Los Nacionales siguen de fiesta y esto parece que no tiene un fin
A diferencia de los campeones de la NHL, los muchachos que amarran el título de la Serie Mundial no se llevan el trofeo de parranda como sus homólogos del hockey que pasan de ciudad en ciudad con la Copa Stanley.
En el 2003, cuando los New Jersey Devils quedaron campeones, a uno de los representantes del equipo se le olvidó subirse en un avión en Toronto con la copa para el vuelo hacia Eslovaquia.
Cuando los St. Louis Blues se coronaron campeones en junio, la copa atravesó por siete estados estadounidenses, ocho provincias canadienses, tres continentes.
A final del día un viaje que recorrió 28,830 millas con una parada en el Busch Stadium de cara a un partido de los Cardenales.
El joven Víctor Robles no pudo regresar con el Commissioner’s Trophy a la República Dominicana luego de celebrar en alto el primer campeonato en la historia de los Nacionales de Washington con un desfile, una ceremonia en el hielo de los Washington Capitals y la visita a la Casa Blanca.
Sin embargo, su barrio, La Esperanza, en Santo Domingo, le brindó a Robles una bienvenida de héroe con una fiesta que hasta incluyó la presentación de una orquesta de merengue típico.
Habrá que estar pendiente para ver cómo el resto del grupo celebra esta hazaña histórica.