Matt Stairs, estrella del sóftbol también

Siempre hubo comentarios al respecto, quizás más que sobre cualquier otro jugador que haya llegado a las Grandes Ligas.

“Matt Stairs, hermano, ese hombre sería tremendo jugador de softbol de pitcheo lento”,

Y es verdad: Tenía un swing feroz y bien compacto, su actitud era la de alguien que se divertía mucho en el terreno y también parecía el tipo de persona a la que le gustaba tomarse sus cervezas. Un candidato extremadamente bien calificado.

Bueno, ¿qué les parece si les digo que sí jugó sóftbol, tanto después como durante su carrera de beisbolista?

¿Que jugó torneos justo después de ganar la Serie Mundial del 2008 con los Filis? ¿Que jugó por cuatro años en un equipo en Bangor, Maine, llamado Beef O'Brady's? ¿Que dio un jonrón kilométrico que casi pega en las luces, ante uno de los mejores lanzadores de softbol de pitcheo lento en el país?

“Es sóftbol, hermano”, le dijo Stairs, quien cumplió 54 años el domingo, a MLB.com vía telefónica. “Haces swing con todas tus fuerzas y ves qué pasa”.

Entre el 2011 y el 2014, el hombre conocido como el Hamster Maravilla – el héroe popular que conectó 265 vuelacercas en 19 temporadas en la Gran Carpa – jugaba también a medio tiempo en un equipo de pitcheo lento de la USSSA en Maine. Lo hacía como un favor a un amigo que manejaba el equipo, pero también porque le encantaba jugar sóftbol. No hay estadísticas disponibles de lo hecho por Stairs en ese circuito, pero su excompañero Miles Whitlock lo recuerda muy bien.

“Podía mandar la bola a una milla”, me dijo Whitlock vía telefónica. “Destruyó algunas pelotas”.

Stairs habla de su carrera en el sóftbol en los términos más sencillos. (Me da la sensación de que habla así sobre la mayoría de las cosas).

“Un amigo con el que jugaba golf en Maine también estaba en un equipo de sóftbol”, recordó Stairs. “Le dije: ‘Tranquilo, voy a jugar todo lo que quieran’. Viajamos a varios lugares y nos divertimos bastante”.

Stairs habla de conectarle a una pelota de sóftbol como si fuese una ciencia, con toda esa experiencia como bateador e instructor de bateo a nivel profesional con los Filis y los Padres tras su carrera de Grandes Ligas.

Dijo que definitivamente tuvo que cambiar su swing un poco y pensar de forma distinta cuando llegaba al plato, principalmente porque había un límite de jonrones en los torneos.

“Había que darle un poco más adelante a la pelota”, me dijo Stairs. “Pararte un poco más derecho, colocar las manos un poco más arriba y tener los pies un poco más libres para poder ‘caminar’ hacia el pitcheo, en vez de tener una buena base. En cada turno, tratas de conectar por el centro o batear una bomba por el jardín derecho. O, si no necesitas un cuadrangular, intentar darle a la bola por el bosque izquierdo”.

¿Y qué pensaban los rivales cuando veían a Matt Stairs realizando prácticas de bateo antes de los partidos?

“Sí”, se ríe Whitlock. “Se quedaban como diciendo, ‘¿Cómo es que tienes a un exgrandeliga en tu equipo?’ Bueno, vive en el pueblo donde vive la mitad de nuestros jugadores. Eso es todo. Tiene propiedades en Bangor y es amigo de uno de los coaches del equipo y sencillamente lo está ayudando”.

Como compañero de equipo, Whitlock dijo que ha tenido pocos mejores. Stairs era una leyenda en la parte sureste del estado, ayudando en el pueblo e integrándose completamente con la comunidad.

“Es la persona más cool que hay”, me dijo Whitlock. “Es alguien normal que además te puede contar las mejores historias de su vida en las Grandes Ligas. Alguien con los pies en la tierra, una persona genuinamente buena”.

