“Lo que pida”: Cuando S.L. vio a Yadi Molina
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“Denle todo lo que pida”.
Esas fueron las palabras sabias que John Mozeliak escuchó de parte del escucha Steve Turco hace más de 20 años acera de un jovencito de 18 años de edad de nombre Yadier Molina. En aquel momento, Mozeliak era el director de escuchas de los Cardenales, y su departamento acababa de seleccionar al careta en la cuarta ronda del Draft amateur del 2000 proveniente de la preparatoria Ladislao Martínez en Vega Alta, Puerto Rico.
La fecha límite para firmar se aproximaba, el tiempo asignado para concretar un acuerdo con el hermano menor de dos receptores ligamayoristas estaba cerca de expirar, y Turco no podía entender por qué se estaba tardando tanto.
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“Recuerdo haber enviado a Steve Turco, nuestro escucha asignado a la Florida en ese momento, a ver jugar a Yadi en un torneo de la Legión Americana, y después me llamó y me dijo, ‘Hey Mo, ¿cuál es el problema aquí?”, relató Mozeliak, ahora presidente del departamento de operaciones de béisbol de los Cardenales. “Le dije que el muchacho pedía más de su valor asignado (como selección del Draft), y yo estaba tratando de determinar cuánto dinero destinar en él”.
Turco no tardó en dar un simple consejo, el cual ayudó a minimizar el debate. Los Cardenales firmaron a su jugador de preparatoria, ofreciéndole un bono por firmar de US$325,000.
Las negociaciones que se llevaron a cabo esta temporada muerta entre Molina y los Cardenales fueron probablemente más rigurosas que la idea de darle al ahora veterano receptor lo que el pidiera, pero una vez más ambas partes llegaron a un acuerdo, con Molina firmando un contrato por un año y US$9 millones el martes.
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“En mi relación con Yadi, él entiende y reconoce que apreciamos todo lo que ha hecho para nosotros y la admiración que le tenemos como jugador”, indicó Mozeliak al final de la campaña del 2020. “Existe satisfacción porque las negociaciones se concretaron bajo tu escudo, pero tiene que ver más con que eres un fanático real y aprecias su grandeza como jugador”.
Aunque el valor de Yadi en el terreno se ha hecho mucho más evidente a través de un largo historial de éxito que incluye nueve convocatorias al Juego de Estrellas, nueve Guantes de Oro, cuatro Guantes de Platino, un Bate de Plata y dos anillos de Serie Mundial en sus 17 años como ligamayorista y más de 2,000 juegos con el uniforme de los Cardenales, destellos de dicha grandeza estuvieron ahí desde el principio.
“Probablemente pudo haber llegado a Grandes Ligas como receptor en su primer año en las menores”, destacó Mozeliak. “Entendía bien los matices de un receptor. Tenía a dos hermanos [en Bengie y José] quienes eran receptores activos en las Mayores. Su conocimiento y entendimiento del juego eran increíbles.
“Pienso en nombres como Larry Walker, Scott Rolen, Jim Edmonds, cuando respondo [en relación con grandes jugadores]. Lo que este tipo de jugadores tienen en común es un gran instinto e inteligencia por el béisbol. Definitivamente todos ellos son bien talentosos, no hay duda, pero en lo que se refiere a entender el juego han dejado la vara bien alta”.
Para Mozeliak, un aspecto a destacar de Molina en particular es su capacidad para crecerse en momentos importantes, y de hacer el trabajo cuando el resultado está en juego.
Se disputaba el Juego 7 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional del 2006 y Yadier Molina era un receptor de apenas 23 años de edad en su tercera temporada en las Mayores, también era su tercera SCLN para el boricua. Jeff Suppan subió al montículo por San Luis en contra de los Mets en Shea Stadium, y el derecho lució efectivo, permitiendo solamente una carrera y dos hits en poco más de siete entradas, pero también se vio errático e ineficiente, con cinco bases por bolas otorgadas, una de ellas intencional.
Nueva York anotó en el primer acto, pero los Cardenales igualaron la pizarra en la parte alta del segundo inning y el marcador permaneció empatado por las siguientes seis entradas. En la parte alta del noveno, con un out y Rolen en la inicial, Molina se paró en la caja de bateo. El puertorriqueño ya había sido un jugador clave para el equipo detrás del plato, echando a andar su magia con Suppan y manejando su cuerpo de lanzadores con un colmillo de veterano. Pero ahora le llegaba el momento de definir el partido.
Envió el primer pitcheo que vio de Aaron Heilman sobre la cerca para darle a su equipo una ventaja que nunca perdería, enviándolos directo a la Serie Mundial donde vencieron a los Tigres en cinco encuentros, y se agenció su primer título con el club.
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“El impacto que tuvo en ese juego fue increíble”, elogió Mozeliak. “Ahí es cuando te das cuenta de su grandeza”.
Turco vio algo temprano, y Mozeliak puede recordar una conversación con el finado Dave Ricketts en la que identificaba la profundidad del potencial de Molina casi de inmediato. Pero en ese momento pensar que aún tendrían al puertorriqueño en sus filas 20 años después era un sueño.
“Obviamente el muchacho es una figura icónica de los Cardenales de San Luis”, manifestó Mozeliak. “Ha jugado toda su carrera para nosotros. Todo lo que ha logrado … no nos sorprende del todo porque lo hemos visto desde el punto de vista orgánico. Verlo evolucionar fue una clase de estado natural para nosotros”.