Beltré recuerda sus inicios: “Nunca pensé en llegar hasta donde estoy”

COOPERSTOWN, Nueva York – De cara a su exaltación al Salón de la Fama este domingo en Cooperstown, Adrian Beltré se acuerda claramente de sus inicios en el béisbol profesional a mediados de los años 90.

Dos de ellos son los siguientes: Su primer turno en la Dominican Summer League, en el que disparó cuadrangular en el Estadio Quisqueya de Santo Domingo – donde él mismo había visto como fanático en su infancia juegos de la Liga Dominicana, sobre todo su equipo favorito de la niñez, los Tigres del Licey – y las palabras de aliento de dos de las leyendas entre los scouts de la República Dominicana, el cubano Rafael Ávila y el dominicano Pablo Peguero.

Así se empezó a sembrar una carrera de 21 años en Grandes Ligas para el dominicano Beltré, uno de los mejores antesalistas en la historia de las Mayores. El domingo será la culminación de todo ese esfuerzo, cuando se reconocerá una trayectoria de 3,166 hits, 477 jonrones, cinco Guantes de Oro, cuatro Bates de Plata y cuatro Juegos de Estrellas.

“Hubo comentarios al principio de mi carrera, antes de (yo) venir a los Estados Unidos, de coaches y scouts que hicieron esos comentarios, que para mí, fueron ridículos”, dijo Beltré al recordar la confianza que le tenían Ávila – fundador y el entonces director de Campo Las Palmas, la academia de los Dodgers en la República Dominicana, y la primera de su tipo en el país – y Peguero, un scout de lujo en sus tiempos. “Yo nunca pensé en llegar hasta donde estoy”.

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¿Y cuáles eran esos comentarios de las dos figuras tan veneradas en cuanto al desarrollo de talento joven en R.D.?

“Que si yo seguía trabajando y empezara a poner mis prioridades correctas, que yo tenía chance de llegar al Salón de la Fama”, reveló Beltré, de 45 años de edad. “Pero ahora ver que yo estoy aquí en este lugar, exaltado al Salón de la Fama y recordando el momento en que ellos hicieron esos comentarios, es algo increíble”.

Todo empezó cuando Beltré tenía, en los datos oficiales, 16 años (más adelante, se descubriría que tenía apenas 15 al comenzar como profesional, lo cual resultó en una investigación y una suspensión de Ávila y Peguero). A tan joven edad, Beltré se paró en la caja de bateo en el parque de pelota ubicado en Ensanche La Fe que tanto había venerado como aficionado del béisbol criándose en la misma ciudad de Santo Domingo.

“Me sentía completamente nervioso; era mi primer turno profesional”, recordó Beltré. “Pero de una manera u otra, pude conectar un buen batazo en el estadio (al) que yo como niño me gustaba ir. Cuando yo pude conectar un jonrón en ese estadio, que es histórico en mi país, todo lo otro era como que yo andaba en las nubes. Fue un momento muy especial para mí que nunca se me va a olvidar”.

Aquel punto de partida fue hace casi 30 años. Ahora, en Cooperstown, se ve “la cereza sobre el pastel” con la placa de Beltré en el Salón de la Fama.

“Me siento honrado”, dijo Beltré. “Nunca pensé en estar en ese grupo, para nada. Y estoy agradecido”.

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