Familia de Miñoso contenta con su placa, pero también triste por él

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COOPERSTOWN, Nueva York – Saturnino Orestes “Minnie” Miñoso dejó su huella en el béisbol desde la década de los 1940, primero en Cuba, luego en las Ligas Negras y después en una carrera 18 años en Grandes Ligas (más dos temporadas, una cada una en la década de los 1970 y 1980) – ni hablar de sus hazañas en el béisbol mexicano.

Sin embargo, todo lo que logró el oriundo de Perico no tuvo peso suficiente para los votantes para el Salón de la Fama de la Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica (BBWAA), ni para los comités de veteranos mientras Miñoso estuvo en vida. De hecho, el Comité de la Era Dorada dejó de elegirlo tanto en el 2011 como el 2014, siendo la segunda vez unos tres meses antes de su muerte a los 90 años en marzo del 2015. Por fin, en el 2021, el Comité de los Días Dorados lo eligieron de manera póstuma y en julio del 2022 la familia de Miñoso pudo ver su nueva placa, junto con la de un amigo de él y de su familia, el también cubano Tony Oliva.

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Los familiares de Miñoso siguen presentes en Cooperstown cada mes de julio. En esta ocasión, el sobrino de “Minnie”, Bernie Miñoso, habló del honor que por fin llegó hace dos años.

“Era una cosa bien grande para la familia”, dijo Bernie, residente de Queens, Nueva York. “Fueron muchos años que no entró. Y entró con un amigo, que fue Tony Oliva. No pudo estar aquí”.

Bernie, junto con su esposa Sandra, aún veneran el legado que dejó Miñoso, quien brilló con los Indios de Cleveland y los Medias Blancas de Chicago en las décadas de los 1950 y 1960. Miñoso combinó poder, velocidad y bateo de promedio, terminando con 195 jonrones, 1,089 empujadas, 216 bases robadas y OPS+ de 130.

En particular, Miñoso ha sido una de las magnas figuras de los Medias Blancas, siendo embajador del equipo por muchos años y ganándose el apodo de “Mr. White Sox”. Y por supuesto, debido a su participación en partidos oficiales de Chicago en 1976 y 1980, Miñoso tuvo la distinción de jugar en Grandes Ligas en cinco décadas diferentes.

Lo lamentable, por supuesto, es que Miñoso no pudo ver en vida su placa de Cooperstown.

“Él estuviera muy contento si estuviera aquí”, dijo Bernie. “Lloré mucho, lloramos mucho, porque si él estuviera aquí, (sería) en un traje, con corbata, gozando y bailando… disfrutando con sus amigos”.

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