“El Rey” Félix tiene como meta llegar al Salón
Montado esta semana por primera vez en la lomita uno de los terrenos del complejo primaveral de los Orioles, el venezolano Félix Hernández lució a la misma vez inconfundible como enteramente desconocido. La imagen era bastante asimétrica: la misma forma de pararse sobre la goma, la misma manera de llevar la gorra ligeramente inclinada, el mismo windup que hizo de Hernández, por más de una década en Seattle, sinónimo de la aristocracia del pitcheo. Sólo los colores eran diferentes, y de forma impactante: un naranja brillante con letras negras, tan distinto del azul de los Marineros como lo es Seattle de Boston.
Este es el Rey Félix a los 34 años, en el campamento de los Orioles con un contrato de ligas menores, casi 17 meses después de haber lanzado su último juego de temporada regular. Es el dueño de seis llamados al Juego de Estrellas, dos títulos de efectividad de la Liga Americana, un premio Cy Young de la L.A. y más de US$200 millones recibidos a lo largo de su carrera. Es probablemente el pitcher con más pergaminos que viste el uniforme de los Orioles en una generación, y a la vez muy lejos del nivel de dominio al que una vez estuvo acostumbrado.
¿Qué es lo motiva para seguir lanzando?
“El Salón de la Fama”, dijo Hernández el jueves. “Pienso que tengo una oportunidad, pero hay algunos números que debo mejorar. Si logro esas metas, creo que tengo una posibilidad de llegar al Salón de la Fama”.
Para elevar esas probabilidades, Hernández cree que necesita llegar a 200 victorias y 3,000 ponches. Ganó 169 juegos y sumó 2,524 ponches entre 2005 y 2019 con los Marineros.
Hernández fue un gran pitcher por gran parte de ese trecho para armar lo que al menos es un argumento que está en los límites: Durante sus mejores 10 años, entre 2006 y 2017, fue segundo entre los abridores de MLB en ponches, tercero en aperturas e innings, cuarto en efectividad y blanqueos, y quinto en juegos completos. Su caso para optar a Cooperstown sigue pareciendo algo ligero en cuanto a volumen de trabajo y carece totalmente de experiencia en postemporada, pero son dos cosas que escapan de su control.
“Era un nivel bien distinto cuanto estaba en el montículo”, dijo el manager de los Orioles, Brandon Hyde. “Era tan dominante. Era todo un show cada vez que lanzaba”.
De los otros 25 pitchers con al menos la cantidad de victorias, ponches y efectividad de Hernández, 23 están en Cooperstown, o van encaminados hacia allá. Sin embargo, conseguir esas metas que se ha puesto el propio Hernández requerirá de un segundo acto más largo que el contrato de ligas menores que firmó con los Orioles por un año, que le pagaría US$1 millón si se queda con el equipo. Y tiene que lucir como un lanzador bien distinto a ese en declive que vimos en sus últimas tres temporadas en Seattle, donde Hernández batalló con las lesiones y tuvo foja de 15-27 con 5.42 de EFE. Hernández compitió por un lugar en la rotación de los Bravos la primavera pasada, pero ultimadamente decidió no lanzar en el 2020 preocupado por el COVID-19.
“Esos años en Seattle no estuve sano, tuve muchas lesiones y no me estaba divirtiendo”, dijo Hernández. “Ahora mismo me siento muy, muy bien. Estoy listo para arrancar”.
Al preguntársele qué le llamó la atención de Baltimore, Hernández señaló la oportunidad de poder lanzar como todavía quiere hacerlo. A los Orioles les encantaría que el venezolano se ganara un puesto en una rotación llena de interrogantes detrás del as John Means. Firmaron a Hernández y los también veteranos Matt Harvey y Wade LeBlanc con contratos de ligas menores, esperando que puedan lanzar lo suficiente como para que el club pueda manejar la carga de trabajo de prospectos como Dean Kremer, Keegan Akin y otros.
En ese sentido, la unión de los Orioles con Hernández se siente como una relación simbiótica, incluso si toca tiempo acostumbrarse a esa imagen del Rey vestido de anaranjado. Hernández y los Orioles necesitan lo mismo: innings. La pregunta es, ¿qué puede hacer él con ellos a estas alturas de su carrera?
“La clave fue la oportunidad que me dieron aquí”, dijo Hernández. “Hay muchísimos jóvenes, y yo no lance el año pasado, pero me dieron la oportunidad de venir y competir por un puesto en la rotación”.