Culminación brillante de la Fernandomanía
Tras liderar la liga en aperturas, blanqueadas, entradas lanzadas y ponches en una temporada que le valió el Premio Cy Young y la condición de Novato del Año, Fernando Valenzuela no había terminado de dejar su huella en la campaña de 1981 de los Dodgers.
Para nada.
La sensación mexicana continuó su dominio en la postemporada, la más larga para ese entonces debido a la huelga de aquel verano. Valenzuela hizo cinco aperturas en octubre, dos de las cuales fueron con los Dodgers enfrentando la eliminación.
Fernando dejó huella también entre sus compañeros
Ninguna de las presentaciones sería más recordada que el Juego 3 de la Serie Mundial en el Dodger Stadium, con Los Ángeles abajo 0-2 en el Clásico de Otoño. No era un partido de eliminación, pero un partido más que crucial. Los tambaleantes tres innings de Fernando, la decisión del manager Tommy Lasorda y la valiente actuación de Fernando sin su mejor material fue un último acto espectacular de la Fernandomanía en 1981. Y cambió el rumbo de la Serie Mundial a favor de los Dodgers.
“Lo demostró durante todos los playoffs”, dijo Mike Scioscia, receptor de muchos años de Valenzuela en los Dodgers.
Efectivamente, después de ganar 13 juegos en la campaña regular y permitir una sola vuelta en ocho entradas en el Juego 1 de la Serie Divisional vs. los Astros, Fernando volvió a la lomita en Los Ángeles para medirse con Houston nuevamente, con los Dodgers al borde de la eliminación. Su juego completo de una sola carrera preparó el escenario para que los azules salieran airosos al día siguiente para avanzar a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional contra los Expos de Montreal.
Fernando empezó a hacerse sentir en 1980
Valenzuela entregó una apertura de calidad en el Juego 2 de dicha serie en Los Ángeles (seis episodios, tres carreras), pero él y los Dodgers cayeron víctima de una blanqueada de Ray Burris. Cinco días después, en un helado Estadio Olímpico de Montreal en el decisivo Juego 5 con la serie empatada 2-2, Fernando exhibió las agallas de un campeón ante una alineación que incluía a tres futuros miembros del Salón de la Fama: Andre Dawson, Gary Carter y Tim Raines.
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Esa tarde, Valenzuela concedió apenas una carrera en 8.2 entradas. Con el partido empatado 1-1 en el noveno inning, Rick Monday conectó su famoso cuadrangular para darles la victoria a los Dodgers, con Bob Welch sacando el último out.
Con sólo tres días de descanso, Valenzuela inició el Juego 3 del Clásico de Otoño ante unos Yankees que habían ganado los primeros dos encuentros en el Bronx.
Fernando, gran atracción en la ruta en 1981
A Fernando no le fue bien en los primeros tres capítulos y los Dodgers se veían en peligro de caer 0-3 en la serie. Tras tener una ventaja de 3-0 en el primer inning del juego, Valenzuela permitió cuatro vueltas en los siguientes dos actos, incluyendo jonrones de Bob Watson y Rick Cerone. Después de que el cuadrangular de Cerone le diera una ventaja de 4-3 a Nueva York, Lasorda visitó el montículo y la mayoría de los 56,236 fans en Chávez Ravine—además de ambos equipos y el mismo Fernando—pensaban que ya había terminado la labor del Toro.
Se ha contado un sinnúmero de veces que Lasorda—quien sabía comunicarse de manera eficaz en español, gracias en gran parte a su experiencia dirigiendo en la Liga Dominicana—le dijo a Valenzuela en castellano que si el zurdo no permitía más carreras, los Dodgers ganarían el partido, y que Valenzuela, a quien rara vez en aquellos tiempos se escuchaba hablando inglés, le contestó en dicho idioma, “Are you sure?”
Desde ese momento, Valenzuela puso de su parte. Aunque no tenía el mejor comando de su famoso tirabuzón (screwball) y dio siete bases por bolas—la mayor cantidad en todo el año—dejó en blanco a los Yankees el resto del camino. Y los Dodgers sí regresaron, ganando el encuentro por 5-4 detrás del juego completo de 147 pitcheos de Fernando.
(Lasorda) me conocía, la forma que me gustaba lanzar”, recordó Valenzuela. “Por la forma mía, del estilo que tenía para lanzar, no iba a ser digamos de pocos lanzamientos. Es una de las cosas que siempre preparaba mi brazo para más lanzamientos. Realmente, bueno, eso me ayudaba bastante para aguantar todos esos innings. Sabía lo que podía hacer y creo que eso fue una de las razones por las cuales me dejó que terminara ese juego en la Serie Mundial. Estábamos dos juegos atrás. Entonces, era importante, jugando en casa, tener esa victoria”.
Agregó Scioscia, quien entró a dicho partido en medio de las hostilidades, en lugar de Steve Yeager: “Fernando lanzaba más allá de su edad, desde el principio. Creo que eso se vio ejemplificado en el Juego 3 contra los Yankees. La confianza que teníamos en él, además de la de Tommy y los coaches, fue auténtica y sabíamos que de alguna manera, él lo iba a lograr”.
Los Dodgers no miraron hacia atrás, ganando los siguientes tres choques para coronarse en seis partidos—con Fernando listo para abrir un potencial Juego 7 en Nueva York que nunca ocurrió.
El Juego 3 resultó ser una brillante culminación de la Fernandomanía en 1981, poniendo a los Dodgers en el camino hacia un título de Serie Mundial.