Hace 67 años, Osvaldo Virgil Sr. abrió las puertas para R.D. en MLB

Nueve años después de que Jackie Robinson rompiera la barrera racial en Grandes Ligas, la República Dominicana no sólo vio a uno de sus hijos hacer historia, sino también poner todo un país en camino a cambiar para siempre el béisbol.

El 23 de septiembre de 1956, Osvaldo Virgil, hizo su debut en las Mayores con los Gigantes de Nueva York, convirtiéndose en el primer dominicano en MLB. Ahora, 67 años después, casi 900 jugadores nacidos en la República Dominicana han vestido uniformes de Grandes Ligas, la mayor cantidad de cualquier país, menos los Estados Unidos. Para el Día Inaugural del 2023, había 104 jugadores dominicanos en rosters de MLB, mucho más que de cualquier otra nación u otro territorio fuera de EE.UU. continental.

Todo empezó con Virgil aquel día en el Polo Grounds de Nueva York, donde el quisqueyano bateó de 4-0 y jugó en la tercera base por los Gigantes contra los Filis.

“Él significa mucho”, dijo la superestrella dominicana de los Padres, Juan Soto, quien vistió una muñequera especial en honor a Virgil en el 67 aniversario del suceso. “Fue el primer dominicano en Grandes Ligas y abrió las puertas para muchos dominicanos, pero no sólo dominicanos, sino también todo pelotero latino”.

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De hecho, ya para 1956, Cuba, Puerto Rico, Venezuela, México, Panamá y hasta Colombia -- en 1902 con Luis Miguel Castro, señalado como el primer latinoamericano en las Mayores -- habían tenido representación en las Grandes Ligas. Pero con el debut de Virgil, quien sería seguido por sus famosos compatriotas Juan Marichal y Felipe Rojas Alou (junto a los hermanos de éste, Mateo y Jesús), el escenario estaba preparado para el impacto y la influencia en el béisbol que hemos llegado a esperar de la República Dominicana.

Hablando con el periodista e historiador dominicano Mario Emilio Guerrero (EPD) para la biografía “Yo, Virgil, Mi Historia”, Virgil contó cómo recibió una llamada directamente del entonces dueño de los Gigantes, Horace Stonehma, quien le informó que sería subido desde liga menor para los últimos días de la campaña de 1956. El debut fue postergado por un día, ya que el automóvil de Virgil en Nueva York se había estacionado en el lado equivocado de la calle donde residía y había sido sacado por una grúa.

“La emoción que me embargó fue indescriptible”, dijo Virgil. “Lo que soñé desde muy joven y por lo que trabajé sin descanso desde mi llegada a Nueva York en 1947, venciendo tantos obstáculos y vicisitudes, era una realidad: Había llegado a las Grandes Ligas”.

Nacido en Montecristi en 1932, Virgil, ahora con 91 años, se mudó junto a su familia a Nueva York como adolescente. Fue estudiante de escuela secundaria en el Bronx, fue militar con la Marina de EE.UU. y luego fue firmado por los Gigantes en 1952, haciendo su debut en liga menor al año siguiente.

“Ese 23 de septiembre de 1956 quedará grabado por siempre en mi memoria, porque ese día fui protagonista de una hazaña histórica, sin precedentes en el deporte dominicano”, expresó Virgil en la publicación antes mencionada.

Virgil jugaría dos partidos más por los Gigantes en 1956, bateando de 8-6 con un doble, un triple, dos anotadas y dos empujadas en una doble-jornada en la última fecha de la temporada en Filadelfia ante los Filis.

Tras batear .235 en 96 juegos por los Gigantes en 1957, “Orégano” también se convirtió en el primer jugador de color de los Tigres de Detroit en 1958.

Después de jugar en partes de nueve campañas con los Gigantes, Tigres, Atléticos, Orioles y Piratas, Virgil se retiró como jugador de las Mayores en 1969. Luego de su carrera como jugador, Virgil fue coach de muchos años a nivel de Grandes Ligas, primero con los Gigantes y después, notablemente bajo el mando del dirigente Salón de la Fama Dick Williams, con los Expos, Padres y Marineros.

Virgil también fue un piloto sumamente exitoso en el béisbol invernal, ganando campeonatos tanto en Venezuela como la República Dominicana.

Mientras Marichal y los hermanos Rojas Alou eran seguidos por olas de talento en años posteriores a nivel de Grandes Ligas, otra generación de fanáticos en la República Dominicana vio a Virgil impartiendo sus conocimientos como instructor en MLB, con esa visibilidad quizás llegando a su apogeo con los Padres de 1984 y su participación en la Serie Mundial de aquel año.

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“Indiscutiblemente, sus méritos son todavía mayores, el doble”, dijo el actual comisionado de béisbol de la República Dominicana, Junior Noboa, un veterano de partes de ocho temporadas de Grandes Ligas como jugador, un ejecutivo de larga trayectoria con los Diamondbacks y un exjugador, manager y gerente general de múltiples equipos en la Liga Dominicana. “Asimismo, lo hizo como coach. Recuerdo cuando éramos jovencitos, verlo coachando en las Grandes Ligas también te abría las puertas. Decías, ‘Wow, tenemos también oportunidad no solamente de ser jugadores, sino también que el talento dominicano se pudiera ver como coach, como dirigente”.

Desde el debut de Virgil en 1956, la República Dominicana ha visto a cuatro de sus jugadores ser exaltados al Salón de la Fama (Marichal, Pedro Martínez, Vladimir Guerrero padre y David Ortiz), con un quinto seguramente en camino a Cooperstown en el 2024, Adrián Beltré. Y por supuesto, está en el horizonte Albert Pujols para el 2028. Agrégale a eso siete premios a Jugador Más Valioso, cuatro Premios Cy Young y siete Novatos del Año.

Todo empezó con poco ruido en 1956, pero el legado de Osvlado Virgil Sr. -- cuyo hijo, Ozzie Jr., fue convocado a dos Juegos de Estrellas en una carrera de 11 años en Grandes Ligas como receptor de los Filis, Bravos y Azulejos -- sigue vigente en la República Dominicana y América Latina en general.

“Él abrió puertas”, expresó Soto. “Se siente bien, se siente increíble. Tuve la oportunidad de conocerlo hace un par de años, y fue algo grande”.

A mediados de noviembre, las Águilas Cibaeñas -- equipo que ganó el título de la Liga Dominicana en 1971-72 bajo el mando de Virgil -- jugarán contra los Tigres del Licey en la lucha de los “Titanes del Caribe” en el Citi Field, un evento dedicado a Virgil en el mismo estadio donde “Orégano” fue nombrado coach honorario de los Mets en el 2018.

“Es un apellido que pesa”, dijo Noboa acerca de Virgil, quien también tiene el honor de que el aeropuerto de Montecristi lleve su nombre. “Ojalá que nosotros, como dominicanos, podamos siempre darle el valor que él se merece”.

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