Moisés: Muy bueno, pero pudo haber sido más

Mientras esperamos el regreso del béisbol, queremos recordar a jugadores que fueron parte de la historia de dicho deporte.

Jugador: Moisés Alou
Carrera: Piratas 1990, Expos 1990-1996, Marlins 1997, Astros 1998-2001, Cachorros 2002-2004, Gigantes, 2005-2006, Mets 2007-2008
Logros: Juego de Estrellas en 1994, 1997, 1998, 2001, 2004 y 2005

Cuando Alou hizo su única aparición en la boleta para el Salón de la Fama en el 2013, recibió apenas seis votos (1,1%), quedándose sin opciones. Es un argumento razonable por parte de los votantes. El dominicano se quedó corto de varios hitos que parecen necesarios para ser exaltado (no llegó a los 350 cuadrangulares). Y en mediciones como el JAWS (Anotación de Victorias por Encima del Reemplazo de Jaffe) de Jay Jaffe, Alou queda por debajo del necesario para los patrulleros izquierdos. También tiene sentido para aquellos que lo vieron jugar. Alou era bueno, muy bueno, pero nunca parece haber alcanzado la etiqueta de superestrella. Siempre era el otro gran jugador de tu equipo, pero no la cara.

Alou, desde que empezó a ser titular con los Expos hasta que terminó su carrera con los Gigantes y Mets, fue un bateador consistente, dejando buenos números año tras año.

Pero aquí está el problema: Sencillamente no podía mantenerse en el terreno. Fue bendecido con un tremendo talento, incluso para ser hijo de un jugador que también tuvo una tremenda carrera (Felipe Rojas Alou). Pero las lesiones lo afectaron, 20 juegos por aquí, una temporada completa por allá, hasta sentir que su carrera no terminó siendo lo que pudo ser. Alou jugó 17 campañas en las Mayores, pero sólo disputó 140 juegos o más en cinco ocasiones.

Alou fue la segunda selección de la última edición del Draft amateur que se llevaba a cabo en enero, en 1986 de parte de los Piratas. Brilló en las menores, pero –y sigue siendo difícil de creer—los Piratas eran tan buenos y estaban tan desesperados por añadir talento de Grandes Ligas que, aun teniendo a Barry Bonds, cambiaron a Alou (junto con Willie Greene y Scott Ruskin) a los Expos por el lanzador Zane Smith en el verano de 1990, luego de que el dominicano haya disputara apenas dos juegos con ellos.

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Alou jugó 14 partidos con los Expos en 1990 y estaba supuesto a ser titular en 1991, hasta que enfrentó su primer golpe de mala suerte. Una seria lesión en un hombro le costó toda la temporada. Pero en 1992 recibió buenas noticias, cuando los Expos contrataron a su padre como manager. No eran tan allegados como se pensaba en el momento. Moisés dijo luego: “Puede que haya pasado más tiempo con mi padre en la pretemporada de 1992 que en toda mi vida”. Pero con el pasar de los años, fueron cada vez más cercanos.

Moisés Alou se estableció rápido como un jugador de poder, velocidad y múltiples herramientas. Fue la pieza clave de un equipo de los Expos que se veía bien interesante. Pero debido a la lesión, llegó tarde a las Mayores. Tenía 25 años antes de ser titular. Las lesiones lo volvieron a afectar en 1993, cuando se dislocó el tobillo en una aparatosa lesión en el Busch Stadium de San Luis.

La lesión afectó su velocidad y capacidad de cubrir el jardín central. Alou se trasladó al bosque izquierdo en 1994, cuando tuvo su mejor campaña. Terminó ese año tercero en la votación para Jugador Más Valioso de la Liga Nacional, en un equipo de los Expos que tuvo la mejor marca de Grandes Ligas en una campaña que terminó dos meses antes debido a la huelga. Otras lesiones limitaron al quisqueyano a apenas 93 juegos en 1995 (además, enfrentó una tragedia personal ese año), pero estuvo en salud en las siguientes tres temporadas entre Montreal, la Florida y Houston. En las tres, recibió votos al JMV (terminó tercero por detrás de su coterráneo Sammy Sosa y Mark McGwire en 1998), y en el medio de todo eso ganó una Serie Mundial con los Marlins. Ya Alou tenía 32 años y sólo había tenido una campaña con 150 juegos disputados.

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Luego sufrió una nueva lesión que le costaría toda la temporada de 1999. Alou estaba corriendo en una caminadora en la República Dominicana, cuando se cayó y se desgarró el ligamento anterior cruzado. Pero eso no lo frenó. Regresó en el 2000 y bateó .355 (en sólo 126 encuentros) y .331 en el 2002 (136). Después, pactó con los Cachorros y estuvo genial, finalmente en salud por tres temporadas cuando fue conocido por haberse quedado corto de la Serie Mundial del 2003. Pero para entonces, Alou ya tenía más de 35 años. Tuvo dos años productivos con los Gigantes en el 2005 y el 2006 (ocupando el puesto de Barry Bonds en el 2005), y luego terminó su carrera con los Mets en el 2007 y el 2008. Se esperaba que Alou ayudara a seleccionar a los jugadores de la selección de la República Dominicana para el Clásico Mundial de Béisbol del 2009, pero terminó jugando con ellos (y para su papá), retirándose al final del torneo.

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Si Alou hubiese jugado una campaña completa antes de los 25 años y si no se hubiese perdido dos temporadas completas por lesión y hubiese jugado más de 150 encuentros en más de tres campañas en su carrera, no sería difícil verlo como un candidato sólido al Salón de la Fama. Sus promedios están a la altura de Cooperstown: .303/.369/.516 (mejor que Cal Ripken y el quisqueyano Adrián Beltré). Pero siguió enfrentando la mala suerte. Fue una superestrella que nunca pareció una.

De cualquier manera, es parte de la historia del béisbol. Estuvo en tres equipos que serán inmortales: Los Expos de la huelga de 1994, los Marlins campeones de la Serie Mundial de 1997 y, por supuesto, los Cachorros y la reacción que tuvo ante Steve Bartman tras la interferencia que vivirá a lo largo de la historia. También se le recuerda por no utilizar guantillas de bateo, una técnica poco convencional.

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Fue parte de grandes momentos, pero no fue el centro de ellos. Eso es parte del motivo por el que no está en el Salón de la Fama, a pesar de su talento. Alou fue muy bueno, pero no estuvo siempre disponible, algo que siempre exigimos. Fue bueno, pero las lesiones le impidieron mucho, y a nosotros también.

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