No hay mucho en Internet sobre las gestas o los juegos de sóftbol de Stairs, pero sí hay una historia sobre la vez que participó en un torneo en noviembre del 2008. En la sección de mensajes de una página de una liga, un usuario escribió que Stairs disparó una serie de jonrones de oro aquel invierno. Ya saben, apenas un mes después de que Stairs, el más grande jonronero emergente en la historia de MLB, conectara uno de los cuadrangulares más electrizantes para un bateador emergente en la historia de la postemporada.

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¿De verdad fue a jugar sóftbol en una liga recreacional después de hacer eso? ¿Sólo días después de disparar un cuadrangular histórico en el nivel más alto del béisbol?

“Sí, así fue. Así fue”, dijo Stairs.

Stairs sólo jugó un par de torneos aquel invierno. Es entendible que estuviese cansado después de haber jugado en la Serie Mundial apenas un mes antes. La gente estaba sorprendida de verlo allí, pero también emocionada.

“Los lanzadores querían ver qué tan lejos podía darle a la pelota”, contó Stairs. “Los muchachos no me estaban lanzando con cuidado, para nada. Seamos honestos: No das bases por bolas en sóftbol. Y como bateador, no deberías andar buscando boletos en sóftbol”.

Y hay otra historia, una sobre un épico cuadrangular que todas las personas con las cuales hablé me mencionaron.

Fue en marzo del 2012 y el equipo de Stairs estaba en un torneo nacional en New Jersey. Los mejores equipos y los mejores jugadores de la Costa Este estaban allí. Y había un serpentinero en el torneo que era considerado como uno de los mejores lanzadores de sóftbol de pitcheo lento en la historia.

“Sí, le tocó batear contra uno de los mejores de sóftbol”, asintió Whitlock. “Creo que su nombre era Justin Mucciarelli, pero le decían Mooch."

“Justin Mucciarelli”, me confirmó el director del torneo, Dave Bendel. “Es probablemente uno de los mejores lanzadores de sóftbol de todo el país”.

Los métodos de Mucciarelli son bien conocidos en el mundo del sóftbol, donde sigue activo. En los torneos de la USSSA, los lanzadores pueden mantener la pelota cinco segundos en sus manos antes de lanzarla y pueden hacer prácticamente lo que quieran con ella. Mooch aprovechaba eso al máximo, haciendo malabares con la pelota, con la forma de lanzarla, tirándola casi desde el suelo, de rodillas, por detrás de la espalda. Es increíble verlo trabajar.

Ése era el pitcher al que tenía que enfrentar Stairs.

Por supuesto, era el duelo que todo el mundo quería ver y cientos de personas se reunieron para hacer precisamente eso en el campo principal del complejo Diamond Nation.

“Todo el mundo estaba hablando de las cosas que hacía, los trucos”, recordó Stairs, “así que me salí un momento de la caja y me reí”.

“El hombre empezó a arrancar, frenar, como haciendo un show, burlándose un poco de Matt”, contó Whitlock.

Mucciarelli hizo finalmente su pitcheo. Y Stairs, bueno… le pegó con todas sus fuerzas.

El campo Nro. 1 de Diamond Nation es un legítimo terreno de béisbol, con alrededor de 330 pies hasta la pared del jardín derecho. Bendel me dijo que la bola caminó casi 500 pies. Pasó por encima de unas torres de luces entre el bosque central y el derecho y aterrizó en un terreno que está detrás del campo principal. Aquí pueden ver mejor el recorrido del gigantesco batazo:

“Hay una torre con un tanque de agua que está como a una milla de ahí y la gente empezó a echar broma, diciendo que la pasó sobre esa torre”, dijo Bendel entre risas.

Bendel y Whitlock recordaron que los fanáticos en el estadio quedaron absolutamente impresionados con lo que acababan de ver. Stairs me dijo, muy calmado, que la sacó del estadio, por encima de las torres. Y luego dijo algo maravilloso.

“Me volteé hacia el pitcher y le dije: ‘Hey, bienvenido a las Grandes Ligas’”.