Romo colgó los ganchos tras una despedida de 'ensueño' en S.F.
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SAN FRANCISCO – Con la canción “El Mechón” de la Banda MS sonando a todo volumen en la parte alta de la séptima entrada, el público presente en el Oracle Park se puso de pie y empezó a corear “¡Romo! ¡Romo! ¡Romo!”, mientras éste salía del bullpen.
No podía ser de otra manera el ‘último baile’ de Sergio Romo, quien se tomó el tiempo para saborear cada segundo de su recorrido hacia la lomita.
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“Estoy agradecido por todo”, dijo un sentimental Romo. “Sencillamente cautivado”.
La carrera del mexicano llegó a su final – una trayectoria que duró 15 temporadas, en las que vistió los uniformes de ocho equipos diferentes y ganó tres anillos de Serie Mundial – el lunes por la noche. El derecho de 40 años firmó un contrato de liga menor con los Gigantes el 18 de marzo para poder retirarse con los Gigantes; algo que nunca imaginó al momento en que San Francisco lo seleccionó en el Draft amateur del 2005.
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“El hecho de que muchas personas piensen que esto es algo que merezco… es increíble para mí”, comentó Romo. “Estoy lidiando con eso. El recibimiento que tuve corriendo desde el bullpen, subiéndome a la lomita, bajándome de ella.
“Es difícil no confundir esto con un sueño, pero es una gran manera para despedirse. Concluir lo que para mí fue literalmente… una carrera [digna de un] cuento de hadas”.
Romo es el último miembro del “Núcleo de Cuatro” del bullpen que ayudó a los Gigantes a ganar tres campeonatos en cinco años, entre el 2010 y el 2014. El mexicano pasó nueve campañas con San Francisco, en un período en el que sumó récord de 32-26 con efectividad de 2.58 y 84 salvamentos en 515 juegos. Impuso un récord de la franquicia con 27 presentaciones en la postemporada con San Francisco – muy recordado por ponchar a los tres que enfrentó ante los Tigres, incluyendo a Miguel Cabrera con una recta, para asegurar el título del 2012.
“Se merece salir del terreno como un Gigante”, dijo el manager de San Francisco, Gabe Kapler. “Es un increíble personaje en la historia de esta franquicia”.
Luego de enfrentar el lunes a tres rivales de los Atléticos – se embasaron todos – recibió una visita sorpresa en la lomita, por parte de nada más y nada menos que de Hunter Pence. Romo lo abrazó, le otorgó la pelota y se bajó de la loma en medio de una calurosa ovación del público.
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El mexicano le dio un último vistazo al Oracle Park en su recorrido hacia el dugout. Luego, fue recibido con abrazos por parte de sus coaches y compañeros, antes de quitarse su gorra ante el público, que le pidió que saliera de la cueva una última vez.
Romo no sabe lo que hará ahora, pero no estará apartando de juego por mucho tiempo. Viajará junto a los Gigantes a la Ciudad de México el próximo mes como embajador del club. Luego, piensa pasar tiempo con su esposa y cinco hijos. Y, ¿quién sabe? Si fuera por él, comenzaría una carrera como golfista profesional.
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“Eso es todo, amigo. No hay más para mí”, expresó. “Honestamente, puedo decir que estoy orgulloso de lo que hice en mi carrera y de haber vaciado el tanque. Lo di todo siempre. Saliera bien o no, nunca bajé la cabeza, porque lo di todo”.