, me emocioné mucho cuando su hija empezó a hablar sobre él”, dijo el catcher Tucker Barnhart. “Me pongo en su posición, poder escuchar tus hijos hablando de ti y sobre cómo te ven... fue increíble”.

Los Tigres, que ya habían organizado una celebración similar el año pasado por el jonrón 500 de Cabrera, querían añadir algunas sorpresas para Miggy esta vez. Y no decepcionaron. Si el video no hizo llorar a Cabrera, la visita sorpresa de su excompañero en los Tigres, el también venezolano Víctor Martínez, remató la faena.

“De verdad que somos muy buenos amigos”, dijo Cabrera. “Que él haya venido a esta ceremonia significa muchísimo para mí”.

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Martínez no estuvo entre los ex miembros de los Tigres que originalmente iban a asistir. Pero luego recibió un mensaje de texto del equipo preguntándole si le gustaría viajar a Detroit. Cuando llegó al estadio, lo escondieron en una oficina para asegurarse de que ni Cabrera, ni el resto de los jugadores tuvieran idea de lo que estaba por suceder. No fue sino hasta que Martínez salió caminando del dugout que la mayoría de los presentes supo que estaba allí.

Dijo mucho sobre el respeto que hay dentro del juego por la figura de Cabrera que la estrella de los Azulejos, el dominicano Vladimir Guerrero Jr., estuvo parado en lo más alto del dugout de visitantes durante la mayor parte de los actos. No se movió sino hasta cuando tuvo que ir a prepararse para batear en la parte alta del primer inning.

Hacer la transición de todas esas emociones al juego no fue fácil, y la derrota que siguió ante los Azulejos no ayudó. Cabrera ha sido toda su carrera un jugador para el que lo más importante siempre ha sido ganar. Se ha sentido rejuvenecido esta temporada en buena medida por la oportunidad de ayudar a los Tigres a completar su proceso de reconstrucción, y le duele lo que está pasando con la decepcionante ofensiva. Detroit bateó .170 durante la serie de tres juegos contra Toronto, y el del domingo fue el octavo juego seguido del equipo sin batear un jonrón, la racha más larga de la novena desde 1989-1990, y la cadena más larga dentro de una misma temporada desde 1972.

“Ahora mismo estamos teniendo una temporada difícil”, reconoció Cabrera. “Pienso que tenemos que hacer un mejor trabajo ofensivamente y empezar a ganar más juegos”.

A la misma vez, el maracayero está aprendiendo a balancear frustraciones como esa con la capacidad de apreciar momentos como el del domingo.

“Estas son cosas que pasan una sola vez en tu vida”, apuntó Cabrera. “Yo no sé como uno puede manejar eso. Pero a la misma vez, fue algo increíble. Quiero decirles gracias a los fanáticos, a ustedes, a la organización, porque fue un momento bien especial para mí”.

Los Azulejos no trataron con condescendencia a Cabrera ni a su equipo. Guerrero bateó un jonrón de dos carreras como parte de un ataque de cuatro rayitas en el cuarto inning ante Tarik Skubal. Y lo que hizo el abridor de Toronto, Ross Stripling, ante la inconsistente toletería de Detroit fue más que suficiente.

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Como Stripling retiró a Detroit en orden en el primero, Cabrera – que bateó de cuarto el domingo – tuvo unos minutos adicionales para tranquilizarse antes de iniciar el segundo inning. El batazo que dio hacia la banda contraria puso momentáneamente de pie a los 29,399 asistentes, pero el jardinero derecho dominicano Teóscar Hernández no paró de retroceder hasta que tomó la bola pegado contra la pared.

Cabrera fue uno de apenas tres Tigres en embasarse, pero con un batazo que se quedó dentro en el infield en el quinto. Guerrero tomó un rodado hacia su derecho, pero Stripling no pudo controlar el tiro bajo de Vlad Jr. y Cabrera se embasó por el error.

Para lo frustrante que fue el juego, la jugada aportó un momento de risas.

“Se me quedó viendo y me dijo, ‘¿Fue hit o error?’”, reveló Stripling. “Y le dije, ‘Puede ser lo que tú quieras que sea’”.

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