Justin Martínez, a las puertas de un nivel élite como relevista

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PHOENIX – Justin Martinez lleva el perfil clásico de un cerrador de calidad en Grandes Ligas. Promediando 100 millas por hora con su recta de dos costuras (sinker), el derecho dominicano de los Diamondbacks ha realizado más pitcheos de tres dígitos (247) en la presente temporada que cualquier otro lanzador que no se llame Mason Miller.

Sus números y percentiles en Statcast son abrumadores: Percentil de 90 o más en velocidad de la recta (¡100!), efectividad esperada y promedio de velocidad de salida de los batazos permitidos, más tasa de swings en blanco, de contacto duro permitido y de rodados provocados. Con tasa de ponches del 29.3% y slugging permitido de .235, Martínez está a las puertas de la élite de los relevistas en las Mayores.

No obstante, aún existen dos elementos en su contra: Una tasa de bases por bolas del 12.3% y una confesa lucha a la hora de controlar las emociones en los momentos apremiantes.

“He estado trabajando mucho en mi comando y eso, repetir mi delivery (entrega al plato)”, dijo Martínez sobre un control que ha ido mejorando en el transcurso de la presente temporada. “He tratado de aprender con cada salida algo nuevo que me pueda ayudar en el futuro”.

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Poco a poco, el dirigente de los Diamondbacks, Torey Lovullo, ha ido contando con Martínez en más situaciones de presión en las entradas finales de los juegos. En la última semana, el oriundo de Bonao lleva dos salvamentos y una victoria contra equipos punteros, terminando dos triunfos sobre Cleveland con rescates y siendo el lanzador ganador en el segundo choque de Arizona contra Filadelfia el viernes.

“Hay mucha presión en los juegos. Y no todos los innings son iguales”, dijo Martínez, quien lleva efectividad de 1.93 y 62 ponches en 51.1 entradas del 2024. “Hay innings de más presión que otros, pero he estado trabajando en cómo manejar eso, cómo manejar mi cuerpo, cómo manejar la adrenalina y eso. (También) ejercicios de respiración, y me ha venido ayudando”.

En ese último aspecto, tanto Martínez como Lovullo afirman que es una obra en progreso. A sus 22 años y apenas en su primera campaña completa en Grandes Ligas, el oriundo de Bonao aún aprende sobre la marcha.

“Hay muchas cosas buenas de él, así que hay que ser paciente y estoy siendo paciente”, dijo Lovullo sobre la manera en que Martínez aprende a controlar las emociones. “Vemos con buenos ojos el carácter, la humildad y la competitividad. Obviamente, su material habla por sí mismo.

“El desarrollo personal, la confianza, todo eso viene”.

¿Qué quisiera observar Lovullo de Martínez más a menudo?

“Verlo y no saber si ha ganado o si ha perdido”, contestó el capataz. “Es alguien de muchas emociones y eso no me molesta, pero quiero que la expresión en la cara sea igual todo el tiempo. Estamos llegando a eso, y él va a ser mejor en ese aspecto con cada experiencia en la lomita”.

Con un relevo que parece estar en constante transición, sea por lesiones o períodos tambaleantes de figuras como Paul Sewald – cerrador del club en teoría para iniciar esta temporada – las oportunidades para Martínez deben de ser cada vez más frecuentes. Y con la fuerte lucha de los Diamondbacks por la postemporada, tanto en los Comodines de la Liga Nacional como en la División Oeste del circuito, la presión seguirá aumentando.

“Esto es un sueño”, dijo Martinez sobre su participación en la puja por octubre. “Grandes Ligas es un sueño para todos. Pero ya playoffs es otra cosa. Cuando se habla de playoffs, como dicen en Dominicana, ahí es que se separan los niños de los hombres”.

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