Edwin y Eloy, amigos y compañeros en White Sox
GLENDALE, Arizona – El lazo entre los dominicanos Edwin Encarnación y Eloy Jiménez va más allá del simple hecho de compartir la parte gruesa de la alineación de los White Sox.
Encarnación, quien cumplió 37 años el 7 de enero, conoce Jiménez (de 23) desde que el segundo tenía 14, casi 15 años, cuando se encontraron en la Academia Amaurys Nina en la República Dominicana. Ahora son buenos amigos y sus familias se reúnen frecuentemente, pese a vivir a hora y media de distancia unos de los otros.
“Quedé impresionado la primera vez que lo vi”, dijo Encarnación. “Estaba conectando bombas a la banda contraria y al jardín central. Tenía mucho talento para su edad”.
“Fue a ver a su sobrino”, dijo Jiménez. “Practicamos y jugamos juntos. Luego de ese día, comenzamos a hablar y seguimos en contacto”.
Estaban en Glendale, Arizona al momento de realizarse estas entrevistas a finales de la semana pasada, pero el lugar en el que quieren estar es el tope de la División Central de la Liga Americana. Jiménez viene de una estelar temporada de novato, en la que dio 31 jonrones.
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Mejorar su defensa en el jardín izquierdo es una meta importante para Jiménez, además de incrementar su producción desde el comienzo. Encarnación verá tiempo de juego en la inicial, pero su puesto principal será el de bateador designado, donde podrá enfocarse en sus batazos de poder.
El informe de los escuchas representa parte de lo que pueden aportar cada uno. Jiménez y Encarnación se encargan de proveer el resto de la información.
“Como jugador, puede poner los números que quiera”, dijo Encarnación sobre Jiménez. “Tiene el poder y la madurez. Tiene una idea cuando va al plato. Es un buen muchacho, bien humilde y viene de una gran familia”.
“Es una persona humilde. Siempre trata de ayudar a la gente”, dijo Jiménez sobre Encarnación. “En este negocio, cuando tienes a un jugador así, que trata de cuidarte, es importante. Como jugador, veo bien cómo batea. Todo el poder que tiene y la manera en que corre las bases…”
En ese punto, Jiménez mostró su sonrisa e hizo el gesto con el brazo que hace Encarnación cuando recorre las bases tras un jonrón, como si estuviera sosteniendo una cotorra. Ese trote comenzó en el 2012 tras un grand slam.
Encarnación no se dio cuenta de lo que estaba haciendo, pero sus compañeros lo convencieron a que lo siguiera haciendo. “A todos les gusta ahora”, dijo Encarnación. “Ponen varias cosas en mi brazo. De eso es lo que más hablan: de la cotorra”.
“Estoy emocionado de que esté aquí”, dijo sobre Encarnación el inicialista cubano de los Medias Blancas, José Abreu. “Todos sabemos la calidad de jugador que es. Sabemos de lo que es capaz al bate. Es una gran adición”.
Abreu jugó un rol importante en esa amistad. Encarnación habló con el primera base de los White Sox y le dijo lo siguiente: “Cuida a mi muchacho”, cuando Jiménez llegó a las Mayores en el 2019.
“Tener personas como Abreu, que cuidan de los más jóvenes cuando llegan a las Mayores, es increíble”, dijo Encarnación.
“Es muy bueno tenerlo aquí y en mi vida”, dijo Jiménez de Encarnación.
Antes de los entrenamientos, Encarnación y Jiménez se encontraron en el funeral del padre de Encarnación, Elpidio. Encarnación le ha dado consejos a Jiménez sobre las Mayores, pero fue Jiménez quien recibió a Encarnación en su casa después de pactar por un año y US$12 millones, con una opción para el 2021, con los Medias Blancas.
“Ahora puedo ver todo lo que hace y estaré velando por él y sé que él hará lo mismo por mí”, dijo Encarnación, sacándole una risa a Jiménez. “Para los dos lados. Será un año divertido para ambos”.
“Nos conocemos desde hace mucho tiempo”, dijo Jiménez. “Llevarle un título juntos al Sur de Chicago sería bien especial”.