Joey Cora, figura paterna de Alex siempre

Al celebrarse el Día de los Padres en Estados Unidos, vale la pena señalar que a veces la figura paterna en la vida de una persona no es el padre, sino alguien que asume ese rol en un momento importante. Ése es el caso del capataz de los Medias Rojas, el boricua Alex Cora.

Cuando niño, Cora no tuvo que ir lejos para encontrar esa persona; su héroe vivía bajo el mismo techo. Se trataba de su hermano mayor, Joey Cora, quien es 11 años mayor que Alex y ahora mismo es el coach de la tercera base de los Mets.

“Hace todo de la manera correcta”, dijo Alex acerca de Joey. “Sé que tenemos héroes y la mayoría vive fuera de tu casa. Pero mi héroe estaba ahí. Comía arroz y habichuelas igual que yo. Lo hacía todo. Fue a la universidad. Fue jugador de Grandes Ligas, fue coach. Siguiendo sus pasos, a uno le va bien y es lo que vengo haciendo hasta ahora.

Joey estableció lo que se convirtió en la fundación de la vida de su hermano menor. En las palabras de Alex, Joey es “mi hermano, mi mejor amigo, mi jugador favorito y mi papá”.

Es una responsabilidad que Joey heredó de su progenitor José Manuel Cora, quien falleció en 1989 de cáncer. José era un cronista deportivo e instructor de liga menor en Puerto Rico. Era un padre exigente que ponía énfasis en la educación y en la puntualidad para sus cuatro hijos: Llegar tarde era inaceptable.

Cuando José murió, Joey tenía 24 años y militaba en la finca de los Padres. Joey no sabía que su padre estaba enfermo. Pero durante años, José le dio a su hermano mayor lecciones sobre cómo apoyar a su madre y sus hermanos, entre los cuales también se encuentran sus hermanas Iris y Lydia.

“Me estaba dando lecciones para prepararme para el momento (en que José faltara), aunque no estaba consciente (de que se estaba muriendo.) Era bien firme conmigo”, dijo Joey. “(Dijo) ‘cuando ya no esté, será tu momento. Necesito que esté listo’. Mirando hacia atrás, digo, ‘Era por esto que me decía esto o me ponía a hacer aquello’. Me estaba preparando para el momento de su partida. Lo tomé como un reto para hacerle sentir orgulloso. Era hora de dar la cara”.

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Eso fue justo lo que hizo Cora. Alex tenía apenas 13 años cuando falleció José y como su hermano mayor, quería incursionar en el béisbol profesional. Joey supo de inmediato lo que Alex necesitaba.

“Era mi responsabilidad ayudarlo a crecer de la manera correcta. Recaía sobre mí”, dijo Joey. “Después de que mi papá murió, asumí esa responsabilidad de ayudarlo a crecer como se debe. Si me muero, Alex aprecia esa parte. Es algo bueno, porque hubo momentos duros como cualquier padre e hijo, aunque éramos simplemente hermanos.

“Cuando eres un niño, te crees hombre. Hubo momentos en que tuve que ser duro, pero la realidad es que le va bien. Me da orgullo que otros lo consideren un gran hombre y una gran persona”.

Los estudios también eran una prioridad en el hogar de la familia Cora. El béisbol era segundo. Eso es lo que José siempre expresó. El que Joey haya hallado el éxito como jugador – mayormente con los Marineros – y como coach de Grandes Ligas solamente representaba algunos de sus logros. Joey jugó béisbol universitario durante tres temporadas en la Universidad de Vanderbilt, donde estudió matemática.

Joey también se aseguró de que Alex fuera la universidad y así fue, ya que el menor de los hermanos Cora asistió a la Universidad de Miami. Pero el hecho de que Alex estuviera lejos fue otra oportunidad para que Joey le brindara apoyo a Alex, quien extrañaba su casa y quería volver a Puerto Rico.

“Iba a quedarse en la escuela”, insistió Joey. “Pero lo entendía, eso de extrañar a su familia, su primera vez fuera (de casa). Lo que me ayudó fue que pasé por eso antes que él. Sabía por lo que estaba pasando. Sabía que lo mejor para él era que siguiera en la escuela. De eso no había duda. Gracias a Dios lo hizo, y todo salió bien”.

En los tres años que Alex estuvo en la universidad, los Huracanes disputaron la Serie Mundial Universitaria cada temporada. Alex también tuvo una carrera exitosa con seis equipos de Grandes Ligas, mayormente con los Dodgers, antes de convertirse en un exitoso capataz en Boston, donde guio a los Medias Rojas al título de Serie Mundial en el 2018.

“Como le digo a la gente, quiero que Alex y mis hermanas sean mejores que yo”, expresó Joey. “Quiero que mis hijos sean mejores que yo. Creo que eso es parte de la vida. Quiero que (mi) legado sean mis hijos. Quiero que a mi hermano y mis hermanas les vaya mejor que a mí”.

¿Qué pensaría José de la labor que Joey ha hecho a la hora de velar por su familia, especialmente su hermano Alex? Joey cree que su padre hubiese sido estricto con él.

“Encontraría la forma de decirme que hiciera mejor las cosas, todos los días”, dijo Joey.

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