El talento “casero” condujo a la SM otra vez
La manera más eficiente de construir un equipo de béisbol ganador es desarrollando talento dentro de la organización. Así que no debería sorprender que los Astros y Bravos estén disputando la Serie Mundial.
Houston ha producido casi el doble de bWAR (Victorias por Encima del Reemplazo calculado por Baseball Reference) en la postemporada que cualquiera de los otros nueve clubes que clasificaron. Atlanta ocupa el sexto lugar, y sería de segundo si contaran con los servicios del venezolano Ronald Acuña Jr.
En cada una de las cuatro postemporadas anteriores, en las que MLB Pipeline ha seguido el bWAR entre equipos de avanzan a los playoffs, al menos uno de los mejores en la Serie Divisional en ese sentido ha llegado hasta la Serie Mundial. Ese grupo incluye a los Astros del 2017 y Dodgers del 2020. Ambos terminaron alzando el ansiado trofeo.
Astros: Estudio en contrastes
El enorme núcleo de jugadores cultivados por los Astros representa un balance entre talento procurado por el Draft y firmas internacionales, aunque son grupos muy distintos. La mayoría de los que llegaron vía el Draft fueron prospectos élite, mientras que, quienes llegaron de otros países, salieron de la nada.
Los Astros tuvieron la primera selección en tres ediciones seguidas del Draft, entre el 2012 y 2014, y en dos ocasiones resultaron con estrellas. Tomaron en cuenta al derecho Mark Appel en el 2012, antes de decidirse por el campocorto puertorriqueño Carlos Correa. Dos años más tarde, seleccionaron al zurdo Brady Aiken, quien no pudo llegar a un acuerdo con el club, derivando en una escogencia de compensación para los Astros en el 2015.
Ese premio de consolación resultó ser Alex Bregman. En el 2015, los Astros se convirtieron en el primer equipo con dos de las primeras cinco selecciones en un Draft. Utilizaron ese quinto puesto para tomar a Kyle Tucker.
El mejor lanzador de los Astros en esta temporada fue Lance McCullers Jr., una selección de ronda suplementaria en el 2012. El único jugador elegido en el Draft que no llegó con bombos y platillos fue Chas McCormick, quien bateó .373/.441/.542 en cuatro años universitarios, antes de firmar en la 21ra ronda en el Draft.
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Como contraste, la mayoría de las historias de éxito de las firmas internacionales de los Astros comenzaron como firmas bajo perfil. La más reconocida es la del venezolano José Atuve, cuya estatura evitó que varios clubes lo consideraran, antes de que Houston lo firmara por US$15,000 en el 2006.
Con la partida de varios ases vía agencia libre (Gerrit Cole), afectados por lesiones (Justin Verlander) o disminuidos por la edad (Zack Greinke), los Astros han sabido adaptarse gracias a su talento internacional. Pactaron con los dominicanos Cristian Javier y Framber Valdez por US$10,000 cada uno en marzo del 2015, mientras que el candidato para el Novato del Año, el venezolano Luis García, firmó por US$20,000 dos años después. Además, compraron los derechos del mexicano José Urquidy desde la liga de su país en marzo del 2015 por US$400,000, de los cuales el monticular recibió US$100,000 como parte de un bono.
La única firma extravagante de los Astros también ha rendido con creces. El club pactó con el cubano Yuli Gurriel cinco meses después de su salida de la isla en febrero del 2016, por cinco años y US$47.5 millones. El veterano participó en apenas 15 juegos en las menores antes de ser convocado a la Gran Carpa.
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Bravos: Superando expectativas
Los Bravos no tienen tantos protagonistas desarrollados internamente como los Astros, pero sí firmaron y desarrollaron a cuatro de los seis mejores jugadores en su roster de la Serie Mundial: Austin Riley, Freddie Freeman, el curazoleño Ozzie Albies e Ian Anderson. El común denominador entre ellos, es lo que vio Atlanta en ellos que no pudieron ver otros equipos.
Aunque Freeman fue seleccionado en la segunda ronda del Draft amateur en el 2007 y Riley en la primera vuelta suplementaria en el 2015, varios equipos prefirieron irse con un lanzador que con un jugador de posición, haciendo más fácil ambas decisiones para los Bravos. El club estaba convencido en que ambos podrían terminar siendo jugadores de impacto.
Albies, aunque parece la versión de Altuve de Atlanta, costó mucho más (US$350,000) cuando fue firmado en el 2013. Hubo interrogantes sobre cuánto impacto podría generar en el plato, pero los Bravos mantuvieron su fe en el intermedista, esperando que la velocidad de su bate y rapidez en las bases dieran sus frutos.
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Atlanta también confió más que nadie en Anderson, al elegirlo en el Draft del 2016. No importó que sufriera una neumonía y una lesión en el oblicuo en la primavera previa, los Bravos lo seleccionaron en el tercer puesto.
Los cazatalentos de los Bravos también consiguieron un par de joyas que estarían siendo partes importantes de la Serie Mundial, de no ser por las lesiones. Acuña, quien iba rumbo al Jugador Más Valioso de la Liga Nacional antes de quedar fuera por el resto del año, firmó por apenas 100,000 en el 2014. Atlanta fue el único conjunto que consideró al derecho Mike Soroka digno ser elegido en la primera ronda del 2015.
Los Astros y Bravos demostraron que hay diferentes maneras de acumular talento. Y eso los ha llevado al éxito.