Tatis Jr., inspiración de la próximas generaciones en R.D.
Amir Azul Santiago, de 10 años, hace alrededor de 100 swings al día. El joven de Santo Domingo juega en un terreno cuya distancia entre la loma y el home es de 60 pies y seis pulgadas, mientras que las bases están separadas por 90 pies.
Amir compite ante niños que son dos o tres años mayores que él, pero cuando llega un batazo hacia su posición de campo corto, demuestra que tiene los brazos y la fuerza para retirar al resto de los chicos, sin importar la edad.
Es un niño prodigio en un país que produce varios de los mejores jugadores del planeta. En enero pasado, recibió una llamada que recordará por el resto de su vida.
Al otro lado de la línea estaba su padre, Luis.
“Dijo que Fernando Tatis Jr. quería verme batear”, recordó Amir desde la República Dominicana. “Vio algunos videos de mí y me dijo que quería verme en persona”.
Tatis cumplió su deseo en una caja de bateo bajo techo, que forma parte de la familia del periodista Héctor Gómez, de z101 dDgital . El estelar campocorto de los Padres estuvo allí en el invierno pasado, en donde se le mostró un video del pequeño. Luego, organización el encuentro en persona. Tatis se sentó detrás de la caja de bateo y observó minuciosamente a Amir conectar una línea tras otra.
Tatis quedó impresionado. Le dijo a Armir, quien tiene el mismo estilo de cabello que Tatis y defiende su misma posición, que su swing es más avanzado a sus 10 años que tenía él a esa edad. Y Tatis es hijo de un veterano de 11 temporadas en Grandes Ligas, Fernando Tatis Sr.
Santiago recibió algunos consejos de parte de uno de los mejores jugadores jóvenes del béisbol.
“Me dijo que metiera un poco mis manos y luego que me estirara más”, señaló Amir.
Pero luego, hablaron de cosas más importantes.
“Me dijo que mi pelo luce muy bien, y que nos parecemos”, recordó el chico.
Lo que llevó a Amir a convertirse en un árduo seguidor de Tatis, fue el estilo de juego del cañonero de 23 años, con el que combina un poder tremendo, una gran habilidad defensiva y una energía contagiosa que luce en el terreno a diario.
Así que ver a su héroe pedir verlo en la caja de bateo generó algunos nervios en Armir. Pero eso fue al comienzo. Una vez se vio en un territorio más familiar, todo fluyó con naturalidad, aun bajo la mirada de Tatis.
“Una vez estoy en la caja, me suelto”, confesó Amir. “Es algo que hago a diario”.
Es el tipo de dedicación que podría hacer de Amir un estelar jugador de béisbol. Sin embargo, alcanzar el nivel de Tatis no es su sueño.
“Quiero ser mejor que Tatis”, dijo.
Tatis, de su parte, señaló que le encantaría verlo – incluso insistió en que Amir asista a la academia de Fernando Tatis Sr. en San Pedro de Macorís, cuando el chico cumpla 12 años.
Amir está encaminado. Así que recuerden su nombre, porque no debería sorprender que de aquí a una década, “Mini Tatis” y Tatis se vean compartiendo un mismo terreno de Grandes Ligas.