¿Brillará José Ramírez finalmente bajo los grandes reflectores de octubre?
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CLEVELAND -- Desde los niveles más bajos de las tribunas hasta las gradas más altas del Progressive Field, todos se pusieron de pie y cantaron al unísono.
“¡Jo-sé, José José José, Jo-sé, Jo-sé!”
Momentos después de que la multitud entonara su versión del famoso canto de fútbol “Olé, Olé, Olé” para saludar su primer turno al bate de la postemporada 2024, el dominicano @ramírez conectó un batazo por la línea que pasó sobre la tercera base, se comió a Zach McKinstry de los Tigres y trajo la primera de las cinco carreras que anotarían los Guardianes antes de hacer el primer out.
La pizarra del sábado mostrará que Ramírez se embasó por una jugada de selección y avanzó por un error de McKinstry en esa jugada, y que terminó de 3-0 con una base por bolas en la victoria de los Guardianes 7-0 en el Juego 1 de la Serie Divisional de la Liga Americana. Pero estar en el estadio era darse cuenta de que el jugador al que la afición le canta por su nombre de pila fue – como de costumbre – una chispa en un inning lleno de acción, que ha puesto a Cleveland en una posición favorable en esta serie al mejor de cinco.
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En lo que parece ser una postemporada muy abierta por el lado del Joven Circuito (particularmente ahora que sabemos que los Astros no harán su aparición anual en la SCLA), Ramírez es una figura más fascinante que nunca.
Aquí en el noreste de Ohio, puedes decir “José” sin miedo a ninguna confusión. Es como la Beyoncé del béisbol, para quien un apellido es innecesario. Cumplió 32 años el mes pasado y ya está entre los 10 mejores en la historia de la franquicia en bWAR de jugadores de posición, carreras anotadas, dobles, impulsadas, etc. Es segundo en jonrones (255), sólo detrás del miembro del Salón de la Fama, Jim Thome (337). Firmó un contrato a largo plazo con descuento para quedarse en Cleveland y ha sido una presencia increíble e indeleble en la comunidad.
Sin embargo, en el universo más amplio de las Grandes Ligas, necesitamos usar el apellido, porque Ramírez sigue siendo tan anónimo como podría serlo una superestrella de su magnitud.
Eso se debe principalmente al mercado en el que reside y, en parte, a la barrera del idioma. Pero también se debe a que una línea de bateo en postemporada de .242/.291/.347 en 32 juegos antes de este octubre – aunque no carece de momentos impactantes – no está llena de grandes resultados.
Así que aquí está una oportunidad más grande que nunca para José, en un momento en el que, francamente, está en su mejor forma.
La madre naturaleza canceló el último juego programado de la temporada regular de los Guardianes y le robó una última oportunidad de convertirse en el segundo jugador en la historia de las Mayores con 40 jonrones, 40 robos y 40 dobles (terminó 39-41-39, lo que carece de un par de números redondos atractivos, pero aún debería llamar la atención). Ramírez, de cualquier forma, entró a la postemporada a toda velocidad, con un OPS de .916 en la segunda mitad y de .947 en septiembre.
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Cuando se le preguntó si está jugando el mejor béisbol de su carrera, un camino podría terminar en el Salón de la Fama, Ramírez dio una respuesta intrigante.
“Aún no”, respondió.
El manager Stephen Vogt dijo que Ramírez ya prometió un 50-50 para el próximo año.
“Nada es imposible”, asintió Ramírez públicamente ante esa sugerencia.
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Pero primero viene esta postemporada, donde la disciplina en el plato del ambidiestro Ramírez, sus manos rápidas, su swing preciso, sus piernas agresivas y su clara confianza (José tiene el mejor caminar del béisbol) pueden brillar. Los Tigres están dirigidos por A.J. Hinch, quien hizo historia con los Astros del 2019 al convertirse en el primer manager en toda la historia en pasar una temporada completa sin ordenar una base por bolas intencional.
Hinch ordenó caminar intencionalmente a Ramírez en el sexto inning del Juego 1.
“La mejor manera de enfrentar a José Ramírez es retirar a los muchachos que están delante de él”, explicó Hinch. “Y si está bateando sin corredores en base, sigue siendo una gran amenaza, aún puede cambiar la pizarra, aún puede impactar el juego. Pero mis decisiones son mejores cuando no hay nadie en base”.
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David Fry acababa de conectar un doble que impulsó dos carreras ante Ty Madden cuando Hinch levantó los cuatro dedos para pasar intencionalmente a Ramírez. Así que fue una oportunidad menos para que el corazón y alma de estos Guardianes dejara su huella con el bate. Pero habrá muchas más si este equipo, que se apoya en gran medida en José y el mejor bullpen del béisbol, puede llegar lejos este mes.
La última vez que Cleveland llegó lejos fue cuando ganaron el banderín de la Liga Americana en el 2016, cuando Ramírez era todavía un jugador joven, una agradable sorpresa como utility que se ganó un rol diario cuando Michael Brantley se lesionó a principios de año y aprovechó la oportunidad.
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Incluso entonces, era justo preguntarse si Ramírez se mantendría en ese nivel, ya que el corpulento infielders de 5 pies 9 pulgadas que firmó por sólo US$50,000 cuando tenía la “avanzada” edad de 17 años (todo es relativo) nunca fue considerado un prospecto destacado.
“Tomó un tiempo para que la gente creyera que iba a ser un buen jugador”, contó Travis Fryman, el ex tercera base que trabaja en el departamento de desarrollo de jugadores de los Guardianes e hizo el primer lanzamiento ceremonial el sábado. “Era conocido como el ‘pequeño’. '¿Te refieres al pequeño segunda base?’ Esa era la forma en que lo describían”.
Fryman tiene una copia del informe de scout presentado por Minnie Mendoza, el coordinador de campo de América Latina en el sistema de Cleveland, quien falleció el mes pasado.
“No era nada llamativo”, dijo Fryman riéndose sobre el reporte.
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Honestamente, lo único decepcionante sobre Ramírez desde entonces es su ya mencionado historial de postemporada. Pero si el agua realmente encuentra su nivel, prepárense. Porque José definitivamente está a punto de explotar, y especialmente últimamente, ha estado jugando a un nivel digno de cantarle.
“No juego por reconocimiento, para ser honesto”, aclaró Ramírez. “Me concentro en poner mis números, obtener resultados, y lo más importante, ayudar a la organización a ganar una Serie Mundial”.
Inspirados por “José, José, José”, los Guardianes están un paso más cerca de lograrlo.